María vive sobre Estanislao Zeballos, a pocos metros del Camino Viejo a Esperanza hacia el oeste. Cuando El Litoral la encontró estaba sentada en la vereda tomando mates dulces. En la mesita que la acompañaba había una pava de aluminio y tres bizcochitos. María tiene 68 años y habita en Las Lomas desde hace casi cuatro décadas.
“Hacía meses que no me sentaba en la vereda a disfrutar de unos mates. No lo hacía por miedo, porque acá en lo mejor que estás sentado tomando mates te pasa una bala por al lado y se arma una balacera”, dijo María. Y agregó: “Pero por suerte se llevaron del barrio a muchos de los que nos arruinaban la paz”.
Esta última frase de María tiene que ver con una acción llevada a cabo el último día de febrero en este barrio de cordón oeste y en los dos que son vecinos: Cabal y Scarafía. Ese día, agentes de la Policía Federal Argentina concretaron doce allanamientos donde se logró descubrir una organización narco-criminal que operaba en la zona.
Según se supo, la investigación se venía realizando desde hace varios meses, cuando se detectó la actividad de un grupo de individuos dedicados al comercio de estupefacientes en estos barrios.
La postal de María no fue la única que pudo observar El Litoral. En varias cuadras se observaron personas en la vereda lavando motos, haciendo compras, llevando a los chicos a la escuela a paso lento… Aunque están temerosos, todos los vecinos que charlaron con este medio dijeron sentirse un poco más seguros y esperan que dure la tranquilidad en las calles.
Los principales reclamos
Las Lomas carga con el peso de ser un barrio del cordón oeste y, encima, del norte de la ciudad. El noroeste es la zona más postergada de la capital santafesina y se nota.
Entre los reclamos al municipio, en Las Lomas refieren trabajos de desmalezado en el Camino Viejo a Esperanza que quedó sin entubar. Foto: Mauricio Garín.
El ingreso de una línea del colectivo al barrio es uno de los principales reclamos de los vecinos. La 1, que transita por barrio Cabal, es la más próxima que tienen para poder llegar al centro de la ciudad. Quienes pueden económicamente optan por tomarse un remís hasta la avenida Blas Parera -o viceversa- y quienes no, deben caminar varias cuadras para llegar hasta Cabal y más de 12 para llegar a la avenida.
También piden por tareas de desmalezamiento y limpieza de cunetas, y mayor atención a los problemas sociales, que en el marco del contexto actual que atraviesa el país se sienten fuertemente en el barrio.
“La gente está con hambre. Muchos comedores cerraron o redujeron raciones. Es un tema muy grave el que está ocurriendo, pero bueno es algo que pasa en todo el cordón oeste y en el norte”, finalizó un vecino al pasar y vio cómo El Litoral reportaba los problemas de la jurisdicción.