Sábado 26.8.2023
/Última actualización 10:35
El arzobispo de Santa Fe, monseñor Sergio Fenoy, se tomó una pausa en medio de una reunión de trabajo con responsables de Cáritas Diocesana, para atender a El Litoral y reflexionar como pastor de la feligresía (y también como "dirigente", según se incluyó), sobre la crítica situación social que se vive, agravada por los saqueos de los últimos días.
"El mensaje es claro: la violencia nunca conduce a nada, nunca es justificada y no aporta ninguna solución eficaz, sino que genera mayor conflicto, caos, desorientación, incertidumbre", expresó. Y abogó por trabajar en la "pacificación social", una tarea en la que "estamos todos implicados".
Fenoy adujo que "hay más gente en la calle" y "un empobrecimiento general y dramático, sobre todo por la inflación". Planteó que se está trabajando para mejorar el servicio de Cáritas.
- ¿Qué mensaje puede dar como pastor de la Iglesia en estos difíciles momentos que se están viviendo a partir de los saqueos de las últimas horas?
-La Iglesia tiene un solo mensaje, que es también el de todo hombre de buena voluntad, porque sino pareciera como que la Iglesia se distingue... y no es así, no es un mensaje particular: es unirnos a los hombres de buena voluntad, de buen corazón. En este sentido, el mensaje es claro: la violencia nunca conduce a nada, nunca es justificada y no aporta ninguna solución eficaz, sino que genera mayor conflicto, caos, desorientación, incertidumbre. Y en ese sentido, lógicamente nadie puede aprobar un saqueo o decir ese es el camino. Entonces, lo primero es la pacificación, llegar a una serenidad social, donde ahí estamos todos implicados: los medios de comunicación en cómo transmiten las noticias; los dirigentes, entre los cuales me sumo; las familias; la gestión privada y la pública. Porque cuando se puede disolver el tejido social, cuando se toca la paz social, es un bien tan preciado que todos debemos colaborar con él; es decir, cualquier otro bien particular que estemos persiguiendo, en estos momentos, tenemos que dejarlo y preservar la paz social.
Me duele muchísimo la situación que estamos viviendo porque también es cierto que hay causas objetivas de esta situación. No es la solución esto del saqueo, la agresión, el herirnos entre nosotros, el robarnos entre nosotros, porque no es siempre el gran supermercado, también en esto caen todos; es como una cadena de injusticias que vamos sumando. Entonces, mi deseo es colaborar en la pacificación. Nosotros tenemos las Parroquias y Cáritas que tratan de contener a las comunidades. Ponemos a disposición nuestra estructura, que también tiene falencias y dificultades, y problemas de comunicación: a veces no sabemos qué se necesita. Y me parece que en esto la gestión pública y la privada tienen que unirse en esto; nadie puede quedar indiferente.
- Uno no puede dejar de encontrar similitudes cuando ve ciertas imágenes con la crisis de 2001, aunque sean contextos distintos. ¿Usted lo ve así también?
-Uno inevitablemente se retrotrae a ese momento; ojalá que no llegue a ciertos grados de violencia como se alcanzaron aquel año, ni que se generalice, pero a veces se llega a un techo de lo que se soporta y después eso desemboca en estas actitudes.
- Usted está reunido con gente de Cáritas, que está muy cerca de los más vulnerables. ¿A qué conclusiones llegaron?
- En realidad, desde Cáritas Diocesana no hemos tenido últimamente pedidos extraordinarios. Hicimos la colecta, como todos los años, que logró un muy poco aumento con respecto al 2022: de un 25 % más, que si bien la colecta no reflejó la inflación, estamos agradecidísimos. Después estábamos sacando algunos números y en el año se distribuyeron unos 5.000 kilos de alimentos. Pero no hemos notado, por parte de las parroquias, un mayor reclamo en este momento; esto no quiere decir que no exista, puede ser también que nuestra comunicación no sea tan buena. Por eso lo tengo que decir: que no nos hayan llegado a nosotros aquí pedidos, no significa que no haya necesidad. Internamente estamos haciendo un trabajo de mejorar este servicio de Cáritas. Confío mucho en las Cáritas Parroquiales y en la Comisión Diocesana; se está trabajando con mucha honestidad y transparencia.
- ¿Qué puede decir sobre la convocatoria, desde la Pastoral Social de la Arquidiócesis, a que los candidatos de la provincia suscriban a un "pacto social"?
-Agradezco a la Pastoral Social que haya tomado el compromiso y el esfuerzo de haberlo hecho. Cuidé mucho que no parezca una plataforma política de la Iglesia. Puede decirse que son unos acuerdos básicos, generales, muy bien expresados y es lo que toda buena persona desea para su país. Quizá la dificultad que le encuentro es que en estos acuerdos básicos, estamos más o menos todos de acuerdo, pero después cómo o qué vamos a hacer es lo difícil. Y creo que la gente quiere escuchar qué o cómo se van a hacer las cosas. El hecho de invitar a que lo firmen creo que es un compromiso moral; lógicamente después nosotros no vamos a salir a ver quién lo cumple y quién no. Eso lo va a hacer la sociedad, el ciudadano. Diría que es un gesto de buena voluntad para aunar criterios en un momento muy difícil, pero que falta una gran parte que es el cómo lo vamos a hacer, qué vamos a hacer, por dónde vamos a empezar. Eso es muy importante, pero no podíamos ponerlo en el pacto; es algo que queda pendiente.
En un alto en una reunión de trabajo con la comisión de Cáritas Diocesana, monseñor Fenoy dijo que le "duele muchísimo" la situación que estamos viviendo. Crédito: Luis CetraroLa "justicia social" y la doctrina de la Iglesia
-En ese documento del pacto social, se les pide a los candidatos provinciales redoblar el esfuerzo y el compromiso en función, fundamentalmente, de los más vulnerables. Sin embargo, el precandidato más votado en las Paso nacionales dice abiertamente que la justicia social es una aberración. ¿Qué opina al respecto?
-No sé si puede haber alguna opinión sobre eso. Para nosotros, la "justicia social" es uno de los pilares de la Doctrina Social de la Iglesia. Entonces yo le respondería con eso; después cada uno puede pensar lo que quiera: no sé si me corresponde a mí corregir a un candidato. Pero lógicamente nosotros no podemos suscribir esa afirmación de ninguna manera porque va contra la esencia misma de lo que es la Doctrina Social de la Iglesia: la justicia social y la atención a los más vulnerables. Después podremos discutir el cómo. Nosotros tenemos un acervo de doctrina social, que es muy importante y a eso nos atenemos, porque no son opiniones de políticos que vienen y pasan sino que es sabiduría de años; de habernos equivocado muchas veces y de haber acertado otras.
- El Papa Francisco define a la política como "una de las formas más preciosas de la caridad porque busca el bien común". ¿Qué reflexión hace acerca del descreimiento de la gente en la política en un año electoral como éste?
- Creo que siempre hay tiempo para ponerse a tono con lo que la gente espera, antes que nada. Esto del "está todo perdido", "no se puede", "del que se vayan todos", no funcionó. Como dirigentes, donde me incluyo -porque no seré un dirigente político pero soy un "dirigente de la fe"-, tenemos que ponernos a tono con lo que la gente necesita, con lo que espera de nosotros, en un nivel personal, primero, de la propia austeridad, de estilo de vida; y después de los intereses que buscamos. Esto de estar descalificándose permanentemente o de perseguir solo votos o de estar peleando "por llegar a...", en un momento en que la gente está buscando cómo comer, ahí estaría uno de los puntos. Un bien particular sería ganar una elección, pero si en este momento hay gente que tiene hambre, unámonos todos, porque hay gente está esperando una solución ya ahora. Y me parece que en el mundo político hay todavía mucho desencuentro, siempre es un ámbito de competencia la política, pero hay momentos en que hay que cesar, en que hay que encontrarse, no podemos seguir echándonos culpas. Y este es uno de los momentos, con el tema de los saqueos. Me parece que eso sería lo que la gente espera de un político: dejar su propia lucha, tomar la lucha de los demás y sumar a otros. ¿Tan difícil pareciera que es eso en este país?
Cáritas sí ve más gente en la calle, el tema de la basura; eso se sigue viendo y crece. Nadie puede negar que estamos en un empobrecimiento general y dramático, sobre todo por la inflación. Entonces es por ahí que tendríamos que apuntar todos, para el mismo lado.
-El papa Franciso prepara una visita a la Argentina para el año que viene. ¿Cree que su presencia va a contribuir justamente a pacificar el país?
-Eso dependerá de cómo lo recibamos. Si viene, porque a mí no me consta todavía, como en todos sus viajes traerá un mensaje muy concreto de acuerdo al país que está visitando, siempre con propuestas de diálogo y de atención a los más vulnerables. Pero siempre lo que se recibe, dependerá del modo en que se recibe. No pensemos que su visita va a ser un milagro. Algo de eso dijo él, que la solución de Argentina no es que la visite el Papa. Creo también firmemente en eso. Si el Papa viene y en nosotros no pasa nada, es como si no hubiera venido.
¿Vendrá? Todos esperan que el papa Francisco puede venir a la Argentina. Crédito: Reuters."La Iglesia no es sólo el obispo"
-Usted se incluye dentro de los dirigentes. ¿Consideró reunirse personalmente con los candidatos para plantearle todo esto?
- Creo que la Iglesia no es sólo el obispo. Hicimos esta propuesta del "pacto social" por parte de la Pastoral Social, que son laicos comprometidos, que saben de estas cosas, que las están siguiendo; me parece muy valioso y su palabra tiene más peso que la mía; yo refrendo lo que ellos dicen. Y ahí estamos diciendo: miremos al pueblo, que necesita "un abrazo". Buscamos esa expresión, que es muy afectiva, porque ¿qué hacemos cuando una persona está caída, desesperada?. Intentar abrazarla, primero, y después ver qué podemos hacer.