Heroína en la inundación de 2003: Ana María Salgado, Santafesina Destacada Post Mortem
La docente y militante social falleció en marzo pasado. Se hizo conocida por su labor humanitaria en la Escuela Zazpe, durante la peor catástrofe hídrica que vivió la ciudad. El Concejo honró su memoria y legado.
Heroína en la inundación de 2003: Ana María Salgado, Santafesina Destacada Post Mortem
El Concejo declaró “Santafesina Destacada Post Mortem” a Ana María Salgado, docente santafesina y activista social, quien realizó una extraordinaria labor humanitaria durante la inundación de abril de 2003 en la ciudad de Santa Fe. Cabe recordar que Salgado, la querida “Negra” para sus más íntimos, falleció en marzo de este año, a los 72 años. Docente y militante barrial, resistió en el techo de la escuela que dirigía (la Mons. Zazpe) en el peor momento de la catástrofe hídrica, salvando niños y adultos.
Este tipo de distinciones, donde se honra la memoria de santafesinos y santafesinas que dejaron una imborrable huella en la comunidad santafesina, no es muy frecuente. A instancias de tres concejalas, en la sesión de este jueves se hizo lugar a la declaración de “persona destacada” a Salgado. Otras personalidades que ocupan ese círculo son el padre Osvaldo Catena (el “cura hermano de los pobres”), declarado Ciudadano Ilustre Post Mortem en 2011.
También, Ángel Pascutto (senador y diputado provincial entre 1983 y 1999); Jorge Reynoso Aldao (nombre fuertemente vinculado a instituciones del quehacer cultural local y provincial), Carlos Alberto “Carlucho” Verga (emblema del básquetbol santafesino), “Tita” Abarno (bailarina de ballet), Jorge Ricci (referente del teatro y la cultura local); Andrés Alejandro Andreis (primer presidente del Museo Ferroviario Regional) y Richard Pautasso (artista plástico santafesino).
La “Negra”: memorias del techo
Salgado tenía 52 años y era directora de la Escuela N° 1298 Mons. Zazpe, en Santa Rosa de Lima, cuando en abril de 2003 el agua del Salado empezó a entrar a la ciudad. Su labor de ayuda humanitaria durante la mayor tragedia hídrica de la historia santafesina siempre fue reconocida. Y la Zazpe fue uno de los símbolos de resistencia a esa tragedia.
Aquel 29 de abril, Salgado alojó a alumnos y vecinos en el techo de la escuela. “Mucha gente se salvó porque pudo treparse al techo alto y esperar ahí el rescate. Llegó a haber seis metros de agua en la escuela. El techo estaba en declive: había 400 personas inundadas, la mitad eran niños y niñas...”, había declarado Salgado a El Litoral, en una entrevista de 2018.
“Recuerdo salir de madrugada a caminar por el barrio, y ver por calle Mendoza, del oeste al este, a la gente llevando a sus niños sobre sus espaldas, sacando de sus casa colchones, televisores. Dimos clases normalmente, los chicos almorzaron. Un vecino y amigo había llevado una escalera, muy temprano. Cuando el agua me llegó a la altura de mi cintura ahí dije: ‘Hay que subir al techo’”, rememoraba la militante social.
La educación, por encima de todo
En los argumentos de la declaración aprobada por unanimidad -fue impulsada por las concejalas Mercedes Benedetti, Valeria López Delzar y Jorgelina Mudallel-, se destaca a Salgado como “una incansable militante social, de derechos humanos y una docente comprometida con la comunidad educativa en la que le tocaba trabajar. Tuvo una amplia trayectoria en ambas pasiones”.
Así se veía el techo de la Escuela Mons. Zazpe el 5 de mayo de 2003. A Salgado le habían dicho que la institución educativa "no se iba a inundar". Archivo El Litoral
“La escuela Zazpe tuvo grandes educadores y muchísimas personas dispuestas a colaborar; pero sin dudas, Ana María fue una de las directoras más destacadas. ‘La Salgado’, como la apodó cariñosamente el barrio, reconoció que lo que siempre quiso fue transformar el aula en espacio de libertad, algo que para los chicos de ese barrio significó mucho. Esta forma de ver a la educación hizo que ella pasara algunos de los momentos más importantes de su vida en ese lugar”, dice el texto.
Aquella inundación de 2003 superó todos los pronósticos y las experiencias vividas hasta el momento. “Sin lugar a dudas, tanto esa tragedia hídrica como la del 2007 marcaron su vida de una manera indeleble. Allí, cuando las aguas del Salado comenzaron a devorarlo todo, Ana María alojó a alumnos y alumnas, a sus familias y a vecinos, en el techo de la escuela, a la espera de ayuda, poniéndose al frente de tan importante labor humanitaria”, enfatizó el proyecto.
“Fueron horas muy difíciles para toda la ciudad en su conjunto, pero aquel golpe se hizo sentir muchísimo en esa escuela Zazpe que con la voluntad y la ayuda de todos los vecinos, se había convertido en un punto de encuentro para cientos de chicos que día a día tomaban sus mochilas para acercarse un poco más a la inclusión”.
“El agua del Río Salado se llevó muchas cosas materiales, mucha historia de esa escuela, pero lo que no se llevó fueron las ganas de seguir luchando de los docentes que la sostuvieron en ese momento tan complicado. Ana María nunca dejó de pedir justicia y cada 29 de abril marchaba en pos de ese objetivo”, agregó
El libro que no fue
Ana, ya jubilada, siguió yendo de vez en cuando a la escuela, sobre todo para actos emblemáticos. “Estos son actos que marcaron sin duda la vida de esta docente, pero que de una manera indeleble está sellada con Santa Rosa de Lima y, en el 2013, cuarenta años después de su llegada al barrio con el Padre Catena, afirmó que volvería al barrio y haría todas y cada una de las cosas que hizo en su vida”, rescató el proyecto.
Cuando se conmemoró el aniversario número 19 de la inundación, ella misma expresó en su visita a la institución educativa que debía escribir los hechos vivenciados en su transcurso por la Escuela. “Lamentablemente, Ana María falleció el 12 de marzo de 2023. Su legado de docente y militante seguirá vivo en las calles sin pavimento y en las escuelas públicas de los barrios más postergados de la ciudad de Santa Fe”, concluyen los argumentos.