Caminar por las veredas de Santa Fe se ha vuelto una tarea complicada para muchos vecinos, especialmente para aquellos con discapacidades motrices o visuales.
Las personas con discapacidad son las más perjudicadas. El nuevo Código de Habitabilidad podría ayudar a revertir la situación.
Caminar por las veredas de Santa Fe se ha vuelto una tarea complicada para muchos vecinos, especialmente para aquellos con discapacidades motrices o visuales.
Las aceras de la capital provincial están llenas de obstáculos, desde desniveles causados por las raíces de los árboles hasta baldosas flojas y obras en construcción, lo que dificulta la movilidad y pone en riesgo la seguridad de los transeúntes.
Rodrigo Banegas, un vecino ciego de la ciudad y miembro de la comisión de Discapacidad, explicó a El Litoral los peligros que enfrenta diariamente al transitar por las veredas. “Santa Fe en sí siempre es complicado con las cuestiones de accesibilidad, las barreras físicas son múltiples, sobre todo en la vereda”, expresó. Rodrigo destacó que, además de las irregularidades en las aceras, la altura de las ramas de los árboles y la falta de poda adecuada representan un riesgo adicional para las personas con discapacidad visual.
“Uso lentes más que nada para protegerme, porque siempre hay una rama que me puede golpear”, comentó, refiriéndose a las dificultades que enfrenta debido a la altura de los objetos en su camino.
El problema se agrava para quienes utilizan sillas de ruedas. Juan, un vecino del barrio Santa Marta, detalló la odisea que vive cada vez que intenta salir de su casa. “Para salir a la avenida, me tienen que sacar andando por la calle porque la vereda está obstruida. Hay un gimnasio, ponen los vehículos y no se puede pasar”, relató con frustración.
Además, mencionó que las calles están “totalmente poceadas”, lo que hace casi imposible movilizarse sin ayuda. “Se me trancan las ruedas en los pozos y no puedo salir si no tengo a alguien que me ayude”, lamentó.
Desde la municipalidad, el secretario de Desarrollo Urbano, Felipe Franco, explicó que el Código de Habitabilidad -promulgado recientemente- establece las condiciones que deben tener las veredas para garantizar su accesibilidad.
“La responsabilidad del mantenimiento y la linealidad de las veredas está a cargo del frentista”, aclaró Franco, al tiempo que recordó que "el Ejecutivo tiene la facultad de intimar a los propietarios para que mantengan en buen estado las veredas para que restablezcan las condiciones de transitabilidad y en la medida de lo posible empezar de encuadrarse en el Código de Habitabilidad".
El Código de Habitabilidad establece, por ejemplo, los parámetros de diseño como el ancho que debe tener la vereda y la incorporación de baldosas podotáctiles, que son un sistema de comunicación que utiliza la sensibilidad táctil de las personas no videntes, ayudándolas a realizar trayectos seguros y con menor esfuerzo.
“Lo primero que se hace es una comunicación que surge de algún reclamo o accidente, para que en un tiempo prudencial el propietario remedie la transitabilidad de su vereda”, puntualizó.
Sin embargo, la realidad demuestra que muchas de las aceras de Santa Fe no cumplen con estos requisitos, generando un ambiente hostil para aquellos que más dependen de una infraestructura accesible.
A pesar de los esfuerzos municipales por hacer cumplir las normativas, la falta de conciencia y la poca inversión en infraestructura continúan siendo una barrera para la movilidad segura de todos los ciudadanos.
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