Domingo 3.7.2022
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En el Club Liverpool FC de la ciudad de Santa Fe, en Ruperto Godoy 1850, corazón del barrio Sargento Cabral, hay un pool que está bien tapado con un nylon blanco. Arriba, una vitrina con trofeos que hablan de glorias pasadas. Dos parroquianos piden su vermouth y empiezan a secretear silencios cómplices. El mozo los conoce demasiado y no se demora en llevar el pedido. En la pared, una plaqueta dedicatoria y, al lado, una camiseta roja del Liverpool Football Club de Inglaterra. Es media mañana, hace un frío que aletarga pero algo ha sacudido ese tiempo que parece detenido pero no: está vivo.
La entidad social y deportiva cumplirá un siglo de vida el próximo 24 de agosto. Con esa excusa, a alguien de la comisión directiva se le ocurrió enviar una carta formal al prestigioso club británico, contando el centenario, un poco de historia del club santafesino y las diversas actividades que allí se realizan. No había muchas expectativas en recibir una contestación. Pero para sorpresa de todos, esa respuesta llegó, del mismísimo "The Reed"(Los Rojos, apodo del equipo de la Premier League).
"Lo que hicimos fue sacar una foto a los chicos (de la escuelita de fútbol y de patín), todos vestidos de rojo. Se mandó luego una carta institucional vía mail a la institución de Inglaterra, y la respuesta llegó a las 48 horas. ¿Y qué nos dijeron, palabras más, palabras menos? 'Tendremos en cuenta el día del aniversario de centenario del club, y van a tener novedades nuestras…'", cuenta a El Litoral Miguel Pérez, presidente del club desde 2014, que aún no sale de su asombro por lo ocurrido.
Los profes dan cátedra, los chicos miran. Hace 30 años que se dictan clases de patín en el club del barrio Sargento Cabral. Crédito: Manuel FabatíaDesde la entidad dejaron en claro a los británicos en el mail (además de añadirles un mapita para que tengan una idea de dónde queda la remota Santa Fe, en la Argentina y en el mundo) que es un club de barrio humilde, y que durante muchos años el equipo del club formó parte de la Federación Santafesina de Fútbol y que participó de la Liga Santafesina.
¿Y qué se cree que enviarán? "No importa, lo que vale es el gesto, será algo significativo. Pueden ser un souvenir, una camiseta, autógrafos...", dice en tono de broma Pérez, que además es relator deportivo. "¡Ojalá que manden libras esterlinas o euros!", estalla en una carcajada otro parroquiano que escuchaba de "refilón" la entrevista.
Lo social es todo
"Gringuito, preparate un vermouth pero suave, bien sodeado, ¿puede ser?", le ordena alguien a quien está detrás de la barra, atento y solícito, con camisa a cuadros y gorrito de lana. Otro señor ojea atento las páginas del diario El Litoral. En esa postal hay toda una épica de un club de barrio tradicional, como otros tantos de la ciudad. Sobre la mesa de la entrevista humean su aroma tres cafés, y pareciera que algo de lo cotidiano que allí sucede se volviera mágico por un instante.
"Mirá este bar -convida el presidente, haciendo un rodeo señalador con su mano derecha-. Hay gente que viene aquí, los parroquianos de siempre, desde hace años. ¿Sabés por qué? Para compartir, para reunirse, para charlar de fútbol y aún más, a veces para estar en silencio; a veces con eso alcanza. A nosotros la pandemia nos mató -recuerda, frunciendo el entrecejo-,y nuestra gente volvió de a poco". Es la valiosa parte social del club.
"Nuestro club es parte de la enseñanza de lo que es un barrio tranquilo y humilde. Porque los hijos, nuestros hijos, no están en la calle: vienen a hacer alguna actividad deportiva y están dentro del club, y por eso hablamos de inclusión. Están con los y las profes, custodiados, y los papás se quedan tranquilos", resalta Miguel Pérez.
Lo deportivo como integración
Pero lo deportivo también es social (todo es parte de la misma moneda, la integración), y el Club Liverpool FC de Santa Fe tiene un intenso abanico de ofertas deportivas, tanto para niños como para adultos. Taekwondo, yoga con dos profesoras y gimnasia aeróbica, la escuelita de fútbol, el Fútbol 5 para los mayores (en horario nocturno), y la escuela de patín más antigua de la ciudad, que se llama "Sinfonía sobre Ruedas", y que está a cargo de la profesora Mónica Reyes, que hace 30 años da clases.
"Para nosotros es un orgullo, y es generacional. La mamá que una vez vino a aprender a patinar ahora manda a su hija… Hay niñitas de dos años que ya aprenden patín, y ver eso nos llena de alegría", se sincera Miguel Pérez. Como todo club, salir de lo que dejó la pandemia en términos económicos, con dos años con las puertas cerradas, fue duro, pero se logró.
Miguel Pérez, presidente de la institución. "Nuestro club es parte de la enseñanza de lo que es un barrio tranquilo y humilde. Porque los hijos, nuestros hijos, no están en la calle: vienen a hacer alguna actividad deportiva y están dentro del club". Crédito: Guillermo Di SalvatoreEl club se mantiene con el alquiler del salón de eventos, que está ocupado casi todos los fines de semana, más las cuotas societarias, lo que deja el Fútbol 5, las clases de yoga y de gimnasia para adultos… "Con eso la vamos piloteando, lo bancamos. Y no es fácil sostener esto porque al edificio hay que mantenerlo, pintarlo todos los años, arreglar algo cuando se rompe…. Hay un conjunto de gente muy valiosa en la comisión directiva", cuenta el referente.
Y sobre el final, una reflexión: "A las familias, les digo que éste es un club de puertas abiertas. Hay actividades diarias. Nosotros siempre estamos disponibles. Este es un club chico, pero de corazón grande", concluye Pérez. Por la tarde, el Liverpool santafesino se llenará de niños practicando patín y a la noche, la muchachada irá a hacer un "fulbito". Pero más de uno seguirá dándole vueltas a la incógnita de qué mandarán desde el Liverpool de Inglaterra.