Lunes 27.6.2022
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Por lo general, los ojos curiosos de la ciudad se posan principalmente en las arquitecturas clásicas con fuerte influencia francesa, incluso en las construcciones coloniales, en lo ornamental. Pero basta con entrenar un poco las retinas y detenerse un poco para descubrir que hubo y hay otra arquitectura, menos ostentosa pero no por eso de menor valor.
En Santa Fe hay registros valiosos de la arquitectura moderna argentina que dio sus primeros pasos entre 1935 y 1945, y que marcaron un cambio de época y estilos. Pero hay un edificio público que es una suerte de "mojón" inicial de esa transformación: el actual Ministerio de Producción de la provincia de Santa Fe, antes conocido con otros nombres. Echar luz sobre su desconocida pero valiosa historia puede abrir atractivas perspectivas sobre cómo se empezaba a construir en esta capital en aquel entonces.
El inmueble está ubicado en la intersección del Bv. Pellegrini y Urquiza. Se muestra enhiesto, con una parte saliente en el sector este, de un mármol travertino pardo sobre el cual se ve el relieve de la bota santafesina y sus departamentos; y otra parte más baja, al oeste, con las ventanas de las oficinas administrativas. En la entrada, una baranda de metal y una rampa, al lado de tres escalones. Altivas, cuatro banderas argentinas flameando más una quinta, en el mástil.
"Este inmueble se construyó después de 1937 y es una de las expresiones más acabadas del modernismo arquitectónico, por su racionalismo, la funcionalidad espacial, su organización de los entornos técnicos y administrativos. Incluso la presencia del contorno de la bota santafesina tiene una explicación: el concepto de la arquitectura moderna valoraba el Estado provincial", le explica a El Litoral el Arq. Luis Müller, profesor e investigador (FADU-UNL), Dr. en Arquitectura y experto en patrimonio arquitectónico.
Crédito: Gentileza L. MüllerEl cambio
En la década del '20 y a principios del '30 primaba una arquitectura del Estado con fachadas clásicas, monumentales, con columnas clásicas y simétricas, incluso con ornamentación. "Y con la arquitectura moderna empezamos a ver estructuras más abiertas, asimétricas, que van buscando la orientación funcional de sus espacios y la circulación de las personas. Es un cambio notorio en términos arquitectónicos", dice Müller.
Y este tipo de arquitectura moderna, "no por ser despojada o por carecer de ornamentación, pasa a ser pobre, todo lo contrario: fue pensada para el uso intensivo y su duración en el tiempo", añade. Con todo, desde mediados y finales del '30, la arquitectura muestra un cambio de época, que no sólo se dará en las arquitecturas del Estado, sino también en casas particulares, en comercios, y en el área central de la ciudad, con los primeros edificios en altura (en San Martín y Salta, por caso).
Crédito: Gentileza L. MüllerEl experto da un dato: en una década, entre 1935 y 1945, se construyeron más de 100 ejemplos de la arquitectura moderna en la ciudad de Santa Fe, entre inmuebles particulares y públicos, de gran escala y menores. "Es ahí cuando la ciudad muestra un impulso que luego se detendría en algún modo, con el paso de los años. Porque las tendencias cambian", agrega.
Sobre el edificio
Con sus escaleras y su baranda de acero inoxidable -que no acusa ni un ápice el paso del tiempo-, el edificio fue construido luego del año '37 "con muy buenos materiales; hay una mampara de vidrio detrás de la escalera, por lo cual se pensó en la iluminación natural para todo el hall", explica el docente e investigador.
"La historia del inmueble es interesante. Fue toda una década, de 1935 a 1945, donde la ciudad se empieza a transformar en términos arquitectónicos: tiene mucho impulso la arquitectura moderna, funcional y racional", dice Müller.El mapa de la provincia está aplicado sobre mármol travertino, que es un material muy noble, y le da una entidad institucional y representatividad al edificio público. Toda su construcción fue muy bien pensada. Y además están bien distribuidas las áreas administrativas, técnicas y de laboratorios", valora Müller.
"La modernidad se expresaba también a través de una determinada arquitectura. Y este inmueble es una muestra de la intención desde el Estado de comunicar la idea de racionalidad, que no sólo es técnica, sino también administrativa. Porque es una época en que los organismos del Estado se burocratizan (en el sentido positivo de la palabra), puesto que las áreas se regulan y se organizan", cierra Müller.
Contexto histórico
De 1932 a 1935 gobernó la provincia el demoprogresista Luciano Molinas, quien impulsó la construcción de dos escuelas que marcan una transformación en la arquitectura escolar en la ciudad: la "Vicente López y Planes" y la "Cristóbal Colón". "Ambos inmuebles plasmaron la idea de representar el Estado provincial con una arquitectura moderna y funcional, con la racionalidad administrativa y la concepción de progreso de ese entonces. Se inicia un cambio profundo en la manera de entender la obra pública", explica el arquitecto.
Molinas ya había creado el Instituto Experimental y de Investigación, un ente autárquico de avanzada en su tipo, el primero en la Argentina. Allí se hacía ciencia, había laboratorios, se generaban estadísticas. "Allí se investigaba sobre la producción agrícola en la provincia, y se desarrollaban políticas tendientes a mejorar la producción del campo santafesino. Esta experiencia anticipó lo que sería el INTA a nivel nacional", añade. El organismo no tenía sede: funcionaba en una casa alquilada.
En 1937 llega a la gobernación Manuel María de Iriondo, del Partido Conservador. "Éste no sólo asume e impulsa las ideas de la arquitectura moderna y racionalista, sino que decidie construirle una sede a este Instituto, que es el actual inmueble de Bv. Pellegrini y Urquiza. Incluso se le cambió el nombre: pasará a llamarse Instituto Experimental de Investigación y Fomento Agrícola-Ganadero". Luego se denominó Ministerio de Agricultura, Industria y Comercio, y hoy es el Ministerio de la Producción.
Más allá de este edificio, que es como un hito de la arquitectura moderna para Santa Fe, "durante el gobierno de Iriondo fue muy importante la transformación de la imagen urbana de la ciudad: hay que mencionar la renovación de plazas y paseos, la construcción de edificio de la Municipalidad, las escuelas técnicas (como la Pizarro), la sede de Bomberos Zapadores, y muchos otros edificios que nacieron como una representación del Estado moderno", expresa el Arq. Müller.
En su edición del 30 de noviembre de 1937, El Litoral publicaba una noticia en la cual se contaban detalles del "amplio y moderno" edificio a construir, y consignaba que en el concurso de anteproyectos para la edificación del Instituto Experimental de Investigación y Fomento Agrícola-Ganadero, el primer premio había sido obtenido por los arquitectos Carlos Navratil y Salvador Bertuzzi, quienes estarían a cargo de la obra, la cual costaría unos 250 mil pesos de aquel entonces.