Lejos del estigma y cerca de la comunidad: la estrategia en salud mental post pandemia
El trabajo específico de los equipos de salud y la mirada atenta del entorno social para abordar los padecimientos subjetivos que se incrementaron por efecto de la crisis sanitaria, con las infancias y juventudes entre los grupos más vulnerados. Todo en este diálogo con Celina Pochettino, directora provincial de Salud Mental.
Archivo El Litoral Las infancias y juventudes son dos de las poblaciones más afectadas por la importancia que tiene para ellas socializar, desplegar la plenitud de sus potencialidades , advierte la especialista. También -y muy particularmente- los adultos mayores.
La pandemia por Covid-19 puso a prueba todo el sistema de salud, aquí y en el mundo. Y cuando se menciona salud se lo hace en un sentido amplio e integral, de tal manera que incluye el padecimiento subjetivo. Sobre este punto la nueva concepción de salud mental se aleja de los rótulos y de la medicación como única respuesta y se encamina hacia un abordaje intersectorial y una fuerte participación de la comunidad. ¿De qué manera?
Celina Pochettino es directora de Salud Mental de Santa Fe y en septiembre de 2021 encabezó la presentación del Plan Provincial que se enmarca en la Ley Nacional N° 26.657. La presentación fue en plena pandemia -que aún transcurre aunque con menos intensidad-, pero tiene su fundamento en el inicio mismo de la gestión, cuando el coronavirus recién comenzaba a sonar del otro lado del mundo.
Sin embargo, la necesidad de discutir nuevas estrategias en el campo de la salud mental se reactualizó con la crisis sanitaria cuyos efectos en la subjetividad, se estima, seguirán presentes aún después de que el virus sea un mal recuerdo. "Sin dudas hay un aumento de la demanda propio de que la pandemia (que generó una discontinuidad en los tratamientos) y también por un aumento de situaciones de sufrimiento subjetivo y consumo problemático". Son temas históricos pero que requieren una respuesta según cada época", le dice la especialista a este diario.
En esta época está claro que "el sistema por si solo no va a poder revertir estas situaciones sino que se demandan políticas integrales en un concepto amplio de la salud".
Datos, trabajo en red y formación
El gobierno nacional está a punto de presentar su plan de Salud Mental cuyos lineamientos fueron expuestos en el Consejo Federal de Salud (Cofesa). Santa Fe hizo público el suyo el 30 de septiembre pasado, y "hoy estamos trabajando en forma participativa con las regiones de salud y trabajadores del sector pero también con otros ministerios, universidades y organizaciones de la sociedad civil", señala Pochettino, convencida de que "para avanzar en su implementación es necesaria una política intersectorial. Eso es lo que estamos tramando".
Ese término, "trama", como una forma de construir una red, aparecerá varias veces a lo largo de este diálogo con El Litoral.
Luis Cetraro Celina Pochettino, directora provincial de Salud Mental.
Celina Pochettino, directora provincial de Salud Mental.Foto: Luis Cetraro
En el diseño definitivo del plan, la provincia tiene el acompañamiento de la Universidad Nacional de Rafaela (UNRaf). Este programa apunta a la implementación de la Ley Nacional de Salud Mental N° 26.657 en la provincia, con algunos ejes priorizados: uno de ellos es el área epidemiológica. "Es más sencillo hacer estadística epidemiológica en salud para otras problemáticas, y ésta tiene muchas aristas que hacen a la complejidad de lo social", reflexiona Pochettino.
También se contempla el fortalecimiento de la red de atención, "y el derecho a habitar, socializar y trabajar que son otros aspectos que componen el derecho a la salud; por eso es clave la política interministerial que llevamos adelante".
Otra prioridad es la formación "porque estamos convencidos de que todos los equipos de salud requieren estar a la altura del abordaje de las problemáticas de salud mental y consumo que se van complejizando: la pandemia fue uno de los intensificadores, pero no el único".
-¿Es un plan que iba a salir con o sin pandemia o se precipitaron los plazos por el Covid?
-Fue un objetivo de gestión desde el inicio. Si bien asumí en la Dirección en febrero de 2021 es un plan que trasciende la pandemia. Tenemos hospitales monovalentes en proceso de transformación y hay un insumo de cómo redistribuir esos recursos, de qué otros servicios abrir para cerrar el "modelo hospitalocéntrico y medicalizante" que está representado en esas instituciones.
Venimos trabajando muy cerca de Nación a través de los Cofesa, que es la instancia de reunión de los ministros. Y en una relación directa de acompañamiento técnico, tenemos un convenio de colaboración con la Dirección Nacional de Salud Mental para el plan y algunas líneas de financiamiento para, por ejemplo, poner en valor las casas asistida que tenemos en Santa Fe.
-Recién mencionaba tres conceptos: habitar, socializar y trabajar que son acciones que estuvieron muy afectadas por la pandemia.
-Son tres derechos que, junto a otros, componen el derecho a la salud. Es una línea que tomamos de la propuesta de Italia; con ese país tenemos un convenio de apoyo técnico para desplegar este plan. La pandemia profundizó la crisis social a partir de las dificultades económicas y el encierro que fue establecido para cuidarnos. Esa es una paradoja porque estar cerca, sostener los lazos y la cercanía con los referentes afectivos son indicadores de salud mental y estuvieron afectados por la pandemia. Entendemos el derecho a la salud de forma amplia e integral y por eso tenemos que trabajar en estas líneas intersectoriales e interministeriales.
-Un diagnóstico en salud mental no es tan preciso como el que puede arrojar, tal vez, un análisis clínico. Con tantas personas afectadas por la pandemia, ¿cómo se hace un diagnóstico a nivel social?
-La pregunta nos sitúa en la complejidad del campo. Ninguna problemática en salud merece un análisis simplista pero es mucho más complejo el campo de la salud mental. El diagnóstico sirve para orientar y es propio del paradigma clásico pero no representa las problemáticas. Hay una tendencia a la sicopatologización de la vida; así, si alguien pasa un mal momento o tiene una crisis subjetiva, aparece el riesgo del estigma y de quedar "sentenciado" por ese episodio.
El modo de revertirlo es, primero, ubicar que el malestar subjetivo es propio de la vida, que cualquiera puede pasar un momento agudo sin subestimar por ello la necesidad de una atención específica cuando está en una situación que no puede sobrellevar. Por eso decimos que el derecho a la salud se compone de manera amplia: alguien que no tiene resuelto el tema habitacional o su derecho de acceso al trabajo, sin duda va a estar afectado en su salud mental y ahí hay que ser muy cautos con los diagnósticos.
En todas las épocas hubo una cultura del estigma, el señalamiento y la segregación. Hoy ubicamos a la salud mental y los consumos problemáticos en las políticas del cuidado y no del control ligadas a una concepción de sujeto "peligroso".
-Estigma que deriva en que las personas demoren más tiempo en buscar ayuda.
-Tal cual, genera barreras de acceso. Por eso una parte fundamental de nuestra política es trabajar en la formación, en el encuentro con las organizaciones de la sociedad civil y las universidades para desarmar estos estigmas, facilitar el acceso a la salud y entender dos cuestiones: por un lado, que hay un aspecto específico del sistema de salud y que son los abordajes complejos y por eso bregamos por la no medicalización del sufrimiento. Pero también es fundamental que entendamos que todos, como participantes de las comunidades, tenemos la oportunidad de dar una primera ayuda en salud mental.
Por eso es importante que las comunidades se organicen, porque esa primera respuesta la podemos dar referentes familiares, lazos afectivos y quienes estamos cerca. Las cifras de la OMS lo señalan: en algún momento de su vida una de cada 4 personas van a sufrir una problemática de salud mental. El sufrimiento es propio de la vida y no es eliminable.
Durante toda la entrevista y para la sesión de fotos, Pochettino mantiene en su lugar el barbijo, ese elemento que funciona como barrera contra el virus de Covid-19 en todas sus variantes, pero que a la vez nos oculta del resto.
-Es todo un tema el de las imágenes de la pandemia y los rostros cubiertos a medias por el barbijo.
-Es una paradoja: para cuidarnos en salud mental importa la cercanía, la conversación y la presencialidad, y es todo lo que la pandemia vino a inhibir o limitar para cuidarnos del virus.
-La soledad derivada del aislamiento recomendado para evitar contagios es otra paradoja para salud mental.
-El derecho a socializar es visto como derecho a la garantía de la salud. Si bien hemos inventado algunos modos de acercarnos, éstos no están accesibles para todos. No todos los sectores ha tenido acceso virtual, a la posibilidad de suplir (no sustituir, aclara) la presencialidad.
Sin dudas las infancias y juventudes son dos de las poblaciones más afectadas por la importancia que tiene para ellas socializar, desplegar la plenitud de sus potencialidades.
-Y en el otro extremo están las personas mayores.
-Sin dudas; por las razones propias de la tercera edad y por haber sido una de las poblaciones de mayor riesgo. La pandemia vino a señalar también el riesgo de contagio en comunidades cerradas y eso nos muestra cuán importante es dar respuestas comunitarias para la atención.
Si la pandemia nos enseñó algo es que tenemos que seguir desplegando estrategias respecto de los modos de cuidarnos. En el campo del cuidado se ubica la tarea específica de los equipos de salud pero también lo que podemos hacer como protagonistas de nuestros espacios sociales con nuestros compañeros de trabajo, familiares y amigos. Sin ese primer acompañamiento que podemos ofertar todos, muchas situaciones no se podrán abordar.
-¿Adónde recurrimos en ese caso?
- La línea gratuita 0800-5556549 que se habilitó en función de la pandemia continúa con un equipo de salud mental dispuesto a la atención. Creemos que se tiene que sostener con un rediseño para generar un acceso al sistema de salud.
Además, todo centro de salud, toda guardia de un hospital es una puerta de acceso al sistema. Y un desafío que estamos empezando a tomar es trabajar con la comunidad, las organizaciones sociales y todos aquellos sectores que pueden colaborar en que el acceso a la salud sea posible para todas las personas.