El Litoral
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El uso de artefactos que utilizan la combustión para calefaccionar ambientes aumentan el riesgo de muerte por inhalación de gas.
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La muerte de una joven y sus pequeños mellizos, quienes el jueves se intoxicaron con monóxido de carbono en la ciudad de San Lorenzo, devuelve el foco a una problemática que se reitera cada invierno: las muertes por inhalación de gas. Según las primeras pericias, el inmueble en el que ocurrió la tragedia se hallaba herméticamente cerrado por el frío y la mujer habría calefaccionado los ambientes con las hornallas de la cocina.
Con las bajas temperaturas aumenta el uso de calefactores, de estufas, de chimeneas, de braseros a kerosén y de hornos y hornallas de cocina, como alternativas para calefaccionar ambientes. Estos artefactos pueden producir CO si no están funcionando correctamente, al igual que los autos detenidos con el motor encendido.
Si bien no se puede ver ni oler, el CO puede causar la muerte en pocos minutos cuando se lo respira en niveles elevados. Los síntomas de envenenamiento son similares a los de la gripe, a los del envenenamiento con alimentos descompuestos y a los de otras enfermedades, por lo que es importante aprender a reconocerlos para tomar medidas inmediatas.
Para reducir el riesgo se recomienda que un técnico especializado inspeccione, antes de la llegada de los primeros fríos, todos los aparatos domésticos que utilizan combustible, cuyos conductos deben estar bien conectados y en buenas condiciones y no deben estar bloqueados.