Viernes 15.11.2019
/Última actualización 11:40
En materia social, la ciudad de Santa Fe tiene -como la gran metrópoli que es- los mismos desafíos que atraviesan a todas las ciudades latinoamericanas grandes. Si nos enfocamos en estudiar sectorialmente la problemática social, el primer desafío concreto sigue siendo, como a principios del milenio, la situación de los jóvenes en el mundo del trabajo. Por lo tanto, debería profundizarse una política pública, como se hizo en Santa Fe con las Escuelas de Trabajo, porque están actuando como ámbito de contención y orientación para grupos de jóvenes, sobre todos aquellos que están en condiciones menos favorables respecto de quienes están encaminados en estudios terciarios.
La enseñanza de oficios puede ser una de las alternativas, a la vez que la coordinación con unidades económicas puede permitir la paulatina incorporación de este sector al mundo del trabajo.
Sabemos que el contexto general en materia macroeconómica y de equilibrio de las finanzas públicas no es el más favorable, lo cual limita la definición de políticas y la asignación de recursos para los grupos más vulnerables. Los jóvenes y los niños componen uno de esos grupos: los primeros por el motivo ya enunciado, y los segundos porque son dependientes y multiplican la pobreza de los hogares. En la ciudad de Santa Fe tenemos, en promedio, cerca de tres niños por hogar y la cantidad de hogares que se pueden considerar indigentes está cerca del 3,7 %, según datos del primer semestre de 2019. Hay que multiplicar ese indicador por la cantidad promedio de niños y niñas.
Entonces, si en un hogar hay un adulto indigente, habrá dos niños en esa situación. Por eso es un sector de especial atención y tiene que ser destinatario de políticas públicas activas.