La semana pasada el gobierno provincial anunció la construcción de una central fotovoltaica en San Lorenzo, pero se sumarían dos más en Tostado y San Cristóbal. Además, está avanzado el proyecto para instalar aerogeneradores en Rufino, en un central que generará 25 megavatios de potencia/hora.
Gastón Neffen
gneffen@ellitoral.com
La decisión de construir una central fotovoltaica de 1 megavatio de potencia/hora en San Lorenzo, a metros de la autopista Santa Fe-Rosario, forma parte de un plan para impulsar el desarrollo de energías renovables en la provincia y encontrar alternativas que permitan atenuar la dependencia del paradigma fósil: quemar gas o fueloil en centrales térmicas.
Es un primer paso, en un lugar de mucha visibilidad, para demostrar que la energía solar es una opción viable y concreta para generar energía y contagiar con el ejemplo. Es lo que se propone el gobierno santafesino, que invertirá 25 millones de pesos, aproximadamente, para construir la central de San Lorenzo que estaría terminada a principios de 2015 (una vez que sea adjudicada, la obra demora unos 6 meses). Será la tercera central solar que hay en la Argentina (las otras dos están en San Juan).
Con un megavatio se puede abastecer la electricidad que necesitan 300 hogares, según los cálculos de la Subsecretaría de Energías Renovables de Santa Fe. Puede parecer poco en comparación con los 240 megavatios que generará la usina de la central térmica que se construye en el Parque Industrial de Sauce Viejo, pero tiene un alto valor simbólico y puede ser un precedente valioso para que la provincia, las empresas privadas y los propios santafesinos se animen a apostar por las energías renovables.
“La inversión inicial es cara, pero una vez instalada la central fotovoltaica, el mantenimiento es mínimo y lo único que se necesita es la luz del sol. Tiene una vida útil de 30 años”, contó Damián Bleger, subsecretario de Energías Renovables, en una entrevista con El Litoral.
El gobierno tiene en marcha dos proyectos para instalar centrales fotovoltaicas en San Cristóbal y Tostado, en el norte de la provincia. Cada una tendrá la potencia instalada para producir 5 megavatios/hora; es decir, cinco veces la capacidad de la que se construirá en San Lorenzo, por lo que podrán abastecer a 1.500 hogares. Es una cifra importante en ciudades que tienen una población cercana a los 15.000 habitantes. “Esas centrales también mejorarán la potencia del servicio eléctrico en zonas en las que a veces hay dificultades con la tensión”, explicó Bleger.
También es una forma de transformar en energía la intensa radiación solar que hay en el norte de la provincia. “En realidad, en toda la provincia hay muy buenas condiciones para aprovechar la energía solar”, asegura Bleger.
Lo que viene
El gobierno provincial proyecta, además, otra central eléctrica con eje en las energías renovables: el Parque Eólico de Rufino (ver “En Rufino se apostará al poder del viento”) y un conjunto de políticas específicas para impulsar a los santafesinos a comprar calefones y paneles solares, a los municipios a generar biogás con los residuos urbanos (en Santa Fe y Rosario hay proyectos avanzados) y a los tambos y feedlots a procesar sus efluentes para obtener energía, entre otras iniciativas (ver infografía).
En San Carlos Sud, por ejemplo, hay un barrio solar: son diez viviendas equipadas con calefones solares y paneles fotovoltaicos para generar su propia energía. Un problema que tenía este tipo de iniciativas era que faltaba un protocolo de interconexión para que la energía que generaba una vivienda, con un pequeño aerogenerador de baja potencia o un panel solar, también pudiera ser volcada a la red de distribución de la Empresa Provincial de la Energía (EPE).
El dato El sol calienta el agua de la ducha El gobierno provincial y el Banco de Santa Fe lanzaron una línea de crédito para comprar termotanques solares, una tecnología que puede hacer una diferencia en las zonas que no están abastecidas por la red de gas natural. Los planes son de hasta 60 cuotas, con tasas preferenciales.
En Rufino se apostará al poder del viento En el sur de la provincia, el gobierno encargó estudios para que se midiera la calidad del recurso eólico en Rufino, Venado Tuerto, San Jorge y Las Rosas. Luego de analizar los resultados, se decidió instalar el parque eólico en Rufino. El proyecto se está realizando con el asesoramiento de Héctor Mattio, un referente en el país en la planificación de este tipo de centrales. “La idea es colocar 11 aerogeneradores que tendrán la capacidad de generar 25 megavatios/hora”, destacó Damián Bleger, subsecretario de Energías Renovables de Santa Fe. La provincia tiene previsto buscar financiamiento internacional para el proyecto, pero también está abierta al interés de grupos privados. La energía eólica puede ser una buena alternativa para diversificar la matriz energética en el país, sobre todo a partir de la buena calidad de los vientos de la Patagonia y la Cordillera de los Andes. En Europa, España y Alemania, los países más avanzados en este tipo de tecnología, con aerogeneradores generan unos 20.000 megavatios, una potencia similar a toda la demanda energética de la Argentina.
“Desde octubre del año pasado contamos con un protocolo de interconexión. Lo que hacen los técnicos de la EPE es colocar un medidor bidireccional que registra la energía que esa vivienda aporta a la red y que luego se descuenta de la factura del cliente”, explicó Bleger. En El Trébol ya hay un caso concreto. El ingeniero Marcelo Lenzi se convirtió en el primer santafesino habilitado por la EPE para “vender” el excedente de energía que genera en su casa con paneles solares e incorporarlo a la red de distribución. “La energía es un recurso escaso y cada vez más caro. La idea de estimular la penetración de las energías renovables también se relaciona con la necesidad de preparar a los santafesinos para un potencial tarifazo. En vez de comprar televisores LCD y aires acondicionados, se puede invertir en paneles solares y biodigestores para generar energía”, propuso el subsecretario de energías renovables. Otro proyecto interesante es el de generar un normativa que obligue a reutilizar el aceite que utilizan bares y restaurantes, que se vierte en la red de cloacas y luego en los cursos de agua —lo que es un foco de contaminación—, para producir biodiésel, un rubro en el que Santa Fe es una verdadera potencia global (a pesar de las dificultades de los últimos años, sobre todo por el cierre del mercado europeo al biodiésel argentino), a partir de la competitividad del polo de producción de este biocombustible en las terminales portuarias del Gran Rosario en las que se procesa la soja. Oportunidades En las escuelas y viviendas rurales, muchas veces aisladas de los centros urbanos y de las redes de distribución eléctrica, las energías renovables pueden hacer una diferencia. En la zona de islas de Reconquista, en la escuela primaria Nº 1312 de la isla Guaycurú el gobierno provincial instaló un pequeño generador eólico, paneles fotovoltaicos y un calefón solar, además de reconstruir la escuela sobre pilotes para evitar problemas cuando el río crece. En Santa Fe también hay escuelas rurales que utilizan cocinas solares. Hay muchas oportunidades en la cadena agroindustrial para generar energía. Las empresas arroceras pueden utilizar sus residuos —las cáscaras de arroz, por ejemplo— como biomasa. Con biodigestores, los tambos y feedlots tienen una alternativa para procesar sus efluentes y producir metano (a partir de la bosta), que luego se puede utilizar para calefaccionar o se puede transformar en energía eléctrica. En Villa Ocampo, en el polo cañero, hace varios años que se analiza la posibilidad de producir etanol a base de la caña de azúcar, un proyecto clave para el desarrollo económico de esta región de la provincia. La variedad de proyectos e iniciativas que ya están en marcha confirman que las energías renovables comienzan a dejar de ser una utopía deseable en la provincia para transformarse en un eje de desarrollo económico y de diversificación de la matriz energética.