La quinta baldosa se colocará para recordar las primeras luchas docentes
Será el lunes a las 10.30 en la Casa del Maestro. Es la quinta marca que se realiza en la ciudad, por iniciativa de cuatro profesoras de Historia y aval del Concejo Municipal.
La segunda baldosa se colocó en 9 de Julio e Ilia, lugar donde se encontraba el ombú de la Chipacera. Fue en marzo, para homenajear a mujeres afrodescendientes.
El lunes a las 10.30 se inaugurará en la vereda de la Casa del Maestro (Bulevar Gálvez 950) la quinta baldosa del Proyecto Memorias Urbanas Feministas, aprobado oportunamente por el Concejo Municipal de Santa Fe. Será con la participación de la secretaria de Cultura de la Municipalidad.
En este caso la evocación –que procura ligar hechos, tiempos e historias no siempre conocidas- refiere a las huelgas de 1921 y a la organización "valiente y decidida" de aquellas docentes luego de meses de sueldos impagos y de condiciones injustas de trabajo. La prolongada lucha de entonces y la articulación de los pasos dieron forma definitiva a la Asociación del Magisterio y la Federación Provincial de Maestros.
Así lo recuerdan Alicia Talsky, Nidia Kreig, Teresa Suárez y Rosa García, integrantes el equipo de trabajo que impulsó esta iniciativa que ya es bien visible en otros cuatro sitios de la ciudad de Santa Fe.
El contexto
El antecedente de este momento que se conmemora con la colocación de la nueva baldosa es aportado por las cuatro docentes que integran el proyecto. "La educación, a través de la legislación, las acciones y los protagonistas, fue decisiva en la construcción del Estado, tanto en Argentina como en otros países de la América del Sur, especialmente en el período 1880-1920. En la provincia de Santa Fe- algo después que en la vecina Entre Ríos- se plasmó el sistema que tomaba múltiples referencias del modelo estadounidense; se multiplicaron escuelas primarias y las mujeres ingresaron al mundo de la docencia", explican en base a una profusa bibliografía que reconstruye la época.
Uno de los fundamentos de entonces vinculaba la "naturaleza femenina" con "la dedicación y la predisposición por el cuidado de la infancia. En lo económico, se suponía que debían (o podían) cobrar bajos salarios, ya que su marido sería proveedor del mayor sustento económico de la familia. Al reconocer como condición femenina a la mujer doméstica que además de ser madre, abnegada y custodia de la infancia era más barata, las mujeres se tornaron el sujeto ideal para educar en las escuelas".
Por entonces, se incrementó la asistencia a las primeras escuelas Normales y comenzaron a aparecer las denominadas Escuelas Normales Incorporadas. "Tal como describe Marta Samatán: 'El magisterio se había convertido en la carrera obligada de las niñas que tuvieran alguna inquietud intelectual. Las aspirantes a bachiller formaban una minoría y lo mismo ocurría con las que se dedicaban a estudios comerciales' "
La huelga de 1921
Entre los datos que aparecen en relatos históricos de los propios gremios docentes -señalan las autoras- un primer antecedente de Sociedad Unión del Magisterio aparece en 1884, en Esperanza. En 1901, habría surgido del Círculo del Magisterio de Coronda la iniciativa de reclamar por la desigualdad de sueldos de los maestros, dado que los varones percibían $30 mensuales y las mujeres $20. En 1905, aparecen registros de la participación del Círculo del Magisterio de Santa Fe en el Congreso Popular de Instrucción Pública, convocado por la Confederación del Profesorado que presidía en Buenos Aires Estanislao Zeballos.
En la década 1910-20 los maestros se encontraban agrupados y agrupadas en instituciones netamente sindicales.
Según Marta Samatán, en 1918 nació la primera entidad gremial de maestros y maestras en nuestra ciudad y fue proyectándose en organización y motivaciones. A las arbitrariedades se sumaban las moras de pago que en 1920/21 superaron los dieciocho meses. En abril de ese año "el magisterio dijo Basta" y ante el fracaso de sus gestiones amigables, exigió en forma perentoria el pago y el aumento de acuerdo a una escala automática. La huelga duró meses. El gobierno "ponía cara de asombro" y calificaba como despropósitos a las pretensiones.
A partir de la declaratoria del paro, enunciada por la asamblea de la Federación Provincial de Maestros, el 3 de mayo de 1921, el acatamiento fue elevado, sobre todo en Santa Fe y Rosario, asiento de las entidades más numerosas y combativas, la Asociación Gremial de Maestros y la Sociedad Unión del Magisterio. El pedido incluía sanción del presupuesto escolar, escalafón para los cargos y el pago de los 18 meses de sueldos adeudados.
La respuesta de las autoridades fue cerrar las escuelas por ocho días y declarar al personal en comisión. Durante aquel lapso quienes quisieran continuar la carrera docente, eran obligados a solicitar la reincorporación quedando a criterio del Consejo General de Educación, aceptarla o rechazarla, reconociéndosele la antigüedad de servicios trabajados o considerarlo ingresante.
Si bien no fue unánime, el movimiento contó con importante adhesión. Si bien las y los huelguistas quedaron cesantes y el movimiento prácticamente "quebrado", hacia mediados de 1921 se habían logrado concretar muchos de los propósitos. La mayor parte de las entidades, en el marco de disensiones internas y dificultades propias de la confrontación con los poderes, se debilitaron hasta disgregarse.
Sin embargo en 1928, activistas antes cesanteados y nuevos adherentes conformaron la Asociación del Magisterio del Departamento La Capital; muchas de las reuniones, debates conceptuales y decisiones de lucha conjunta, tuvieron lugar en salones de la Biblioteca Cosmopolita. Ese mismo año, en la escuela Pasteur se desarrolló el primer Congreso de Maestros de la Provincia que dio origen a la Federación Provincial del Magisterio.
Lo que viene
La próxima baldosa recordará a las pioneras de la investigación científica y se colocará en la Escuela Industrial Superior (Junín, entre 9 de Julio y 1ª de Mayo), donde se reconocerá a Amelia Larguía, pionera investigadora en Arqueología.