Jueves 18.3.2021
/Última actualización 16:40
El caso de Maia, la nena de 7 años que estuvo lejos de su familia por tres días en manos de un cartonero que fue detenido y al cual se investiga, despertó las alarmas en todo el país, se mediatizó rápidamente. A su vez dejó expuesta una realidad que sufren 8,3 millones de niños y niñas que son pobres en el país (según un estudio de Unicef de agosto del 2020), y algunos, como Maia, viven en situación de calle, en la extrema indigencia.
La abogada Jesica Ramírez, especializada en Niñez y Derechos Humanos, dialogó con El Litoral y comentó el procedimiento que por lo general se sigue en la provincia al intervenir en casos similares. "Acá en Santa Fe, sí o sí se da intervención a la Secretaría de Niñez, y ellos evalúan, en base a lo que pueda contar la nena, el riesgo de que vuelva con la familia o se dicte una medida. Hay muchos índices de alarma que deberían resolver antes de entregar a la nena a la familia. Cómo por ejemplo la situación de calle", indicó la abogada, y agregó que "siempre las instituciones son la última opción. Primero se evalúa que pueda continuar con su familia, en caso de riesgo se analiza la familia ampliada: abuelos, tíos, demás. Y si no hay nadie que pueda garantizar los derechos de la niña, entonces ahí sí se la institucionaliza".
Tras ser hallada en buen estado de salud, la niña fue trasladada al hospital Municipal de Luján, en Buenos Aires. Allí se acercaron profesionales del Servicio Local de Protección de Derechos de Niñas y Adolescentes, dependiente de la Secretaría de Desarrollo Humano del Municipio de Luján, quienes priorizaron la contención psicológica de la nena.
"Se debe esperar qué cuenta la nena en el centro de salud, donde recibe la atención física y psicológica. En caso de que el relato de la nena de cuenta de que hubo algún delito ahí la declaración se debería tomar en cámara Gesell, en el marco de una investigación penal", aclaró la especialista en Derechos Humanos y Niñez.
Por lo que se sabe, Maia vivía junto a su mamá en el barrio porteño de Villa Lugano en condiciones precarias, ya que pernoctaban en carpas improvisadas con nylon, maderas y demás elementos que encontraban en la calle.
"En principio cualquier abogado diría que no puede volver a la situación de calle, eso no debe haber sucedido nunca. Ciudad Autónoma de Buenos Aires sí cuenta con programas de asistencia y si se evalúa que la nena no corre peligro estando con su familia, deberían poder resolver la situación habitacional, eso dependerá de cómo se evalúe la situación en base a lo que ella (Maia) relate", señaló Ramírez.
Al consultar a la abogada sobre qué evaluación se le hace a la adulta responsable de la nena, en este caso su mamá, dijo: "Más allá de que la prioridad era encontrar a la nena, se analiza a la madre y al círculo de la nena con profesionales de salud mental, para ver cuál es la solución más viable".
Opinión: No mirar para un costado
La desaparición de Maia hizo que la atención se focalice por unos días en el drama de miles de niños y en la vulnerabilidad a la que están expuestos quienes viven en la calle. En la mayoría de los casos están fuera del sistema de salud, de educación y sus principales derechos humanos son utópicos.
Es momento de cambiar esta realidad y no fijarse en la gente en situación de calle solo cuando hace frío y el corazón duele. La contención debe ser periódica y sobre todo si hay niños y niñas de por medio. En principio más de 8 millones son pobres y posiblemente sean cientos los que deambulan en la calle sin tener un hogar a donde volver.