El teléfono se volvió una herramienta necesaria en la vida de (casi) todas las personas. Pero para 1.700 mujeres de la provincia resultó fundamental aunque tal vez ellas no lo sepan: ese es el principal vehículo con que cuentan integrantes del equipo de la Guardia Telefónica de Violencia de Género, para atender y canalizar consultas de municipios y comunas cuando ocurre una situación en cualquiera de las ciudades y localidades santafesinas.
El grupo depende de la subsecretaría de Políticas de Género. Es allí donde tienen sede sus integrantes y, también, el aparato que los comunica con los equipos de atención primaria que operan en cada localidad a través de un número telefónico exclusivo. Esto es así a partir de un convenio realizado el mismo año de creación de la Guardia con la Línea Nacional 144, que asiste y asesora en forma directa a víctimas de violencia de género las 24 horas del día, los 365 días del año, y posteriormente deriva allí las situaciones que pertenecen a la provincia a fin de que articule con los equipos locales para garantizar un acompañamiento personalizado de cada víctima.
La guardia funciona como tal desde principios de 2015. La integran profesionales de Psicología en su gran mayoría, y una abogada; pero también pasaron por ese espacio especialistas en Trabajo Social.
“Nuestra misión es garantizar que los equipos territoriales intervengan ante todas las situaciones de violencia que abordan”, y para ello acompañan, asesoran, articulan y ponen a disposición de los equipos locales la Red de Casa de Protección de la provincia para resguardar a mujeres en situación de riesgo de vida.
“Pero no trabajamos en forma directa con las víctimas de violencia”, dicen quienes prefieren identificarse más con el concepto de equipo que por sus nombres y apellidos.
Se trata de un segundo nivel de intervención (el primero son los equipos territoriales, pero también comisarías, centros de salud, jueces y fiscales) para un abordaje integral de las situaciones de violencia: “Esto significa asegurar que las necesidades de la víctima tengan cobertura en cuanto a atención médica, asesoramiento legal, salud mental y resguardo de su integridad física”. Para ello, se articula con otros organismos a partir de una red de contactos bien aceitada que se fue construyendo en todos estos años de intervención.
Desde 2015 la demanda de atención creció, coinciden integrantes del equipo. Pero el dato tiene doble lectura. Por un lado es probable que más situaciones de violencia dejen el ámbito privado y lleguen a hacerse públicas, pero también aumentó la presencia y el fortalecimiento de los equipos territoriales: en los últimos años se consolidaron más de 200 áreas mujer, que se suman a las que ya existían.
Protocolo y prioridad
La intervención del equipo está organizada en un protocolo. Así, ante cada situación se genera una ficha de registro que se comparte con los equipos de atención para que hagan un seguimiento y monitoreo”. Pero también hay protocolos especiales, por ejemplo, para femicidios; en ese caso se activan dos comunicaciones: una con el equipo territorial y otra con los fiscales que intervienen en el caso para conocer la carátula y si hubo denuncias previas.
En este punto, señalan que es fundamental “recuperar la figura del agresor”. Y lo explican: “Muchas veces, en el afán de cuidar a la mujer y resguardar su integridad, se olvida que hay un agresor sobre el que tiene que actuar la Justicia y que esa mujer no puede estar expuesta a un nuevo riesgo”.
La Mesa Ni Una Menos convoca a una concentración para esta tarde desde las 17 en la Plaza San Martín (Primera Junta y 9 de Julio) para marchar luego hacia la Plaza de Mayo. Allí se leerá un documento con reivindicaciones y reclamos para erradicar toda forma de violencia hacia mujeres, lesbianas, travestis y trans.
Hasta las 21, las líneas urbanas de colectivos no cobrarán boleto a quienes deseen participar de la marcha.