El 1° de octubre de 1929 no fue un día más en la ciudad de Santa Fe. Con orgullo, las calles de la capital provincial le dieron paso a una innovación en materia de control vehícular y tráfico. Para sorpresa de algunos, aparecieron unos individuos vestido de negro que guíaban a los conductores a base de pitidos.
Se trató del debut del nuevo reglamento de tráfico aprobado por el Concejo unos meses atrás y la presencia de inspectores en arterias santafesinas, puntualmente en lo que hoy es el macro y micro centro. En aquellos tiempos, convivían en la vía pública los primeros vehículos a motor y los antiguos carruajes. Así lo muestran los valiosos registros que permanecen guardados en los archivos provinciales.
El Litoral dio cuenta de la aprobación de la norma.
En un raconto de normas sancionadas por el Concejo el viernes 12 de abril del ‘29, El Litoral explicó la serie de cambios en el ordenamiento vehicular. Lo principal fue el cambio de dirección de calles, lugares permitidos para estacionar y horarios.
“De Norte a Sud: en las calles San Jerónimo y 1 de Mayo, desde Suipacha hasta General López. De Sud a Norte: en las calles 25 de Mayo y 9 de Julio, en la misma extensión que las anteriores. De Este a Oeste: en las calles Buenos Aires, Corrientes, Rosario, Mendoza, Tucumán, Catamarca, Humberto 1° y Suipacha, en la extensión comprendida entre Avenida Rivadavia y 1o. de Mayo”, rezaba la ordenanza.
“De Oeste a Este: en las calles General López, Moreno, Juan de Garay, Salta, 1a. Junta, Rioja, Gobernador Vera y Gobernador Crespo, en la misma extensión que las anteriores. Todas las demás calles tendrán doble dirección, conservando su izquierda”, agregaba la nueva norma.
El uniformado parado en la esquina, una imagen que vale oro, guardada en los archivos provinciales.
Otro de los puntos novedosos de la reforma del tránsito apuntaba al aparcamiento. “Queda prohibido el estacionamiento de vehículos desde las 9 hasta las 21 horas: a) En calle San Martín desde Suipacha a Gral. López; b) En calle Avenida Rivadavia desde Humberto 1°. hasta Rioja; c) En calle San Jerónimo desde Mendoza a Salta”, enumeró la ordenanza.
Para llevar a cabo estos cambios, se dispuso de la presencia de agentes de tránsito, toda una novedad hace 95 años en la ciudad capital. De esa manera, Santa Fe se acoplaba a las prácticas que ya se implementaban en ciudades del mundo, y de Argentina como Buenos Aires y Rosario.
El agente de tránsito en plena labor. De fondo se puede ver el mítico Café Tokio.
Primer día
“Ante la mirada atónita del público ayer se estableció el nuevo sistema de tráfico”, tituló el diario El Orden el miércoles 2 de octubre del ‘29. La extensa y jugosa crónica periodística dio cuenta de las primeras impresiones de la novedad en las calles capitalinas.
Algunas de las esquinas elegidas para la novedosa intervención fueron Crespo y Rivadavia; San Martín y Humberto 1° (ahora Hipólito Yrigoyen); y San Martín y Tucumán. Entre los fundamentos de su aplicación, la opinión pública de la época hablaba de un persistente caos en el tránsito y la falta de un necesario orden en las calles de la capital provincial.
Testimonios de inspectores y de los propios conductores, colorearon el artículo que estuvo acompañado por una serie de fotografías de los inspectores en plena labor. “Un silbato, atención, prosiguen la marcha los conductores que perciben al costado del agente. Dos silbatos, interrupción del tráfico, hay que castigar al responsable de la infracción”, describió la nota.
La crónica de El Orden, con el debut del nuevo sistema.
La crónica dio cuenta de que en los primeros momentos del nuevo sistema trajo aparejada alguna que otra incertidumbre, tanto para aquellos que debían imponer el orden como para quienes tenían que cumplir con la flamante reglamentación. Sin embargo, el panorama fue mejorando con el correr de las horas. Ya durante la siesta y la tarde de aquel 1° de octubre de 1929 los conductores comenzaron a “amigarse” con las novedosas reglas del tráfico.
Uno de los inspectores fue entrevistado por el citado diario santafesino. “Qué le parece el nuevo sistema”, se le preguntó. La respuesta fue concreta, sencilla y sin vueltas: “Creo que está bien, por lo menos, por ahora. Estamos más descansados”. Además el agente remarcó la obediencia de los conductores que pasaron por su esquina aquella primera jornada.
En aquella época, los carruajes eran moneda corriente en Santa Fe.
Otro uniformado entrevistado por El Orden destacó el perfecto entendimiento de las indicaciones que les brindaba a los automovilistas y todo tipo de conductores. Cabe recordar que en aquella época eran comunes los vehículos tirados a caballo.
A modo de conclusión, la extensa crónica expuso: “Sencillo hasta el extremo, el nuevo reglamento de tráfico es de fácil compresión, tanto para quienes deben observar su cumplimiento, policías y agentes de tránsito, como los que deben tenerlo presente para no ser considerados infractores. Es por esto que ya en el primer día de su aplicación el resultado no ha podido ser más que auspicioso”