Mónica Ritacca
La religiosa Silvia Somaré visitó Santa Fe para brindar una charla con el fin de difundir y dar a conocer quién fue Catalina de María Rodríguez. Es que la fundadora de la Congregación de las Hermanas Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús será beatificada el próximo 25 de noviembre.
Mónica Ritacca
La hermana Silvia Somaré visitó la ciudad de Santa Fe para brindar una charla sobre quien será a partir del 25 de noviembre la nueva beata argentina: Catalina de María Rodríguez. Fue invitada por las religiosas de la Congregación de las Hermanas Esclavas del Corazón de Jesús de la capital provincial y con el único objetivo de “dar a conocer quién es la Madre Catalina”.
Somaré es autora de siete libros, todos vinculados con la vida de Catalina de María Rodríguez. Investigó y leyó mucho sobre ella, a quien le atribuye sus publicaciones. Dice no tener el don de escribir, sino que “es otra de las travesuras de Catalina”. Es que las siete publicaciones fueron escritas en el transcurso de dos años.
—La primera pregunta es básica pero esencial. ¿Quién es Catalina de María Rodríguez, la próxima beata argentina?
—Es una gran mujer, que no confió tanto en sí misma sino en lo que Dios le pedía. Fue una mujer que se dejó llevar por el dolor de los demás, pese a los suyos. Esa mezcla hizo de su vida un servicio a los otros. Catalina perdió a sus padres siendo niña, fue criada por dos tías diferentes y sin estar enamorada se casó con una hombre para que éste no sufriera de amor.
Catalina estuvo en Santa Fe, inaugurando en 1892 el lugar donde estamos realizando esta entrevista: el Hogar de Niñas Santa Magdalena. Seguramente, estaría repartiendo chocolates y detentes, signo de la protección del Sagrado Corazón de Jesús.
Cuando vino a inaugurar el hogar dijo que sería de mucha ayuda al prójimo. Estaba muy contenta de esta obra en Santa Fe, que se complementaba con la del Colegio Sagrado Corazón de Jesús. En varias de sus cartas -de un total de 1.684 que están guardadas en el archivo de la congregación en Córdoba- da cuenta de la bondad del santafesino.
—¿Por qué el 25 de noviembre es una fecha tan esperada?
—Porque ese día, Catalina va a ser declarada beata, eso significa un reconocimiento de la Iglesia Católica a una persona por su bondad, su vida puesta al servicio a los demás y su mediación ante Dios. Como para que lo entienda alguien quien por ahí no es católico vendría a ser como cuando una universidad reconoce a alguien por sus méritos y le otorga el título Honoris Causa.
Pero Catalina va más allá de la Fe y la religión. Fue una mujer que a nivel social desarrolló nuevos modos, que le dio voz a los que no la tenían, que visibilizó lo no visible, que salió al encuentro de los más heridos.
Ella tendió puentes a nivel político también. Nació en 1823, en el seno de una familia de políticos. Se crió escuchando cómo se formaba la Patria naciente. Escuchaba tertulias sobre cómo hacer una patria mejor con un estilo federal. Catalina sólo recibió educación en su casa. Su papá fue un gran jurista, pero falleció cuando ella ella tenía 8 años.
—¿Cuál es el milagro que se le atribuye, y que fue aprobado por el Vaticano?
—Se le atribuye la curación de una mujer tucumana, llamada Sofía Acosta. Sucedió hace 20 años. Esta mujer tuvo una muerte súbita. Estuvo más de media hora sin signos vitales. Los médicos hicieron todo para reanimarla pero no pudieron. Cuando el médico le cuenta a su esposo y a su hija Eugenia, que es docente del colegio Sagrado Corazón en esa provincia, que había fallecido, le dicen que vuelva a intentar reanimarla porque ellos le estaban rezando a Catalina. Y así lo hace. Cuando el médico va comprueba que había actividad cardíaca pero si sobrevivía iba a quedar con graves secuelas por el tiempo que estuvo sin signos vitales. Eso no fue así. Sofía sobrevivió, vive en la actualidad y sin ningún tipo de consecuencias. Hoy tiene 79 y el día de la beatificación queremos que esté en Córdoba.
—¿Se le reconocen otros milagros?
—Catalina es de hacer travesuras. Una de ellas es regalarle hijos a los matrimonios que no pueden tener. Esto, quizás por lo que le pasó a ella, que su hija se le murió al nacer. Hay muchos niños nacidos en matrimonios que no podían concebir y cuyos progenitores le rezaron a la Madre Catalina, es decir muchas gracias de este tipo.
Hay que aclarar que quien hace el milagro es Dios, por intermedio de Catalina. Y Dios como Padre Misericordioso sabe qué es lo mejor para nosotros, aunque a nosotros nos parezca injusto.
Para saber más de quien será beatificada el 25 de noviembre, los interesados pueden ingresar a www.madrecatalinademaria.com
Trabajó a la par del cura Brochero
Catalina de María Rodríguez trabajó a la par del cura Brochero, hoy Santo. Fue quien lo acompañó en el sueño de este cura de crear la Casa de Ejercicios de traslasierras, en Córdoba, y un colegio de niñas. Digamos que el cura Brochero fue un transgresor de la época, una época donde no había una educación sistemática para la mujer y menos en ese lugar que no existía en el mapa. Allí, Brochero decide fundar un colegio de niñas y promover la evangelización a través de ejercicios espirituales. Ese sueño también era de Catalina, por eso se puede decir que este par de cordobeses unieron sus sueños y trabajaron a la par para lograrlo.
Perfil
La hermana Silvia Somaré es religiosa desde hace 30 años. Hace siete, hizo una licenciatura en Ciencias Religiosas en la Universidad Católica de Córdoba. Su tesis fue, justamente, sobre la Madre Catalina. Quiere mucho Santa Fe, ya que su abuelo materno era santafesino. “Pero una cordobesa lo conquistó y se quedó con ella”, señala. Actualmente, la religiosa reside en la misma casa donde vivió Catalina de María Rodríguez, en el barrio General Paz de la capital cordobesa.