Los lugares: Urquiza y Cándido Pujato, y también Urquiza y calle Mariano Comas. La hora: cualquiera; de día, de noche, de madrugada. El protagonista: un cesto en altura que no da abasto. El problema: ese sector se volvió un “basural público”, así como se lee. O mejor, un micro basural a cielo abierto en pleno macrocentro. Lo insólito: hay vecinos que llegan en bicicleta (¡y hasta en auto!) a depositar allí sus desperdicios domiciliarios.
La crónica se resume en el video que acompaña esta nota. A veces las palabras sobran, pero no tanto. Hay una inconsciencia ciudadana que preocupa, un sentido del “viva la pepa” -como decían las abuelas allá lejos y hace tiempo- que ha contaminado los comportamientos más básicos de la convivencia en comunidad.
Y hay una ordenanza que no se cumple (la de la obligatoriedad de cada frentista de colocar su cesto en altura. ver más abajo).
Contrato social
“A mi criterio, creo que hay un contrato social que está roto...”, le dice a El Litoral Facundo Ricca, presidente de la vecinal Mariano Comas. “Al menos en nuestro barrio, tenemos al menos tres minibasurales por cuadra. Y no le encontramos la vuelta realmente. No le encontramos la vuelta”, insiste en sus infructuosos intentos.
Más allá de las inconductas ciudadanas, aparece otro elemento: “No hay un control municipal. No hay una intimación y, en consecuencia, no hay una multa. Cada cual hace lo que quiere y lo que le parece. Y así, con esa lógica de comportamientos sociales, esto se torna cada vez más desastroso”, agrega el referente vecinalista.
El colmo. Un hombre llega en bicicleta y arroja en el cesto en altura que no le pertenece su bolsita de residuos domiciliarios. Crédito: El Litoral
La situación genera más abandono en el barrio, aduce. “Se hacen los reclamos, claro: llamamos a la Municipalidad, y lo que sucede es que nos preguntan si este reclamo ya fue realizado por otro vecino. Les decimos que estos reclamos se hacen todos los días; es algo diario, porque todos los días se junta basura”, cuenta Ricca.
A las bolsas las rompen, incluso hay gente viene de otros sectores y tira sus residuos; el camión recolector no la recoge (porque la basura no está embolsada, sino desperdigada por el piso). “El municipio por ahí pasa y recoge lo que ve, a veces tarda dos o tres días…”, asegura.
Así, “estamos en un círculo vicioso al que nosotros los vecinos afectados no tenemos manera de romperlo. Más aún si no hay control, no hay intimación y no hay multas para quienes no cumplen, ya sea hacia la empresa de recolección o hacia los propios vecinos”, refiere el vecinalista.
Yuyales
Otro problema del barrio Mariano Comas; los yuyales. Aquí también hay una inconducta ciudadana, ya que el titular de un baldío, por ejemplo, debe hacerse cargo de mantenerlo con el pasto cortado. Lo mismo con las cintas verdes y jardines exteriores en las veredas: esto es responsabilidad de cada frentista.
Un ejemplo: el artículo 31 del Régimen de Infracciones y Penalidades de la ciudad establece que la no eliminación de yuyos o malezas en la vereda o en la parte de tierra que circunda a los árboles en ella plantados o en los canteros con césped es una contravención sujeta a una multa. Tal obligación corresponde a quien ocupa el inmueble o, en caso de encontrarse deshabitado, al propietario del mismo.
Con respecto al tema de la iluminación, Ricca comenta que si bien fueron a licitación pública, “todavía hay muchas luminarias que no se colocaron. Hace meses que tenemos lugares oscuros como Mariano Comas y calle 4 de Enero. También está a oscuras la Plaza de las Cuatro Vías, donde se encuentra la Plaza Laureano Maradona”, puntualiza.
Hay una parte del cantero central de Facundo Zuviría y Mariano Comas sin luz. “Y así distintos lugares. Luciano Molinas y calle Saavedra, a oscuras. Se van dando distintas situaciones, como los ‘puntos ciegos’, que hacen que recaiga la delincuencia en el barrio. Los sectores sin iluminación se prestan para la inseguridad más a menudo”, concluye.
Con respecto a los cestos en altura, la ordenanza Nº 11.865, sancionada por el Concejo Municipal de Santa Fe el 10 de mayo de 2012, estableció que los propietarios de inmuebles -existentes o con permiso de construcción aprobados con anterioridad o posterioridad a la norma-, destinados a viviendas o a cualquier otro uso que genere residuos de tipo domiciliario, “están obligados a instalar recintos o depósitos para alojar transitoriamente bolsas de residuos”.
La clásica. Un vecino llega a dejar “como si nada” su basura en un cesto ajeno. Todas las imágenes son capturas de una cámara de videovigilancia. Crédito: El Litoral
A su vez, los propietarios de edificaciones contiguas, en torre (edificios) o bajo régimen de propiedad horizontal, “podrán solicitar al Ejecutivo Municipal autorización para la instalación de un recinto o depósito de uso común. El Ejecutivo establecerá a través de su reglamentación el procedimiento, requisitos y demás condiciones que deberán observarse a los fines del otorgamiento de su aprobación”.