Casi 14 años pasaron desde el primer silbido del expreso jujeño, pero las súplicas del metal de las vías ante el paso demoledor de la locomotora aún retumban en los recuerdos de Alejandra Marina Oliveras, evocando a su memoria el momento exacto en que vio frente a sí a la figura de María del Carmen Potenza desplomarse sobre la lona. Fue en aquella velada del 12 de agosto de 2005, en la localidad cordobesa de General Lavalle, cuando se empezó a forjar el mito de hierro de “La Locomotora”.
Desde entonces, sus guantes cortaron el aire una infinidad de veces, traspasó la frontera de la tristeza a la euforia (y viceversa) en innumerables ocasiones, y supo ser protagonista del auge del box femenino en el deporte de élite. Hoy, la histórica boxeadora quiere devolver algo de todo el cariño que la gente le dio. Y es por eso que, luego de haberle hecho frente a la vida desde muy chica y haber conseguido todo lo que tiene a base de su esfuerzo, ahora quiere ayudar a otros jóvenes a que puedan hacer lo propio.
Alejandra “Locomotora” Oliveras abrirá un gimnasio de boxeo social en barrio Alfonso de esta ciudad. El boxeo social persigue como objetivo la inclusión al deporte a chicos en situación de vulnerabilidad social. Mediante la práctica deportiva, el entrenamiento y la alimentación sana, se busca alejar a los jóvenes de la calle, de las drogas y la delincuencia.
La iniciativa que persigue el proyecto, próximo a concretarse (la inauguración se vislumbra para septiembre u octubre de este año), apunta a cobijar a jóvenes atravesados por diferentes problemáticas sociales. La pugilista, que supo ser campeona del mundo en seis ocasiones y en cuatro divisiones diferentes, entiende que la calle no es un buen lugar para crecer: “Un chico que se está drogando en una esquina, que su madre es prostituta, que su padre es borracho, está perdido; esto trata de salvar vidas”, afirma la multicampeona en diálogo con El Litoral.
El gimnasio —que se ubicará en Roque Sáenz Peña 1753— contará con una capacidad de 30 chicos por clase. Según Oliveras, significarán 300 jóvenes alejados de la calle por día. La forma de abrir la convocatoria será por medio de una conferencia de prensa, donde se convocaran a los medios de comunicación de la zona. Oliveras manifiesta su intención de que este gimnasio pueda ser como aquel que inaugurara años atrás en Santo Tomé, pero advierte: “Va a ser para los que realmente necesitan y no pueden pagar una cuota”.
Es por esto que la boxeadora, que según sus propias palabras se reconoce en el atardecer de su carrera, proyectó esta idea un año atrás y hoy se encuentra en la cruzada de conseguir todo el apoyo posible para concretarla. Con relación a esto, “Locomotora” comenta: “Estoy buscando ayuda de todos lados, todo sirve para esta causa. Yo no tengo bandera política, el deporte es mi bandera. Acá lo importante son los chicos, y ellos también son mi bandera”. El apoyo que se solicita va desde el sueldo para algún profesor hasta conseguir alimentos.
Como el maquinista del expreso del fin del mundo que observa sobre su hombro el recorrido hasta donde ya no hay más, Alejandra Oliveras demuestra la nostalgia que brota del recuerdo al observar en retrospectiva la carrera que fue cosechando: “Yo vengo de abajo, de donde vinieron el ‘Chino’ Maidana y (Carlos) Monzón, y de donde vienen los campeones de boxeo. Sufrí lo que es no tener para comer, no tener un par de zapatillas, vivir de alpargatas y trabajar desde muy chica”.
Aunque, a diferencia de aquel maquinista, “Locomotora” reconoce un camino delante de sí y sabe hacia adónde continúa su mundo: la ayuda para aquellos pibes en los que ella misma se reconoce en sus años anteriores. “Quiero que cada vez que le peguen a la bolsa, le estén pegando al dolor. Quiero ayudar a estos chicos para que sean campeones de la vida, que es el cinturón más importante. La vida no es para sufrir sino para ser feliz, pero hay veces que necesitamos una oportunidad”, expresó.
“Quiero que cada vez que (los chicos) le peguen a la bolsa, le estén pegando al dolor. Quiero ayudar a estos chicos para que sean campeones de la vida, que es el cinturón más importante” Alejandra Oliveras, boxeadora