Virtudes y falencias en las obras que se hicieron y las que quedaron pendientes en la gestión Jatón
Hubo algunas destacadas y varias otras sin concluir que dependen del aporte de Nación. Los asentamientos en los reservorios y la poca anticipación a las lluvias de El Niño, en el debe.
Virtudes y falencias en las obras que se hicieron y las que quedaron pendientes en la gestión Jatón
La fragmentación urbana en la ciudad de Santa Fe divide el ejido urbano entre un sector tradicional que cuenta con todos los servicios y una amplia porción del territorio (en los barrios del oeste y del norte principalmente) que carece de la infraestructura básica para tener una vida digna: cloacas, entubado de desagües y pavimentación de calles, como los principales ítems entre las deficiencias fundamentales.
Durante la gestión de Emilio Jatón al frente de la Municipalidad, se encararon obras de envergadura en el norte de la ciudad, algunas de las cuales se finalizaron pero otras quedaron en realización y pendientes de lo que suceda con el gobierno nacional, ya que los fondos provienen de allí, lo que obviamente genera angustia e incertidumbre en los vecinos, encima con los frentes de obra abiertos en la puerta de sus casas.
Las obras que se encararon desde el municipio pusieron el énfasis en varios de esos barrios: San Agustín, Loyola, Yapeyú, La Ranita, 29 de Abril, Transporte, Villa Elsa, Los Hornos, Atilio Rosso, Estrada, Santa Rosa de Lima, Varadero Sarsotti, Pompeya, Playa Norte y Colastiné Sur, están en la lista de mejoras de distinta índole e importancia. En esos sectores de la ciudad (la mayoría muy postergados) se avanzó con agua potable de red, cloacas, desagües, pavimentación o mejorado en las calles y alumbrado público. En este punto, es plausible lo realizado.
La mayor obra fue el entubado del Camino Viejo a Esperanza, en una primera etapa de 700 metros (desde Gorriti hasta Larrea), mientras que se comenzó con la segunda parte, que es además la más extensa, con los 1.500 metros restantes. Esa sección está recién en una etapa inicial.
La parte del zanjón de Camino Viejo a Esperanza que se entubó se transformó en uno de los ítems positivos de la gestión.
Foto: Mauricio Garín
El tema de los zanjones y sistema de desagües (en una urbe siempre amenazada por las aguas, ya sea por ambos ríos –Paraná y Salado- como por las lluvias intensas) es uno de los más delicados y jerárquicamente más relevante para la ciudadanía, por la calidad de vida para los habitantes de esos barrios, pero también por los reiterados problemas cada vez que se dan precipitaciones abundantes, lo que redunda en anegamientos en muchos sectores de la ciudad, un déficit que la presente gestión no ha podido mejorar de la manera esperada, a pesar de contar la mayoría del tiempo con sequía y pocas lluvias -lo que le daba una destacada ventaja para el trabajo en campo-.
Por ejemplo, en el zanjón de Camino Viejo a Esperanza (esos 1.500 metros pendientes del entubado), la Municipalidad retiró este año 200 toneladas de basura acumulada, lo que sin dudas deja en evidencia el largo período de tiempo sin realizar este trabajo esencial, mientras se estaba en época de sequía. Lo mismo sucede con otros zanjones que todavía forman parte de la geografía urbana en los barrios del oeste y del norte de la ciudad.
Una obra importante ya finalizada es la flamante Avenida Galicia (denominada Paseo Galicia), que une a Aristóbulo del Valle con General Paz. Las últimas lluvias con intensidad demostraron que, aunque el agua escurre con mayor celeridad, esa arteria se inundó hasta arriba de la vereda en una importante extensión, impidiendo obviamente el tránsito de cualquier tipo, por lo cual los trabajos realizados no lograron solucionar esa cuestión central.
En las últimas lluvias intensas, así quedó la flamante obra de la Avenida Galicia: totalmente bajo el agua.
También se encararon obras de relevancia en el barrio 29 de Abril, pero el destino de las mismas se suman al estado de incertidumbre impuesto por el cambio en el gobierno nacional, de donde provienen los fondos. Lo mismo sucede con la Costanera Néstor Kirchner, un paseo costero fuera del ejido urbano central, que depende del dinero enviado desde la Nación.
El abandono de los reservorios
Si hay un tema que evidentemente ha quedado librado al azar en estos cuatro años, sin ningún tipo de control, es el cuidado de los reservorios, sobre todo para evitar su ocupación y que personas construyan sus viviendas en esas áreas de riesgo hídrico.
Hay que recordar que la ciudad de Santa Fe tiene cuatro grandes Zonas de Seguridad Hídrica (ZSH) distribuidas por todo su corredor costero, las cuales (por ordenanza) no pueden tener un uso residencial. Ubicadas en todo el borde de la ciudad, incluyen también a la zona de La Costa (El Pozo, Alto Verde y Colastiné). Y casi todas son reservorios.
A un lado y al otro de la autopista hay dos grandes reservorios. El agua de lluvia que cae en parte de la ciudad escurre hacia ellos y descarga en el Salado. Antes de la pandemia no estaban ocupados. Crédito: Fernando Nicola
Con inicio en 2020, durante la pandemia, varios de estos sectores -aprovechando también las prolongadas épocas de sequía-, fueron ocupados con asentamientos de nuevas viviendas, principalmente en los barrios Barranquitas Sur y Oeste, Atilio Rosso y Santa Rosa de Lima, contra la avenida Circunvalación; también en Playa Norte, Bajo Judiciales, El Pozo y Alto Verde. Todo eso fue posible por la ausencia del Estado, que no impidió el avance de las diferentes obras particulares.
Un caso aparte es el de Colastiné Norte. Allí, por fuera del anillo de defensa, no sólo se construyeron viviendas precarias, sino que también se ven casas de magnitud, con dos pisos, pileta de natación y bajada para las lanchas incluida. Esto, además ha generado un daño al talud de defensa, por el tránsito de vehículos sobre él y la extensión ilegal del tendido eléctrico, con postes clavados en el mismo.
Un kilómetro del talud de la defensa de Colastiné Norte está ocupado por unas 50 casas Crédito: Juan Vittori
Teniendo en cuenta entonces estos últimos aspectos desarrollados, la anticipación en los trabajos y controles ante la llegada del fenómeno de El Niño y sus abundantes precipitaciones e intempestiva crecida de los ríos -y más teniendo en cuenta el largo período de sequía que tuvo la región- es uno de los puntos principales a cuestionar en la gestión saliente de la municipalidad santafesina.