Este jueves se cumplen 40 años de la caída del Puente Colgante, emblema e ícono de la ciudad de Santa Fe. Construido en 1928 para satisfacer la doble necesidad de provisión de agua y conexión vial, la estructura resistió 55 años hasta que la feroz crecida del río Paraná en 1983 determinó su destino.
El impacto de los hechos fue tal que aquella jornada El Litoral frenó la salida de la edición, invocando ese latiguillo propio de un diario...”paren las rotativas!!!”. Fue así que un equipo del vespertino fue hasta el lugar y tomó nota de lo sucedido, artículo que quedó plasmado en la tapa de aquel miércoles 28 de septiembre del ‘83.
La cobertura del diario, bien de cerca sobre el incidente en el puente.
“Se desplomó el puente Colgante”, fue el título de la tapa, acompañado por una elocuente foto que con los años se transformó en una triste postal de la capital santafesina. “Era uno de los riesgos que trajo consigo la inundación que asoló a la ciudad y a la zona de influencia, durante tiempo prolongado”, agregó el diario.
En ese mismo artículo, salido a poco del incidente, el vespertino agregó: “El viejo puente, todo un símbolo, se desplomó en su estructura, o columna del sector este (El Pozo), en tanto que corría igual riesgo la columna del sector oeste”.
La tapa del diario, el día después de la caída.
También se encargó de hacer mención a la provisión de agua, que hasta entonces estaba vinculada al puente. “Hay que señalar que la empresa estatal posee una toma suplementaria en el riacho Santa Fe, lo que supone que hay que aventar la posibilidad de que la provisión del líquido elemento pueda sufrir mayores impedimentos”.
Como así también, destacó la presencia de vecinos que atónitos vieron la triste escena. “En pocos minutos, y tras difundirse la noticia, fue llegando al lugar gran cantidad de personas, en tanto que las autoridades policiales y de la Prefectura Naval adoptaban las primeras providencias, impidiendo que los curiosos pudieran correr algún riesgo”.
Una foto guardada en el archivo de El Litoral. El puente Colgante en 1983, antes de su caída. Enviada por Elvio Céspedes.
Qué pasó
En la edición del día siguiente (29/09/1983), El Litoral publicó una serie de notas referidas a la tragedia del Colgante. En uno de esos artículos, se reflejaron algunas explicaciones sobre lo ocurrido.
La disminución de la sección de escurrimiento de la laguna Setúbal, naturalmente de 5 Kms., se vio reducida a 700 mts., distribuidos en cinco aliviadores y el puente Colgante debido a la construcción de la ruta nacional 168.
Así quedó la antena este tumbada en el agua.
Ese recorte, hizo que “el caudal ingresante al sistema Setúbal escurriera con mayor velocidad debajo de los puentes mencionados, aumentando los procesos erosivos en las pilas, lo que ya ocasionó la caída de los aliviadores 4 y 6”, se argumentó.
Así como también, que “la ocupación de las zonas bajas y anegadizas con construcciones y rellenos impiden el normal escurrimiento de las aguas, agravando también la situación; que ruta nacional 168 constituye un verdadero dique que embalsa las aguas del sistema Setúbal provocando no sólo la caída de los puentes sino la inundación de la avenida costanera y las márgenes oeste y este de la laguna”.
La histórica tapa de El Litoral de 28 de septiembre de 1983.
El cuarto puente caído
Otro de los artículos publicados por El Litoral, hizo un repaso de los anteriores puentes caídos en la laguna Setúbal.
“Con el de ayer, son cuatro los desplomes de puentes, ocurridos en ese lugar a partir del 13 de junio de 1905. Por entonces, existía en el sitio donde se levantaba el Colgante, un puente de madera construido por la empresa Santiago Well que fue arrasado por los grandes embalsados de camalotes acumulados por la excepcional crecida de ese año”, describió este diario en 1983.
Y agregaba: “Las estructuras servían de acueductos y desagües y habían sido emplazadas en cumplimiento de un convenio suscripto en 1903 por el gobierno de la provincia con Obras de Salubridad (hoy OSN). En su reemplazo, fue erigido otro puente con pilotes de madera, que la crecida de enero de 1912 se llevó como al anterior”.
En otro fragmento de la nota, se recordó que “pese a las adversidades, el empeño constructor no se detiene y es así que bajo la dirección del ingeniero Alberto S. Monis se reconstruye parte de las estructuras derruidas, emplazándose en su parte central una estructura formando sifón invertido, que prestó servicios como acueducto por largo tiempo”.
Finalmente, se describió que en 1921 se encomendó al ingeniero Rogelio Eiriz Sequeiros para construir un puente de cemento armado con pilares cada 12 metros.
“Se levantó una estructura de servicio de 60 metros de largo para el hincado de pilotes, pero en marzo de ese mismo año, la crecida que llegó a los 6,09 m., destruyó esas instalaciones provisorias, arrasando en su caída al acueducto”, cerró.
En abril del 2000 comenzaron las tareas para que la ciudad santafesina tenga nuevamente de pie a su símbolo.
En 2001 llegó la nueva antena, para reemplazar la caída en el ‘83. Tras más de dos años de trabajos sobre la Setúbal y el río Santa Fe, en septiembre de 2002 se reinauguró el paso de vehículos livianos y peatonales por el Colgante.