Por Rómulo Crespo
Asombra el énfasis que están poniendo las autoridades provinciales y sus acólitos para restarle importancia a un episodio gravísimo que tuvo por escenario el área crítica del hospital José María Cullen, nada más y nada menos.
Es posible, aunque difícil, que la crónica que ayer publicó este diario haya contenido algunas imprecisiones. Quien tenga algunos años en este oficio sabe que es casi imposible encontrar a dos personas que hayan visto el mismo hecho de igual manera.
Pero aferrarse a los detalles para minimizar lo que, según uno de los testigos presenciales y víctima potencial, fue un escándalo sin precedentes en un hospital público de nuestra ciudad, es como intentar tapar el cielo con un harnero.
Pasó en muchas ocasiones; también pasó el viernes último y volverá a pasar si quienes tienen la responsabilidad de impedirlo siguen mirando para otro lado y ocultando la verdad debajo de los afiches de la campaña electoral.