Dificultad. Además del rebaje de cordón, para subir a Gino al transporte es necesario alejarse de la vereda. Esta situación también fue multada. Foto: Mauricio Garín
Se trata del caso de un niño de 7 años con parálisis cerebral. Su familia hizo un rebaje de cordón para entrar y sacar su silla postural. En un año y medio, recibieron 8 sanciones.
Dificultad. Además del rebaje de cordón, para subir a Gino al transporte es necesario alejarse de la vereda. Esta situación también fue multada. Foto: Mauricio Garín
De la Redacción de El Litoral
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Gino tiene 7 años y necesita una silla postural para trasladarse, ya que sufre parálisis cerebral con hemiplejía mixta desde que nació. Para facilitar la entrada y salida de su casa, su familia rebajó el cordón de la vereda en Urquiza al 2300. Por este motivo, recibieron ocho multas en el último año y medio. Sin embargo, la ciudad de Santa Fe ya cuenta con un Plan de Accesibilidad que, entre otros puntos, contempla la posibilidad de “reformas en veredas a fines de garantizar su accesibilidad y libre circulación”.
“Las multas empezaron a comienzos de 2014 por haber hecho el rebaje del cordón, por haberlo delimitado y por haberlo señalizado con un logo de sillas de ruedas en la puerta de mi casa. Más allá de lo económico, es la pérdida de tiempo y el desgaste que genera ir a la audiencia y explicar nuestra situación”, contó Marcela Lamas, mamá de Gino en diálogo con El Litoral.
A diario, Gino asiste al Centro Terapéutico Juan Pablo II, a la Escuela de Sordos Nº 2012, a rehabilitación kinesiológica y terapia ocupacional. A todos lados va en transporte, que también tiene dificultades para estacionar en una cuadra tan transitada y en más de una oportunidad fue multado por parar en doble fila.
“La silla para Gino funciona como si fueran sus piernas. ¿A alguien se le ocurre salir a la calle sin sus piernas? Bueno, Gino no puede salir de casa sin su silla. Y sin este rebaje de cordón es imposible subirlo al transporte o a la camioneta. Su silla es especial y el rebote por bajarlo desde el cordón hace que se rompa. Ya la llevé a arreglar una decena de veces”, contó su mamá.
Marco legal
Indignada por la reiteración de las sanciones, Marcela recorrió varias dependencias públicas en busca de una solución. “Golpeé muchas puertas preguntando por una reglamentación que contemple a los discapacitados. No se trata de hablar de inclusión, sino de hacer algo concreto por la inclusión. Los políticos no entienden la problemática de los discapacitados”, planteó la mujer.
Entre tantas puertas golpeadas, llegó a la oficina de la concejala Silvina Frana (PJ), quien trabajó sobre un proyecto para modificar el Código de Edificación Municipal que fue presentado esta semana. “Ojalá que esta norma se apruebe, no sólo por Gino, sino por todas las personas en sillas de ruedas que tienen dificultades para entrar y salir de sus casas”, expresó la mamá.
En teoría, este cambio legal no debería ser necesario porque Santa Fe ya cuenta con un Plan Municipal de Accesibilidad que contempla estas situaciones. “Al elaborar el proyecto, sabíamos de la existencia del Plan de Accesibilidad, pero evidentemente quienes no están al tanto son los inspectores que labraron las multas. Si el plan existe, ¿por qué se le hicieron las multas a esta familia?”, cuestionó la concejala, ante la consulta de El Litoral.
" En Santa Fe tenemos poca cultura de atención al discapacitado. No estamos acostumbrados a tratar al prójimo como tal. Nos hace falta más educación”. Marcela Lamas Mamá de Gino
análisis Francisco J. Zanotti (*) Los alcances de la accesibilidad A la luz de la Convención Internacional de los Derechos de las Personas con Discapacidad, la cuestión fundamental de la accesibilidad (art. 9) exige a los países adherentes identificar y eliminar los obstáculos y barreras del entorno, a fin de facilitar el acceso y la movilidad de las personas con discapacidad. El concepto de accesibilidad no debe circunscribirse solamente a las barreras de tipo físicas y arquitectónicas o de diseños, sino extenderse a otros campos, como el de la comunicación y la información, la cultura, el acceso al trabajo, la recreación, la salud y la educación. De esta misma manera, tampoco hay que creer que su aplicación se restringe exclusivamente en beneficio del colectivo de personas con discapacidad, sino que su alcance también impacta positivamente en otros grupos sociales (adultos mayores, madres embarazadas o con bebés y cochecitos, personas con alguna lesión transitoria y niños). Los alcances de la accesibilidad son universales, en tanto y en cuanto no pensemos la inclusión social de modo restrictivo o exclusivo de un grupo social, sino en un sujeto que necesita y usa su espacio durante su vida en la que construye su historia. Pensar, actuar, construir y diseñar políticas públicas desde la accesibilidad es contemplar al otro -persona con discapacidad- y a uno mismo, pero no exclusiva y excluyentemente, sino abarracándolo en toda la amplitud y posibilidades de su vida. La realidad es que aún con algunas obras y avances seguimos tropezando con injustas barreras. (*) Miembro de la Unión de Entidades de y para Personas con Discapacidad
El proyecto de Frana incorpora el inciso “a bis” a la ordenanza 7.279 numeral 6.1.3 para posibilitar la colocación de rampas y/o rebajes de cordón en domicilios de personas con discapacidad. Además, insta a que las rampas estén debidamente señalizadas para el estacionamiento de la persona con movilidad reducida, sus familiares directos, convivientes o encargados de su traslado, contando con un lugar exclusivo para estacionar el auto frente a su domicilio. La mamá de Gino sabe que el problema no se limita a la clase dirigente, sino que también es necesario educar a la sociedad. “Nos ha pasado de tener bloqueada la salida de la cochera y no poder sacar la camioneta. Gino sufre convulsiones y, en ese momento, necesitamos salir con urgencia. En Santa Fe tenemos poca cultura de atención al discapacitado. No estamos acostumbrados a tratar al prójimo como tal. Nos hace falta más educación”, concluyó la mujer.
+ información En Facebook se puede conocer más sobre Gino en “Gino y su silla de ruedas”.
“Fue muy difícil encarar la vida con un bebé discapacitado” El cuarto embarazo de Marcela Lamas marchó 10 puntos. Hasta que en el octavo mes sintió un dolor fuertísimo en la panza. Tuvieron que hacerle una cesárea de urgencia porque se le había fisurado el útero. Por esa hendija entró una bacteria que infectó al bebé. “A Gino lo reanimaron varias veces. A cada rato se moría y lo resucitaban. No sabían si salía”, recuerda hoy Marcela Lamas. La parálisis cerebral lo obligó a crecer en una silla postural, que lo ayuda a mantener firme su columna. “Sin la silla no puede ni siquiera estar sentado”, aclara su mamá. Producto de varias convulsiones, la salud de Gino se fue deteriorando y quedó ciego y sordo. “Fue muy difícil encarar la vida con un bebé discapacitado. Recién cuando te pasa podés darte cuenta de lo que implica mirar al prójimo tal cual es, con sus necesidades y sus problemas. A partir de Gino, cambiamos nuestra filosofía de vida”, cuenta Marcela.