¿Puede ocurrir una tormenta extrema como la de Bahía Blanca en Santa Fe?
"Este tipo de eventos climáticos son cada vez más frecuentes", sostiene el experto en hidrología. Una de las principales acciones recomendadas es actualizar los estudios sobre estas tormentas y sus posibles impactos en las ciudades y en las cuencas de cada región.
Una tormenta extrema, sumado a las vulnerabilidades de la ciudad, terminaron en una catástrofe en Bahía Blanca. Crédito: Reuters
El reciente temporal que afectó a Bahía Blanca puso en evidencia la vulnerabilidad de la ciudad ante eventos climáticos extremos. Según el ingeniero Carlos Paoli, especialista en recursos hídricos, "el detonante fue la lluvia extrema, pero lo que realmente agravó la situación fue la vulnerabilidad preexistente de la ciudad".
El especialista habló con El Litoral sobre el tema y la posibilidad de que algo similar pueda acontecer en Santa Fe. "Es necesario actualizar los estudios, informar a la población y mejorar la planificación urbana para evitar que estos eventos se conviertan en tragedias. Es mejor estar preparados", recomienda.
Paoli se desempeñó por más de 45 años como docente e investigador del Departamento de Hidrología General y Aplicada y de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas de la UNL, donde continúa vinculado como asesor de algunos proyectos.
También realizó tareas en el Instituto Nacional del Agua (INA). En cuanto a sus actividades de investigación, logró posicionarse como referente a nivel nacional e internacional en Hidrología y gestión de recursos hídricos.
Actualmente, continúa sus estudios en el Instituto Argentino de Recursos Hídricos (IARH), donde -con motivo de los 40 años del organismo no gubernamental que se dedica a todos los temas de gestión de recursos hídricos- publicó un informe reciente sobre "Cómo enfrentar la mayor frecuencia de eventos hidrológicos extremos y los daños incrementales", en coautoría con la doctora Silvia Raffaelli.
Ingeniero Carlos Paoli. Crédito: Guillermo Di Salvatore
-¿Qué pasó en Bahía Blanca, ingeniero? ¿Fue sólo una lluvia extrema o hay otros factores causales?
-En realidad, el detonante fue la lluvia extrema. Pero lo que sucedió en Bahía Blanca es que tenía una situación de vulnerabilidad física, de origen natural, que ya estaba indicada en distintos estudios previos que existían sobre la ubicación de los arroyos y canales que pasan por la ciudad. Por supuesto, no puedo decir con exactitud cuál de esos factores fue el que más perjudicó, pero indudablemente lo que sucede siempre en estas cuestiones es que los drenajes urbanos y desagües están diseñados para tormentas habituales, con recurrencias de 2, 5 o hasta 10 años. En este caso, lo que ocurrió fue una tormenta extraordinaria.
-¿Se están dando con mayor frecuencia estas tormentas extremas?
-Lo que se está dando con relación al cambio climático -y esto está ampliamente documentado y analizado por meteorólogos y climatólogos- es que se ha detectado un incremento en la frecuencia de tormentas intensas y de crecidas. Eso está en los informes de todo el mundo.
Si miramos antecedentes históricos, podemos citar lo ocurrido en 2003 en la cuenca del Salado, con lluvias de 200, 300 y hasta 400 milímetros. También está el caso de La Plata en 2013 o las inundaciones en la ciudad de Buenos Aires en 1985. Esto demuestra que las tormentas extraordinarias han existido siempre. Y no hay obra que realmente pueda contener estas situaciones extremas.
-¿Hay ciudades más vulnerables a este tipo de fenómenos?
-Cada ciudad tiene una situación particular, pero en general, las más expuestas son aquellas que tienen cursos de agua cercanos. Santa Fe, por ejemplo, tuvo eventos extremos similares y tomó medidas de prevención tras las inundaciones de 2003 y 2007. Sin embargo, siempre hay que mantenerse alerta. No hay obra que pueda contener completamente estos fenómenos, por lo que la planificación y la gestión del riesgo son fundamentales.
"Las ciudades más expuestas son aquellas que tienen cursos de agua cercanos", dijo Paoli. Crédito: Fernando Nicola
"Salvar brechas"
-¿Se pueden anticipar estos eventos? ¿Hay estudios actualizados al respecto?
-En el estudio que hicimos desde el IARH sostenemos que uno de los puntos clave es salvar brechas. Es decir ¿Qué es lo que hay que hacer? ¿Y qué es lo que está faltando hacer? Dentro de las cuestiones que están faltando hacer es simular el comportamiento de tormentas extraordinarias y su impacto en las poblaciones más vulnerables. Y no solamente sobre las tramas urbanas, sino también sobre las cuencas de aporte, que son las que en definitiva pueden desatar una situación más catastrófica.
Estos estudios sobre tormentas extremas hay que actualizarlos porque hay análisis hechos hace 10, 20 ó 30 años. Y lo que nos están diciendo los expertos en materia climatológica es que ya no reflejan la realidad actual. Con el avance de la tecnología, hoy disponemos de herramientas más precisas para simular estos eventos y evaluar mejor las áreas vulnerables.
-¿Hay simuladores que permitan predecir el impacto de estas tormentas?
-Sí, existen modelos de simulación cada vez más avanzados que permiten analizar el escurrimiento hídrico en las ciudades. Además, el acceso a esta información es clave, y es importante que se difunda de manera accesible a la población para que esté mejor preparada ante eventos futuros. Eso muchas veces no es muy bien entendido por los ámbitos gubernamentales, porque suponen que significa una cuestión de alarma.
"Los planes de contingencia no son para asustar a la población sino para estar preparados", advierte el experto. Crédito: Agencia
Situación de la ciudad
-¿Puede pasar un evento como el de Bahía Blanca en Santa Fe?
-Sí, puede pasar una tormenta de este tipo. La reacción no va a ser la misma que en Bahía Blanca porque cada población, cada ciudad tiene su propio comportamiento. Santa Fe ha tomado muchas medidas de prevención luego de las situaciones extremas que tuvieron en el 2003 y en el 2007. Entonces yo estimo que estamos mucho mejor preparados. Pero no habría que descuidarse.
Faltaría hacer el análisis de cuál es el comportamiento si se produjera en Santa Fe una tormenta del tipo de la que se dio en Bahía Blanca o del tipo de la que se dio en La Plata en el 2013 o de la que se produjo en la cuenca del Salado en el 2003, que originó su crecida. Simular a priori cuáles serían las zonas de mayor riesgo, cuáles zonas se verían anegadas primeramente, cuál es la velocidad con que el agua se desplaza, cuál es el nivel del agua que puede alcanzar en cada zona. De tal forma de tener una cartografía de áreas de riesgo urbanas con todos los detalles.
Toma aérea de Santa Fe. Crédito: Fernando Nicola
-Usted es un estudioso de la hidrología ¿Cómo está hoy el monitoreo de los cauces de agua que rodean a Santa Fe: el Paraná y el Salado?
-Hay dos cuestiones importantes. En el caso del río Paraná, la gran ventaja que tenemos es que de anticiparse una situación de una crecida extraordinaria tenemos suficiente tiempo de aviso, entre 10 y 15 días, desde que se genera esa situación que puede ser una crecida de tipo catastrófica. Eso nos da un tiempo importante de preparación.
En el caso del río Salado también hay un sistema de alerta que no hay que descuidar, hay que actualizar y hay que mantenerlo. Y allí el tiempo de previsión es menor, es de 3 a 5 días, pero también es suficiente sobre todo para tomar aquellas medidas de salvaguarda de vidas humanas, que es lo más importante de todo.
-¿Qué medidas podrían reducir el impacto de estas tormentas extremas?
-Hay tres acciones fundamentales. Una, la cartografía de áreas de riesgo: es necesario generar mapas detallados a escala urbana para conocer los puntos vulnerables. Dos, la simulación de tormentas extremas: hay que analizar cómo afectarían estos eventos tanto a las ciudades como a las cuencas afluentes. Y la tercera, es encarar planes de contingencia a nivel de cuencas, que es algo que no se suele hacer: es importante identificar qué caminos se cortarán, dónde están los centros de distribución de energía y salud, y qué infraestructura crítica será clave en la emergencia y debe protegerse.
En Bahía Blanca, por ejemplo, se vieron caminos intransitables, cortes de electricidad y dificultades para llegar con la ayuda. Si se anticiparan estos problemas, y se hiciera estudios de simulación en la cuenca -así como se hace en las ciudades- podrían mitigarse las pérdidas.
-Usted hablaba de los planes de contingencia. ¿Se deberían actualizar e informarlos a la población santafesina?
-Sí, habría que actualizarlos y hacerlos presentes en las distintas vecinales y barrios, porque sino se van olvidando. Indudablemente que 10 años atrás, el tema era mucho más actual, había bibliografía y publicaciones. Un plan de contingencia no es para asustar a la población, sino que simplemente es mejor estar preparados y saber que si se presenta una situación extrema de este tipo, hay quienes conocen el tema y saben qué hacer.
Cambio climático
-¿Qué rol juega el cambio climático en estos fenómenos? Porque hay mucho descreimiento al respecto.
-Es importante la incidencia del cambio climático, pero no el único factor. El riesgo es una combinación entre la amenaza, es decir, la lluvia intensa o la crecida, y la vulnerabilidad del territorio. Esto puede verse agravado por la ocupación de zonas inundables, la falta de infraestructura adecuada para el drenaje y la ausencia de planes de mitigación. Todo esto contribuye a aumentar el riesgo y la situación de impacto probable de estos eventos extremos.
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