Corrían los primeros años del siglo XX. La ciudad de Santa Fe se modernizaba a fuerza de la actividad portuaria, del ferrocarril y del comercio. Ocurrió que un joven llamado Remo Dal Maso, inmigrante italiano que recaló en estas pampas como tantos otros, conoció a una mujer santafesina: Rosa Talín. Y se enamoraron perdidamente.
Hasta aquí, los hechos podrían culminar en un final abrupto: sí, millones de personas se enamoran por día. Pero esta historia, que tienen tintes shakespearianos -pero sin tragedia, debe aclararse-, cuenta con el valor de que está documentada: hay cartas, fotos, postales, frases escritas a pulso febril, acaso desesperado, expresando el sentimiento de desamparo cuando debían estar distanciados por cierto tiempo.
Todo esto puede conocerse visitando la novedosa muestra “Tú y yo: cartulinas que delatan amor”, organizada por el Museo de la Ciudad (con la coordinación de la secretaría de Cultura municipal), que puede visitarse en en el Hall de la Municipalidad, Salta 2951 (ver más abajo).
Además, en el marco de "La Noche de los Museos", que se realiza este sábado 14 de septiembre, la exposición estará de 18 a 24 horas.
Una de las tantas fotos amorosas que pueden apreciarse en la muestra. Crédito: Manuel Fabatía
¿Qué se encontrará en el hall municipal? Fragmentos, piezas que encastran en un rompecabezas que, como todo proyecto amoroso, costó construir, más aún en aquellas épocas de mandatos sociales rígidos como piedras, heteronormados e incorruptibles.
Hay, además de las postales amorosas, otra curiosidad: ambos apellidos (Dal Maso y Talín) eran de descendencia italiana. Hay algunas cartas de amor escritas en “cocoliche”, con mezclas de palabras “tanas” y castellanas.
Al you need...
Hay un año clave para entender la relación entre Remo y Rosa: 1907. "Aquí o lejos de aquí, en las borrascas o en las calmas, encontrará mi alma, un recuerdo de ti, siempre atenta”, le escribió por postal Rosa a Remo el 10 de marzo de ese año.
Ambos pertenecían a familias acomodadas. "No de la aristocracia santafesina, sino con muy buen pasar económico. Por eso, tenían los medios para mandarse postales, contratar fotógrafos para que los registraran con distintas vestimentas... Una posibilidad que las clases medias y bajas no tenían", le cuenta a El Litoral Lucas García, integrante del Museo de la Ciudad y uno de los curadores de la muestra.
Epistolario amoroso
Todo este material tan valioso llegó al Museo de la Ciudad en la década de los ‘90 de la mano de la nieta de la pareja, María Luján Galán. “Remo y Rosa, luego del noviazgo, se casaron, tuvieron hijos y nietos. Lo que nos dijo esta nieta es que la ‘Nona’, su abuela, atesoraba con mucho cariño todas las cartas y postales que se enviaban con Remo”, narra García.
Lo llamativo es que se sabe poco de la vida de los protagonistas, excepto su vínculo amoroso. Remo era ciclista, y luego se asienta en esta capital y se dedica al comercio.
Hay unas postales que muestran que él viajaba, a Rosario, incluso Montevideo, y desde allí le escribió: “Desde estas lejanas tierras te escribo…”. “Había mucho amor entre ellos, y lo que alimentaba ese sentimiento era la ilusión de volver a encontrarse, además de la imaginación poética”, apunta el curador.
Todos los objetos fueron donados por una de las nietas de la pareja, en la década de los ‘90, al Museo de la Ciudad. Crédito: Manuel Fabatía
Remo y Rosa documentaban todo con fotos: el casamiento, el nacimiento de sus hijos, de su primera nieta; de sus viajes. Incluso hay postales donde aparecen vestidos elegantemente, ella de un trajes exuberantes, él de impecables trajes negros. “Registraban todo, a esto lo habían convertido en un hábito. Tenían una cámara fotográfica, algo que muy pocos podían adquirir”, observa Lucas García.
Pautas para novios
En aquel entonces, había para los noviazgos estrictos preceptos establecidos en un “Pequeño Código Social Griet”. Lo entregaba la Perfumería Griet en todo el país, y el código fijaba cómo debían comportarse los novios: había horarios de visitas, y en la casa de ella los novios no podían estar solos: siempre los vigilaba un hermano o la mamá.
Incluso había rangos: el novio primero era “festejante”, y luego pasaba a ser “novio” (oficial). El festejante no podía mandar cartas ni postales, y el novio ya tenía otro trato más flexible: podía entrar en la casa de la novia. Los noviazgos, además, no podían durar más de dos años: luego, era obligación el casamiento.
El origen de las postales
Los organizadores de la muestra explicaron dónde nacen las postales románticas, y qué representan: “Aparecen en Europa a fines del siglo XIX y su circulación perdura hasta la década de 1930. En este período se constituye en sostén fundamental de los comportamientos de cortejo entre miembros de las clases acomodadas”.
“La postal mediatiza ansias, expectativas y reproches al tiempo que aventaja sobradamente al ramo de flores y la bombonera. El epistolario cariñoso se conserva en cajas a lo largo de décadas y finalmente se entrega con devoción a los museos, que exponen, revelan, muestran... Algo nos queda por develar: Los modos del amor de quienes, aun sobreviviendo en los márgenes, acusaban el flechazo de Cupido”, contaron.
El final
Verano de 1907. Remo le escribe a Rosa: “¿Cuándo te volveré a ver?”. Mismo año, de Rosa a Remo: “La esperanza en la mujer querida vale más que la realidad en cualquier otra”. “Dulce flor rosa de casto amor”, de Remo a su amada. Éstas son algunas de las frases que se rescataron de algunas de las postales exhibidas.
“Oh, postalcita hermosa, deja suspirar a mi lira, anda y díselo a Rosa, que Remo por ella suspira”. No se sabe a ciencia cierta hasta cuándo vivieron. Se estima que hasta la década del ‘60, porque hay fotos de ellos ya transitando la ancianidad, con los nietos en sus regazos. Lo cierto es que la ciudad está llena de historias que merecen ser contadas. La de Remo y Rosa es una de ellas.
Visitas
Los interesados en la muestra pueden acercarse hasta el 30 de septiembre para visitarla, que está montada en el Hall de la Municipalidad (Salta 2951), de 8 a 18 horas. Es libre y gratuita. Lucas García está sólo en el horario de mañana, de lunes a viernes, de 9 a 12 horas, para hacer visitas mediadas, donde se charla sobre los objetos exhibidos.
Un tríptico de postales fotográficas entre Remo y Rosa. Crédito: Gentileza Museo de la Ciudad
Este sábado 14 es la Noche de los Museos, y la muestra estará disponible para la ciudadanía de 18 a la medianoche. Habrá un espectáculo de tango. “Están todos invitados a conocer esta historia de dos santafesinos que vivieron en nuestra ciudad hace más de 100 años, y cómo eran las relaciones amorosas de aquel entonces”, cerró García.
Contactos del Museo de la Ciudad: WhatsApp: 342-4571886 / E-mail: museociudadsantafe@gmail.com
“Ni flores ni bombones”
A continuación, se transcribe un aporte sobre el amor del Museo de la Ciudad, que pone en contexto la muestra: “El amor romántico, un tópico arraigado en nuestra cultura, a menudo se presenta en las narrativas corno la búsqueda de nuestra ‘media naranja’: un otro u otra sin quien, aparentemente, podríamos existir. Esta concepción referida al amor viene asociada a requerimientos de sacrificio, renunciamiento personal y perpetuidad”.
“La colección es patrimonio del museo de esta capital, y consta de un detallado epistolario amoroso entre la pareja de novios”, dijo Lucas García. Crédito: Manuel Fabatía
“Los rasgos que caracterizan el modelo del amor romántico son transmitidos socialmente por las familias, los grupos de pares y productos culturales como el cine y la música”.
“En virtud de lo que hoy sabemos, referido a las consecuencias de sostener este tipo de vínculos, resulta imperativo fomentar un ejercicio más realista y saludable del amor. Reconocer que el amor tiene límites y que nada justifica la violencia, es el primer paso en pos de construir relaciones mutuamente satisfactorias”.