Viernes 8.4.2022
/Última actualización 16:03
"Buen día a todo el grupo, quiero darles una noticia excelente: me acaban de contar que en el Vera, Lucio caminó 25 metros ayudado por el kinesiólogo picando una pelota de básquet con las dos manos. Nada más". La voz se quiebra. Un nudo en la garganta. Pertenece a alguien del círculo de amor creado para mantenerlos a todos al tanto de la evolución de la salud de Lucio Belfiori. La emoción que lo invade. El mensaje viaja hacia los celulares del grupo íntimo. Todos lo escuchan y nace la mueca de sonrisa en cada rostro. Hay esperanza. Se redoblan las fuerzas para seguir adelante.
Hace poco más de dos meses que Lucio Belfiori, de 25 años, lucha día a día por recuperar lo que era su vida, tras sufrir el ataque criminal de dos personas que le dispararon con un arma de fuego para robarle su moto. El joven entrenador de básquet no está solo. Tiene a su padre, a su novia, a sus familiares queridos, a sus amigos, a sus alumnos y a toda una ciudad en vilo. Es que aquel asalto ocurrido la noche del 3 de febrero pasado resonó en todos los barrios de Santa Fe. El caso tomó estado público y despertó la indignación de la comunidad. Un joven profesor de Educación Física y entrenador de básquet del Club Regatas, muy querido por todos, había sido atacado cerca de las 22, en inmediaciones de Avda. Siete Jefes y Luciano Molinas. Sufrió un disparo en el cuello. Le robaron la moto. Y uno de los dos atacantes fue detenido. Continúa preso mientras la Justicia investiga. El otro sigue prófugo.
Desde entonces las sucesivas crónicas publicadas por El Litoral dieron cuenta del caso: Lucio Belfiori pasó las primeras 24 horas sin respirador. Lucio Belfiori continúa su evolución favorable. Lucio Belfiori podría dejar el hospital este miércoles. Cómo es la rehabilitación de Lucio Belfiori en el Vera Candioti. Y así, día tras día. En vilo.
Por ello es que este mensaje que narra la maravillosa novedad sobre su evolución emociona. Al igual que la fotografía que hizo pública su novia, Ana Sabas, en su Instagram. La imagen los muestra sonrientes durante un paseo por la Costanera. La pareja tenía en sus planes iniciar pronto una convivencia cuando ocurrió el asalto. Ahora ella lo acompaña en su proceso de curación, en la casa de Lucio, a donde vive junto a su padre.
Archivo Abrazo. Lucio Belfiori junto a su tío, Walter Bogdanowicz, quien este domingo piensa hacerle un prometido asado.Abrazo. Lucio Belfiori junto a su tío, Walter Bogdanowicz, quien este domingo piensa hacerle un prometido asado.Foto: Archivo
Pasó un mes y medio en el Cullen. ahora los días son en el Vera Candioti. Le mete duro para recuperarse. kinesiología y terapias que lo ayudan. Todo el día. Un luchador. Por ello será quizá que cuando estudiaba en el Isef era el "Cacique" de la tribu de los "Churos". "Se levanta, va al hospital, hace las sesiones durante la mañana, pasa el mediodía, descansa a la siesta y continúa por la tarde. Luego vuelve a su casa. Esa es la rutina ahora", cuenta su tío, Walter Bogdanowicz, que este viernes fue a la carnicería para comprar el asado que el domingo le piensa hacer a Lucio "aunque llueva", le asegura a El Litoral en una conversación telefónica. "Fue lo primero que me pidió Lucio cuando despertó en la Terapia. 'Tío, haceme un asado', me dijo. Y ahora se lo voy a hacer", dice emocionado Walter, que lo acompaña en este andar durante el proceso de recuperación. "Hasta Dani, el carnicero de Necochea y Padilla, está pendiente de Lucio. Me separó un costillar".
En este "ir de a poco", como dice Walter, Lucio va dimensionando lo que le pasó. "Le voy compartiendo mensajes de la gente, publicaciones y archivos que le fui guardando. "El los recibe y le ayudan a tomar conciencia de todo lo que pasó, y no lo puede creer. Se sorprende del cariño de la gente. Y agradece".
Por ahora Lucio sigue en esa. Andando. En recuperación. Mantiene su silencio ante la prensa. Aunque en algún momento lo romperá, para agradecerle a toda la comunidad que lo acompaña. Mientras tanto ese silencio es necesario para sanar también por dentro. Porque las heridas no son sólo físicas. Y tiene agendado entre sus pendientes juntar fuerzas para ir su club amado y reencontrarse con su equipo de básquet al que entrenaba. Los chicos de Regatas. "Por ahora amaga, pero todavía no se animó a hacerlo", dice Walter. "Así que vamos de a poco, no lo queremos apurar".
Al tío de Lucio lo tiene preocupado también el escaso avance de la justicia en materia de investigación del caso, para dar con el prófugo que participó del ataque. El otro sigue detenido.
Lucio tiene mucho por delante. Junto a su novia, que también es profe de Educación Física, habían abierto un gimnasio en el norte de la ciudad. También lo espera su equipo, para volver a entrenar básquet. Y aprender jugando. Porque así es la vida.