El Litoral
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Prevén que se complemente con el Parque Norte y se vincule los bajos del Salado con los del Paraná.
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Una Granja La Esmeralda articulada en tres franjas con un parque público al norte, el área educativa y recreativa en el centro, y una zona específica al sur con edificios como el Hospital Veterinario, el área de rehabilitación y el Ministerio de Medio Ambiente. Esos son los principales rasgos de la propuesta ganadora del Concurso Nacional de Ideas Granja La Esmeralda que realizaron en forma conjunta el gobierno provincial y el Colegio de Arquitectos Distrito 1.
El certamen convocó a un centenar de propuestas de todo el país para hallar “nuevas respuestas en ese espacio de rescate de la fauna local, que permitan crear vínculos renovados entre la comunidad administrativa, científica y ciudadana, adaptándose a las nuevas coyunturas que la actividad atraviesa”, se detalla en las bases del concurso, que gestionó el Ministerio de Obras Públicas.
Se trata del último de los tres concursos convocados por la provincia, a través del Colegio de Arquitectos. El primero fue para la nueva sede de la escuela Mantovani y, el segundo, para la sede del Ministerio de Innovación y Cultura. “Una vez más pudimos entregar los premios tras haber concretado tres concursos y con un importante éxito, no sólo por la cantidad de participantes, sino también por la calidad de las propuestas”, sostuvo el ministro de Obras Públicas, Julio Schneider.
El ganador fue el proyecto presentado bajo la clave “Tipa”, desarrollado por los arquitectos Gustavo Giobando, María Josefina Giobando y Maximiliano García, con asesoría de la ingeniera agrónoma Fabián Rotondi y el licenciado en biodiversidad Juan Manuel Bullo.
El jurado argumentó que el proyecto ganador concibe a la Granja como “un conector ecológico”, y que refuerza “un lineamiento urbanístico que estructura el norte de la ciudad”. En concreto, la propuesta vincula a la Granja La Esmeralda con el Parque Norte y la considera un “elemento de un cordón verde en sentido este-oeste que vincula los sistemas de la laguna Setúbal y del río Salado, funcionado como conector ecológico” trazado sobre Gorriti, la avenida que atraviesa la ciudad en ese sentido.
Conectividad en el plan urbano
El proyecto busca potenciar la futura conexión entre la Granja La Esmeralda y el Parque Norte, con una propuesta urbanística que trasciende los límites de la Granja. La idea es construir progresivamente corredores verdes sobre el trazado de valles como la avenida Gorriti, la conexión de la Granja con el Parque Norte, y la potencial continuidad de la calle Crucero Argentino Gral. Belgrano.
“El proyecto instala el principio de la conectividad ecológica: que los ambientes del entorno inmediato de la ciudad tienen que encontrar la forma de vincularse. Desde allí proponemos facilitar esa conectividad ecológica en sentido este-oeste a través de corredores que coinciden con avenida Gorriti, para unir los ambientes de los bajos del Salado con los bajos de la laguna Setúbal. Esto se concreta al darle contacto a la copa de los árboles, que son los que efectivamente posibilitan la vinculación ecológica”, explicó Giobando.
Masterplan
El proyecto para La Esmeralda propone una transformación progresiva de la situación actual a partir de la definición de tres grandes zonas que diferencian los usos más públicos y abiertos de los más específicos y cerrados.
La zona del parque público, ubicado al norte del predio, busca la concreción de un paseo que se conecte con el Parque Norte y favorezca la consolidación de un sistema de espacios públicos continuo de distintas características. El proyecto ubica en el centro del predio a la zona educativa, donde también desarrollar las áreas de exhibición, como articuladora de los sectores de usos públicos con los técnicos. En el sur del terreno se ubicó la zona específica —es el sector menos expuesto al espacio público—, destinada a los usos vinculados con la rehabilitación, la investigación, el área de logística y de servicios generales.
Esta planificación se corresponde con las bases, que preveían tres ambientes: los bajos submeridionales, la cuña boscosa y el valle del río Paraná (zona de islas) que debían estar representados en el proyecto.
“En línea con las tendencias más actuales de estos parques, la idea fue tratar de reproducir los ambientes naturales locales. Para eso, aprovechamos los sectores donde hay más arboles para desarrollar la cuña boscosa. Luego, continuando la traza de la calle central actual, prolongamos y ampliamos el sistema de estanques en un canal que se desarrolla en la calle y reproduce el ambiente del Paraná. Al costado, hacia el norte, en una zona donde aprovechamos para poner los reservorios pluviales, se reproduce el ambiente de los bajos submeridionales, que a veces están inundados y a veces secos”, detalló Giobando.
Recorrido
El plan prevé que estos ambientes sean atravesados por un una pasarela por la cual los visitantes puedan hacer el recorrido completo por de estos tres ambientes. “La pasarela es como la del Parque Nacional Iguazú: en ningún momento toca el piso de lo ambientes. Allí se dispondrán los animales, en la medida de los posible sueltos, tratando de evitar la imagen de la jaula tradicional por otra de grandes dimensiones o de rejas ocultas, sumergidas en el agua”, explicó el arquitecto.
Como acceso a la pasarela se ideó el Centro Educativo. “Debe contar con todos los controles de acceso y con un centro de interpretación ambiental adonde recibir a los visitantes, dar las explicaciones del caso para luego realizar el circuito”, dijo Giobando. Su proyecto también ubicó allí un espacio para bar y restaurante, con visuales hacia la zona educativa, de exhibición.
“La pasarela es como la del Parque Nacional Iguazú: en ningún momento toca el piso de lo ambientes. Allí se dispondrán los animales, en la medida de los posible sueltos, tratando de evitar la imagen de la jaula tradicional por otra de grandes dimensiones o de rejas ocultas, sumergidas en el agua”.
Gustavo Giobando, arquitecto