"A mi hijo le gatillaron dos disparos y no salió la bala, cualquiera de nosotros puede ser Lucio Belfiori"
Trabajadores de delivery que utilizan motos y bicicletas para los envíos se manifestaron en reclamo de mayor seguridad. Están "muy movilizados" por el caso del entrenador de básquet de Regatas que recibió un disparo en ocasión de asalto. Cortes de tránsito y caos.
"A mi hijo le gatillaron dos disparos y no salió la bala, cualquiera de nosotros puede ser Lucio Belfiori"
Un gran número de trabajadores y trabajadoras del rubro de delivery protagonizaron una protesta por las calles de la ciudad este martes por la mañana, en reclamo de mayor seguridad para el sector. La manifestación que tuvo un corte de tránsito en bulevar Gálvez y Vélez Sarsfield -en ambos sentidos de circulación- fue decidida tras el caso de Lucio Belfiori, un joven entrenador de básquet del Club Regatas que sufrió un disparo en el cuello en circunstancias de asalto, la semana pasada, y lucha por su vida internado en el Hospital Cullen.
"A mi hijo le gatillaron dos disparos y no salió la bala, cualquiera de nosotros puede ser Lucio", le dijo Mónica a El Litoral, una mujer que perdió su trabajo formal durante la pandemia y se sumó al servicio de delivery, al igual que su hijo, para obtener el sustento diario.
La trabajadora que recorre la ciudad en bicicleta llevando pedidos de comida, detalló luego que en el corto lapso de tiempo que hace que trabaja en los delivery ya sufrió dos asaltos: "La primera vez fue cerca de la zona de Gral. Paz y Javier de la Rosa. Me atacaron cuatro personas. Estaba justo entregando el pedido, decí que el cliente dejó la puerta abierta, así que yo abandoné mi bicicleta y me metí adentro. Pude lograr que no me golpearan y que no me sacaran todas las cosas. Sí se llevaron la bicicleta, por supuesto".
"La segunda vez fue en pleno centro, 25 de Mayo pasando las vías, casi Cándido Pujato. Los delincuentes me tumbaron de la bici, no quería entregarla, ni a la mochila, así que estuve luchando en el piso, hasta que una persona le tiró el auto encima y se fueron -relató con crudeza Mónica-. Pero nadie me levantó de la calle, porque todos tienen miedo a los disparos".
"Y el 1 de enero estábamos trabajando, porque te pagan más, y a las 8 de la noche estuve cerca de sufrir otro asalto. Y a mi hijo a las 11 de la noche le gatillaron dos veces en la cabeza y le robaron la moto, por suerte no salió el disparo", relató la trabajadora, llena de angustia.
"Somos cazados, nos esperan en todos lados, somos muy visibles con estos colores, estamos pidiendo a la empresa que la ropa deje de ser refractaria, sirve para los autos, pero también para los delincuentes", reflexionó más adelante, parada en la esquina de bulevar Gálvez y Vélez Sarsfield, con la tapa de una cacerola y un manojo de llaves en la mano, para hacerse escuchar, igual que en las protestas de 2001.
"Mi hijo podría haber sido Lucio esa noche -dijo Mónica-. Tenemos miedo, venimos a trabajar porque lo necesitamos. yo era secretaria administrativa antes de la pandemia, me quedé sin trabajo porque era monotributista. Y dije: voy a ser repartidora, si ando todo el día en bicicleta. No lo dejo porque me gusta, es lindo y digno, estás en contacto con la gente, vivís con una sonrisa, me encanta andar en bicicleta y entrego el pedido con alegría. Pero de noche, no. Me enojo con la gente cuando no nos abre rápido la puerta".
Cazados por los delincuentes
En Santa Fe se calculan que entre las empresas de repartidores y los delivery particulares, hay unos 3.000 trabajadores. "Antes nos robaban los celulares o lo que teníamos encima y ahora directamente van por los vehículos, la moto o la bicicleta. Además de lamentar eso, lo que más preocupa es la violencia con la que se realiza el robo, a pesar de no resistirse, hubo casos que dispararon de igual manera", comentó Fernanda, otra de las repartidoras autoconvocadas.
También resaltó Fernanda que "en la calle se sufre igual, los delincuentes no distinguen si tenés una bicicleta playera o una bici o moto cara". Entre los repartidores llevan un conteo de los robos sufridos y calculan que se dan unos ocho delitos por día.
"Entregamos petitorios y no hemos tenido respuestas. Hemos hecho mapas del delito para entregarles a la Policía, pero nunca fuimos escuchados", lamentó la repartidora y agregó: "Nos sentimos vulnerables y desprotegidos. Lo único que pedimos es una garantía para poder trabajar tranquilos".
"Me robaron un montón de veces"
Otra de las mujeres que asistió a la protesta fue Rocío, de 20 años. A ella le robaron "un montón de veces", asegura, y lo naturaliza: "Ya es bastante común. El último fue el viernes, cuando me quisieron robar a la noche, y ya no vine más. Estoy viniendo de día, a la mañana, pero de noche no, me quedé mal porque me sacaron un arma y me quisieron robar la moto y no vine más", repitió.
"Cuando se me pase el miedo voy a volver a trabajar. Porque nunca tenemos respuestas y sé que esto lamentablemente no va a cambiar hasta que no nos ayude la policía -dijo Rocío-, hay zonas a las que entrás y no ves ni un patrullero".
-Sí, totalmente. Yo sé que si no es por mis compañeros no hay nadie. Si voy a una zona peligrosa a los únicos que le puedo pedir apoyo es a los compañeros, nos acompañamos, algunos salen de a dos.
- ¿Cómo se cuidan?
- Tenemos grupos de SOS que cuando vemos algo sospechoso mandamos las características de los sospechosos, y estamos más atentos, o avisamos si nos pasó algo y siempre algún compañero se acerca a ayudar.
- Por lo que ustedes palpan, ¿la policía trabaja en la prevención?
-Tratamos de llamar mucho al 911 para que ellos reciban muchas llamadas, pero para mi no hacen nada porque yo me cansé de llamar y jamás los vi. Una de las últimas veces que a mi me robaron, zafé de la situación porque me metí corriendo a la casa del cliente, pero cuando vino la policía les describí cómo eran y me contestaron que los habían visto, pero que no los pararon porque no estaban robando cuando los vieron -finalizó su relato.
Maximiliano trabaja como repartidor desde hace un año y medio. En ese tiempo le tocó ser víctima de varios asaltos, "pero la zafé", dijo, como si se tratase de evitar la muerte como cosa cotidiana. "De pedo".
-¿Cómo son los ataques?
-Cuando vos llegás al domicilio para realizar la entrega del pedido te aparecen de atrás, sin luces, en silencio y no te das cuenta. Cuando miro por los espejos, recién ahí me doy cuenta. Tenés que estar muy atento todo el tiempo. Y no puedo dejar de trabajar, porque sino no como.
Más adelante el trabajador aseguró que "no hay día ni horario para los ataques". Y cuantificó "cuatro o cinco motos robadas a diario". También bicicletas.
-¿La policía previene este tipo de delitos?
-Vos llamás al 911 y no te dan bola. Te preguntan los detalles del sospechoso y si vienen, lo hacen a la media hora. Ya te robaron y te dejaron en bolas.
-¿Lo que ocurrió con el profesor de básquet del club Regatas es una señal de que la situación se está poniendo más complicada?
-Es muy feo lo que le pasó. Todos podemos ser Lucio -contestó, suspiró y se quedó en silencio.
Somos todos
A un costado, otro joven en su bicicleta se había acercado a la manifestación sin ser parte de los servicios de delivery. "Vine porque me enteré y si bien no trabajo en el rubro estoy muy preocupado, porque mañana la víctima puedo ser yo", dijo Jonathan. "Cada vez los ataques son más violentos y sangrientos, lo vimos con lo que le pasó al profe de básquet que está peleando por su vida, y tenemos miedo. Porque no vemos un plan de seguridad concreto para protegernos".
"Esto se incrementó con la desigualdad, el crecimiento de la pobreza y la falta de oportunidades de empleo", enumeró Jonathan, "porque la realidad va de la mano de la creciente violencia", analizó.
Otro vecino del barrio 7 Jefes también se acercó a sumarse a la protesta. "Vine porque estoy consustanciado con el reclamo, ante la falta de protección de parte del Estado", dijo Rubén. "Estoy cansado de ver pasar los patrulleros casi superpuestos unos con otros sobre la Costanera y ninguno en el interior del barrio", enfatizó. "Estamos inseguros en todo momento. De más está mencionar el hecho que ocurrió con este chico hace pocos días", dijo, en referencia al caso del profesor baleado. "Creo que hay que protestar y no quedarse tranquilo en su casa, porque sino mañana te toca a vos", finalizó.
Pedido a las autoridades
Por último, cabe mencionar que los manifestantes se movilizaron por la ciudad y repartieron volantes "en reclamo de mayor seguridad". En el escrito reclamaron "una respuesta digna de usted, señor gobernador (Omar Perotti) que, tanto en su campaña política como cuando con nuestro voto asumió su cargo, una de sus principales promesas fue trabajar por la seguridad, y hasta ahora no se vio cumplida".
Pero el pedido no terminó en el gobernador, sino que alcanza también a "jueces y legisladores". A ellos les preguntan: "¿Hasta cuándo tenemos que esperar que hagan su trabajo?".
"Cada vez que salimos a trabajar tal vez terminamos heridos o muertos, porque nadie nos cuida, porque el Estado está ausente. Por eso decimos basta. Y exigimos que saquen la delincuencia de las calles. Ustedes tienen la obligación de hacerlo", finaliza el escrito.