Entrevista a Pablo Alabarces, escritor y sociólogo
Muerto Maradona, ¿nació una mitología popular? "No, Diego ya era mito en vida"
Un mito popular es una representación social de gran fuerza simbólica que se sostiene en una identificación social masiva. El experto desnuda al mito maradoniano: su calidad deportiva única, su condición heroica y su origen humilde -también sus contradicciones y errores- son elementos clave. De Gardel y Evita hasta la dictadura, la guerra de Malvinas y los dos goles a los ingleses.
“Ha muerto Maradona. Muerto el hombre, ¿nació un mito popular? “No, Diego ya era mito estando vivo”, le dice a El Litoral sin titubear ni un segundo Pablo Alabarces, reconocido sociólogo y escritor (UBA). El error está en pensar en que recién ahora, con la muerte del cuerpo, empieza todo. “Ya estaba en marcha esa mitología”, asegura. Maradona -vale aclararlo- excede lo estrictamente deportivo y cala hondo en la esfera social.
Archivo - El Litoral Pablo Alabarces es escritor y sociólogo, licenciado en Letras por la Universidad de Buenos Aires (UBA). Tiene una quincena de libros publicados.
Pablo Alabarces es escritor y sociólogo, licenciado en Letras por la Universidad de Buenos Aires (UBA). Tiene una quincena de libros publicados. Foto: Archivo - El Litoral
El mito popular es un campo bastante explorado en las jóvenes ciencias sociales. Pero a la mitología la inventaron los griegos en la Antigüedad, con sus dioses y sus deidades. (Los griegos también inventaron la tragedia y el exilio, pero ésa es otra historia.) Un mito es una representación social de una fuerza simbólica extraordinaria que se nutre en la identificación social masiva. Tiene mucho de fábula que se prolonga por los años (“una fábula al tiempo”, escribió Borges, para quien los soberbios cuchilleros de los suburbios de Buenos Aires eran una mitología en sí misma”).
Ahora, ¿cómo se construye un mito popular? ¿Qué significaciones sociales operan en la edificación de ese ser-fábula? ¿Qué elementos tiene, tuvo Maradona para que sea considerado como mito popular? “Como muy pocos en la historia de la cultura popular argentina, Maradona junta en sí mismo un montón de elementos: calidad deportiva excepcional, la condición heroica, el relato de origen (de clase muy humilde); el contexto global de actuación (es el primer héroe global del deporte); el nuevo rol de los medio de comunicación en su momento de esplendor; y los flujos y reflujos de ascenso y caída, porque la vida de Diego fue un “serrucho”, de arriba hacia abajo”, explica el sociólogo.
Al mismo tiempo, aparece la crisis radical de la sociedad argentina en paralelo al periplo maradoniano. “Maradona pertenece a los peores 60 años de la historia del país, que unen a las dictaduras, a la represión, al genocidio, a la Guerra de Malvinas, al neoliberalismo”, agrega.
México ‘86
-A propósito de esto, los dos goles de Maradona a los ingleses en el Mundial de México ‘86, uno con la mano y el otro el mejor de todos los tiempos, a sólo cuatro años de Malvinas, ¿marcó algo en el mito que ya estaba, según usted, gestándose?
-Sí, claro que sí. Veámoslo así: con haber ganado ese campeonato mundial, ya con eso creo que alcanzó. Maradona ganó ese mundial y el del ‘78, enturbiado por la dictadura: a éste último lo legitima justamente en el ´86. Pero para colmo, los dos goles a cuatro años apenas de Malvinas; y para colmo, exactamente esos dos goles, y no cualquier otro tipo de goles. Ésos.
Me detengo en el primer gol (con la mano), que representa la idea del “plebeyo que vence al poderoso con las armas del pícaro y del pobre”; el segundo, algo irrepetible. Todo esto no se finge, no hay impostación: no hay relato ni ficción ni guión. Eso pasó así como lo vimos. Una ex alumna me recordaba una frase muy graciosa: “Maradona en México fue un metro y 60 centímetros de ‘gronchés’ (sic) desparramando ingleses para todos lados”.
-Con respecto a los elementos de construcción del mito popular. ¿Es comparable a Maradona con los mitos de Gardel y Evita, por ejemplo?
-Sí, en alguna medida. Se tratan de fenómenos sociales que no necesitaron de un artefacto mediático. No hay relato: la voz de Carlos Gardel está ahí; la máquina de coser o el discurso de Evita el 22 de agosto del ‘51, y la pelota en Villa Fiorito están ahí. Son cosas con mucha materialidad: la construcción viene después, está fundada sobre esa materialidad previa, no es un relato en el vacío.
No hay ficción. Hay relatos colaterales sobre la “santidad” de Eva, o sobre que Gardel “cada día canta mejor”. Claro, pero eso viene después, después del dato material que deja cada cuerpo (Gardel, Evita o Maradona) puestos en acción en la vida real. Lo que se pone en crisis es la idea de construcción, porque construcción remite a invención, y no la hay. Es lo real lacaniano, lo innegable. Todo aquello existió. Aquí la idea de relato, tan posmoderna, también tambalea.
¿Eterno o perecedero?
-¿El mito popular puede romperse, es decir, caer en olvido? ¿O es eterno y pasa a una nueva fase, a la fase de “leyenda”?
-Puede que pase a otra fase, pero no hay una ley que diga qué ocurre con un mito. Todavía hoy seguimos con mitos que nacieron en la cultura griega cinco siglos antes de Cristo. Ahí están Edipo, Aquiles, Electra, qué se yo. Diego es un mito que excede lo deportivo, lo social y lo nacional: lamenta su muerte la Argentina, pero también los napolitanos, donde hace 30 años que no juega. Y hoy allá sigue siendo “Santa Maradona”. ¿Qué pasará dentro de 30 años? Y, no lo sé. Va a ser muy difícil sacarse a Diego de encima, por suerte. No hay matemática en la reproducción en el tiempo de un mito.
Uso político
“No creo que el mito de Diego sea ‘izquierdista’, ante los ataques de algunos sectores conservadores; lo que pasa es que Maradona es un símbolo muy densamente popular”, asegura Alabarces.
-A ver, ¿se puede usar políticamente un mito popular? Sí. ¿Será eficaz esa utilización con fines políticos? No tengo ni idea. Jorge R. Videla lo quiso “capturar” a Maradona cuando éste tenía 18 años. (El ex presidente de la Nación, Mauricio) Macri intentó “capturar” a Diego, y no lo consiguió. Que lo van a tratar de hacer ahora, que no quepan dudas. Ahora, si será eficaz esa apropiación, esa es otra historia, y no tengo respuesta.