Un grupo de científicos santafesinos logró determinar que el hantavirus también se propaga a través de otras especies distintas a la designada como la principal fuente de infección. Esto abre el campo de investigación a otras especies que hasta ahora no eran tenidas en cuenta en la búsqueda de controlar la enfermedad.
La investigación a cargo de miembros del Laboratorio de Ecología de Enfermedades (LEcEn) de la Facultad de Ciencias Veterinarias de Esperanza, el cual forma parte del Instituto de Ciencias Veterinarias del Litoral (UNL - CONICET), duró dos años y demandó 20 campañas de muestreo en la zona del Delta del río Paraná, en la zona de Campana, provincia de Buenos Aires. De la misma participaron la becaria posdoctoral Valeria Colombo, el investigador especialista en biología molecular Lucas Monje, y el director del grupo, el investigador eco-epidemiólogo Pablo Beldomenico.
Además de los científicos santafesinos del LEcEn y del Departamento de Ciencias Naturales (FICH - UNL), también participaron especialistas en virus y en roedores de las provincias de Buenos Aires y de Córdoba, pertenecientes al Instituto Maiztegui, CONICET, el Instituto de Diversidad y Ecología Animal (IDEA), de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, Universidad Nacional de Córdoba.
En la actualidad existen muchas cepas de hantavirus en el mundo, y varias están en Argentina. También hay muchas especies diferentes de roedores silvestres. Algo muy aceptado es que cada cepa es mantenida en la naturaleza por una especie de roedor, a la que se la llama “reservorio”. El estudio encontró el virus de una cepa determinada en la especie “equivocada”, mientras que la que sería la “reservorio” y habitaba el mismo lugar no estaba infectada. Esto sugiere fuertemente que la premisa: “cada cepa con su especie de roedor” no es tan así. Un trabajo recién publicado en Estados Unidos (https://www.mdpi.com/1999-4915/11/7/671) cita la investigación argentina, entre otras, y aporta más sobre este nuevo entendimiento para la ecología de los hantavirus.
Entre las implicancias que tiene el hallazgo, podría mencionarse que controlar a una especie determinada de roedor, como puede ser un colilargo particular asociado a una cepa de hantavirus, no garantiza que la cepa no se propague. Esta era una de las hipótesis de los investigadores. Y en el mismo sentido trabajan ahora otros científicos del mundo, que recogieron la nueva evidencia dada a conocer en todo el globo a través de un artículo científico titulado Orthohantavirus genotype Lechiguanas in Oligoryzomys nigripes (Rodentia: Cricetidae): New evidence of host-switching (Ortohantavirus genotipo Lechiguanas en Oligoryzomys nigripes (Rodentia: Cricetidae): Nueva evidencia de cambio de hospedador), publicado en la revista científica “Acta Tropica”.
El director del LEcEn, con sede en la ciudad de Esperanza, explicó que en nuestro país “existen muchas cepas de hantavirus, como también hay muchas especies de roedores silvestres —comenzó diciendo Beldomenico—. Hasta ahora, la comunidad científica aceptaba que cada cepa era mantenida en el ambiente por una única especie de roedor. Y la propagación de esa cepa dependía de la abundancia de esa especie de roedor”, introdujo.
Con esta investigación, se pudo demostrar que “el hantavirus puede circular en otra especie sin estar en la considerada a priori como su principal fuente de infección. Esto profundiza nuestro entendimiento sobre la epidemiología del virus”, explicó Beldomenico. Esta nueva evidencia científica “propone un nuevo entendimiento de los procesos y patrones para la propagación viral”, anunció el científico santafesino.
Por otra parte, el trabajo publicado en “Acta Tropica”, como todos las investigaciones científicas, persigue generar nuevo conocimiento siguiendo el método científico para responder preguntas mediante estudios que ponen a prueba distintas hipótesis. Y con los resultados se sacan conclusiones y se hacen inferencias para nuevos estudios.
“Este proyecto de investigación —por ejemplo— buscaba ver dinámicas de infección en roedores silvestres”, dijo Beldomenico, “y se dio este hallazgo inesperado, porque el virus no estaba en la especie que se esperaba (a la que científicamente se la denomina ‘reservorio’) sino en otra. Al compararlo con datos de investigaciones llevadas adelante en otras partes del mundo, suma evidencia que sugiere que el virus no necesariamente depende exclusivamente de una especie para mantenerse”.
Especificaciones científicas
Este estudio contribuye con nueva evidencia que contradice la premisa de ‘un genotipo-un reservorio‘ asumida para las asociaciones entre hantavirus y sus hospedadores. En Argentina, hay varios genotipos de hantavirus, cada uno de ellos asociado a una especie de roedor particular, que se asume como la ‘reservorio‘: Akodon azarae - Pergamino; Calomys fecundus - Laguna Negra; Oligoryzomys chacoensis - Oran; Oligoryzomys flavescens - Lechiguanas and HU39694; Ol. flavescens occidentalis - Bermejo; Oligoryzomys nigripes - Juquitiba; Oligoryzomys longicaudatus - Andes; and Necromys sp. - Maciel. En este trabajo se reporta a Lechiguanas principalmente en Ol. nigripes en un área donde había presentes poblaciones de Ol. flavescens, que no fueron detectadas infectados. Estos resultados, y otros —en otras especies y cepas virales—, sugieren que el uso de hospedadores alternativos es más importante que lo esperado para las dinámicas de hantavirus.
Hantavirus es transmitido por roedores infectados y en humanos por lo general producen dos tipos de afecciones: un tipo de fiebre hemorrágica viral, la fiebre hemorrágica con síndrome renal; o el síndrome pulmonar por hantavirus, una afección muy grave.