Santa Fe vivió este fin de semana su celebración religiosa más convocante
Gran cantidad de fieles participó durante sábado y domingo de la festividad católica. La procesión y misa principal de este domingo fue la más multitudinaria. El templo continúa abierto hasta la noche.
La imagen de la Virgen de Guadalupe frente a la Basílica. Crédito: Pablo Aguirre
Este domingo a la siesta, con la tradicional procesión alrededor de la plaza y la misa central presidida por el arzobispo Sergio Fenoy, se realizaba la segunda jornada de la 124° Peregrinación Arquidiocesana a la Basílica de Guadalupe. Muchos santafesinos y fieles de localidades vecinas, participaron durante las dos jornadas de la tradicional y convocante festividad religiosa de la ciudad de Santa Fe, con epicentro en la iglesia ubicada en Javier de la Rosa 623.
Los fieles -algunos de ellos integrantes de grupos religiosos, jóvenes, taxistas, delegaciones de parroquias, niños, etc-, se fueron congregando a las distintas misas realizadas en ambas jornadas y que proseguían hasta las 21 horas del domingo. Mientras, una larga fila en el lateral oeste del templo iba renovándose minuto a minuto con personas que esperaban ingresar al camarín de la Virgen, sea para orar, agradecer o pedir.
La emoción de alguno de los fieles. Crédito: Pablo Aguirre
Paralelamente a lo que ocurría dentro del templo, en la explanada de la Basílica se llevaban adelante otras manifestaciones de fe. Con mantos de la Virgen -que fueron bendecidos el 12 de diciembre del año pasado y colocados junto a la imagen de María de Guadalupe en el camarín-, se cubrían a los fieles que así lo quisieran y se les daba una bendición. Igualmente había otros sacerdotes bendiciendo estampitas, rosarios, así como a las personas que buscan un aliento espiritual para seguir adelante.
"Estamos viviendo, sin lugar a dudas, un momento difícil desde el punto de vista social y económico. Este contexto hace que muchas personas vuelvan a descubrir la necesidad de la vida espiritual", había dicho a El Litoral el párroco de Nuestra Señora de Guadalupe, Olidio Panigo. "Descubrimos que la vida espiritual nos permite encontrar la fortaleza para hacer frente a esos problemas", agregó en su reflexión.
La postal de los alrededores se completaba con un stand que repartía botellas de agua bendita, una posada donde los peregrinos -que llegaban a pie desde distintos lugares- podían sentarse a descansar y comer algo, miembros de Cáritas que recogían donaciones de pañales y alimentos no perecederos, personal de Cruz Roja que se ocupaba de estar atentos a las necesidades de la gente, municipales que controlaban el tránsito.
También había algún que otro vendedor ambulante en los alrededores, aunque la mayoría de los puestos de venta fueron ubicados a unas cuadras de allí, sobre avenida Almirante Brown, en la Costanera, concitando el interés de una gran cantidad de público que aprovechó la festividad religiosa también para hacer un paseo en familia.
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