Desde que comenzó la cuarentena, allá por el 20 de marzo, muchas fueron las oportunidades que tuvo El Litoral de cubrir las diferentes manifestaciones y caravanas que hicieron los propietarios de los Jardines Maternales de la ciudad. Ellos no están incluidos en el Ministerio de Educación, por ende no reciben ayuda del Estado.
Son privados que dependen, pura y exclusivamente, de la cuota que pagan los padres que envían a sus hijos a los establecimientos educativos. Y esto (el pago de las cuotas), en muchos casos, fue mermando considerablemente con el correr de los días
Este lunes, 29 de junio, los jardines abrieron sus puertas. pero no para recibir a los chiquitos, sino para cotejar entre propietarios y docentes, los pasos a seguir del protocolo, y así estar preparados para la tan esperada ‘vuelta a clases’.
Fernando Collados, es uno de los referentes de las Asociación de Jardines Maternales de Santa Fe. Él es propietario de una institución céntrica, una de las tantas que esperan la ‘nueva normalidad’. “Estamos prácticamente desde el minuto cero. Desde que surgió la cuarentena, nos empezaron a hablar de algunas ayudas que nos dijeron que íbamos a recibir. Al interiorizarnos cada vez más, nos terminamos dando cuenta que tiene tantas aristas e inconvenientes para acceder, que mucho menos de la mitad de los jardines está recibiendo esa ayuda”.
Respecto a las ayudas económicas, Collados comentó: “Después salió un ‘aire más’ que aparentemente llegaba para todos, que era un subsidio. El problema es que termina siendo después de más de 100 días de tener cerradas las instituciones, por ende no soluciona las deudas grandes que fueron acumulando los jardines”. Concretamente, “hay jardines que recibieron un subsidio de 20 mil pesos. Pero, teniendo en cuenta que hay instituciones que tienen 15, o hasta 20 docentes, la ayuda sólo alcanzaría para un sueldo, y muchas veces ni siquiera para completarlo. Mucho menos para cubrir las leyes sociales”.
En la charla con la prensa, Collados comentó que hay instituciones que ya tienen más de 500 mil pesos de deuda acumulada en tres meses; y hay algunos alquileres que rondan los 120 mil pesos. Y, más allá de que no alcance para mucho, toda ayuda suma, “y es la incertidumbre también, todos los meses, de saber si esa ayuda va a continuar”.
Son pocas las autoridades políticas que se interesaron de manera directa en la problemática de los Jardines Maternales. “Lamentablemente, en las reuniones que estamos teniendo con dirigentes, no obtenemos una verdadera respuesta. A excepción de aquellos que nos llaman y nos dan una mano de alguna manera, sino sólo nos atienden a través de un reclamo o manifestación”, dijo Collados y agregó: “Frente a la falta de una respuesta, concisa, precisa o algún lineamiento, decidimos tomar cartas en el asunto. Preparamos el protocolo, lo elevamos al Ministerio de Salud de la provincia, lo recibieron, fue revisado, le hicimos las correcciones correspondientes y lo volvimos a presentar. Incluso, con lo último que nos quedaba de reservas, hicimos la inversión de lo que había que comprar para tener todo listo para cuando nos autoricen y garantizar la salud de todos. La realidad es que ahora no sabemos dónde está”.
En caso que le permitan abrir nuevamente las puertas para retomar actividades, fueron puestos en práctica este lunes, con las docentes de cada institución, los pasos a seguir para cumplir correctamente con el protocolo.
En la puerta de entrada, hay un dispenser de alcohol en gel. La docente entra y se limpia los pies en una plancha sanitizante y luego se los seca en un trapo de piso. Durante ese proceso, otra persona le toma la temperatura y le arroja sobre la ropa puesta la solución de alcohol y agua.
Luego, la docente se saca campera, bufanda, gorro (esto atendiendo la época del año) y pone sus pertenencias en una bolsa personal que dispone el jardín. Incluso, sugieren que vayan con dos prendas abajo, es decir: una calza para trabajar) y un jogging o jean para poder sacárselo y que esa prenda no esté en contacto con los niños.
Un detalle extra, y no menos importante, es que se les da a cada docente un barbijo o tapaboca diario para ser utilizado únicamente en la institución.