“La comunicación de riesgos ha sido definida como un proceso de intercambio de información y de opiniones entre individuos, grupos e instituciones. Es una definición bastante general, con la cual coincidimos la mayoría de expertos y quienes trabajamos en esta materia. Esto es así porque se produce un intercambio a propósito entre las personas involucradas con respecto a salud, seguridad y las distintas amenazas que se van produciendo de acuerdo al tipo de contingencia”, define Juan Manuel Cozzi. Y añade que “esto abarca cualquier tipo de comunicación que informe a los individuos acerca de la existencia, naturaleza, forma, severidad o la manera de aceptar un riesgo”.
—Lo importante es que dentro de la comunicación de riesgo tenemos, asociada con los riesgos de emergencia, la comunicación de riesgo para las crisis; que es la que desempeña un papel importantísimo al momento de prevenir, preparar, dar respuesta y recuperar el momento de la emergencia o crisis de salud, como nos está ocupando la pandemia por coronavirus. En este tipo de comunicación, el riesgo de causar pánico siempre es menor que el daño causado por la falta de información. Es un aspecto muy importante porque en estos tiempos, con el uso de la mensajería y de las redes sociales que están invadidos por información falsa que atentan contra un servicio de información veraz, lo que hacen es generar incertidumbre, a veces pánico o respuestas que no son las debidas.
—¿Cómo se aborda este problema?
—Dentro de la comunicación de riesgos hay un capítulo muy importante que se utiliza cuando se requieren cambios en el comportamiento individual y colectivo: por ejemplo, en este caso que estamos hablando de la necesidad de inculcar el lavado de manos, la desinfección de los artículos que utilizamos, la correcta aplicación del distanciamiento social, se debe utilizar la comunicación de riesgo para el cuidado, sobre todo para atender particularidades de cada grupo o comunidad afectiva, tomando debida cuenta de las condiciones y entorno de vida.
—¿Cómo debe ser gestionada esta comunicación?
—Opino que se debe hacer desde el Estado, porque pueden surgir situaciones en las que éste deberá ejercer todo su poder coercitivo de tipo judicial; por ejemplo, cuando tiene que detener a quienes infringen la cuarentena. Lo hemos visto cuando tuvo que intervenir porque había gente que no tomaba los recaudos necesarios. En esta situación, la comunicación debe brindar certidumbre y para ello debe ser ordenada, seriada y dosificada. Se deben establecer rutinas y horarios, y tiene que haber alguien a cargo de comunicar.
—¿Cómo evalúa que está llevando adelante esta comunicación el gobierno nacional?
—Creo que, en general, está haciendo bien las cosas. Está muy claro que quien toma el timón es el Presidente de la Nación (Alberto Fernández). Más allá de que los manuales recomiendan la figura de un vocero, en este caso me parece que por la propia agilidad discursiva es el Jefe de Estado quien la está llevando adelante, siempre asesorado por un equipo de expertos en salud, con quienes se intercambian ideas, y en consulta permanente con gobernadores. Está muy claro que lo que está haciendo el gobierno es ganar tiempo, y por eso quiere mantener la cuarentena. El objetivo es que la curva de crecimiento de casos se aplane para que podamos prepararnos de la mejor forma posible para hacer frente a la crisis que, según coinciden todos, va a alcanzar su pico a mediados de mayo.
También se observa una rutina, porque cada día las explicaciones están a cargo de la secretaria de Acceso a la Salud, Carla Vizzotti, de manera que hay una persona que centraliza la información que, sabemos, está verificada, más allá de la apreciación que pueda hacer cualquier periodista o medio en el momento de construir su artículo.