El mal estado de ese trayecto, muy utilizado por paseantes y runners, no es nuevo. En 2022, un lector envió a El Litoral un video donde mostraba esa senda prácticamente “detonada”, con las lajas rotas y levantadas. “No es Ucrania, es la Costanera santafesina en un estado total de abandono”, declaró aquel periodista ciudadano.
Desde el municipio (gestión anterior, a cargo de Emilio Jatón) explicaron en ese entonces que se estaban realizando tareas de mantenimiento “permanente” sobre la Costanera. Además, se aseguraba que el tramo de veredas que ya se recuperó “es el comprendido entre el Puente Colgante y el Faro”.
“Toda esta zona baja está limpia, sin los yuyos ni la basura que supo tener en otros tiempos. El punto es que le falta la reparación del suelo que se hundió. Estos socavones se produjeron en grandes tramos del paseo, como ocurre por ejemplo en su límite sur, al igual que en otros sectores ubicados más hacia el norte. Las enormes baldosas cedieron porque se “lavo” el relleno del piso, que se erosionó”, relataba aquella crónica.
Detalles
El Ejecutivo a cargo de Juan Pablo Poletti decidió finalmente llamar a un concurso privado de precios para adquirir lajas y mármoles destinados al referido sector. De acuerdo a la descripción técnica, se necesitarán 345 metros cuadrados de lajas irregulares tipo “San Luis”, y 100 metros cuadrados de mármol para la ejecución de los trabajos.
Los bordes (que son de mármol blanco) están muy rotos en muchos sectores del trayecto. Crédito: Manuel Fabatía
Las lajas, en su cara superior o superficie de desgaste, “deberá ser lo más lisa posible, sin salientes abruptas. Lo mismo para el mármol, que deberá ser irregular y de color blanco”, se especifica.
La apertura del concurso será este jueves 26 de septiembre a las 10 horas. “Se requerirá a la empresa oferente la cotización, especificaciones técnicas y certificado de Situación Fiscal Municipal”, entre otros requerimientos.
Relevamiento
El Litoral relevó el sector que se intenta intervenir. Desde el Faro hasta el CODE, la senda es muy concurrida por ciclistas, paseantes, caminantes, runners. En rigor, todo el trayecto está en un muy mal estado, tanto las lajas como los mármoles blancos.
Las primeras están en la senda principal, y los segundos en ambos bordes de la vereda, con un ancho de unos 30 centímetros. Además, el mármol blanco se encuentra en las separaciones de la senda, cada 3,5 metros.
Un banco, liberalmente levantado por las raíces de los árboles que circundan la vereda. Crédito: Manuel Fabatía
Es imposible contabilizar la cantidad de roturas que hay en ese trayecto de unos 450 metros. Sí se puede decir que hay tanto zonas rotas como faltante de piezas de lajas y de mármol blanco. Llama la atención, a unos 100 metros del Faro hacia el norte -aproximadamente- un “mini cráter”, con profundidad y de un metro cuadrado de dimensión, en el centro de la senda.
Una joven que caminaba con su mochila universitaria y los auriculares puestos tropezó y no cayó al piso de pura suerte. La gente, que es habitué de ese paseo, ya sabe cómo esquivar las roturas: “Es la costumbre. Vengo todos los días a caminar un rato y ya me conozco de memoria dónde están los pozos”, dice un hombre de pasada.
Postal del emblemático Faro de la Costanera. Se aguardan novedades sobre la adquisición de los materiales para poner el valor la vereda hasta el CODE. Crédito: Manuel Fabatía
Otro problema: en las “pausas” donde están los bancos de hormigón, y que se encuentran apoyados sobre un curva a nivel de la vereda, tanto las lajas como los mármoles están literalmente “detonados”, con un agravante: las raíces de los palos borrachos y de otras especies arbóreas que están a unos dos metros de distancia están levantando estos sectores de bancos.
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