Desde su aparición, el socavón en la intersección de bulevar Pellegrini y 9 de Julio no solo reveló un peligro oculto bajo la superficie, sino también una serie de impactos económicos para los comerciantes de la zona.
Durante la primera fase de reparación, el cierre de calles imposibilitó el tránsito en la zona, obligando a los comerciantes a hacer esfuerzos para mantener sus negocios.
Desde su aparición, el socavón en la intersección de bulevar Pellegrini y 9 de Julio no solo reveló un peligro oculto bajo la superficie, sino también una serie de impactos económicos para los comerciantes de la zona.
Con el inicio de la primera fase de la obra para su reparación, se procedió al cierre de calles y la instalación de vallas, lo que interrumpió el tránsito y creó obstáculos para aquellos que dependen del flujo constante de clientes en el área.
En este contexto, Gustavo, propietario de un comercio, compartió con CyD Noticias su frustración frente a esta situación. "La obra está ahí, cerraron, pusieron los chapones y quedó ahí parado, hace cuatro o cinco días que no veo actividad y nosotros seguimos acá con la incertidumbre y sin poder trabajar", explicó.
La falta de actividad en las obras y la imposibilidad de circular derivó en una disminución drástica en las ventas y en la desesperación de los comerciantes para mantener sus negocios a flote.
"En estos días hubo que pagar sueldos y tuve que hacer malabares para cumplir con las obligaciones. La gente busca otra opción más fácil porque no solo no pueden entrar, sino que alrededor no hay posibilidades para estacionar", detalló el comerciante.
El impacto económico es evidente, con una disminución de ventas que supera el 50 %. En esta línea, otra vendedora de la zona comentó que a la grave situación económica se le suma la inseguridad. "Con la oscuridad que hay también es un peligro, porque hay muchos robos", sostuvo. "A partir de las 6.30 - 7 de la tarde está todo oscuro, no se ve nada y como no pasan los colectivos, no hay ningún movimiento, lo que nos obliga a trabajar a puertas cerradas", explicó.
La combinación de calles sin paso, falta de iluminación y escasez de actividad convirtieron a la intersección en un lugar peligroso y desolado, donde los comerciantes se ven obligados a adaptarse a una nueva realidad en la que cada día se vuelve más difícil mantener sus negocios abiertos.