Históricamente, los trabajadores de las empresas de residuos que salen a la calle son varones. Pero esto tiende a revertirse: se incorporaron seis trabajadoras al servicio de barrido y una supervisora -que se suman a otra supervisora y una barrendera que ya venían ejerciendo tareas-, a la planta laboral de la empresa Cliba, como parte de la política de género que lleva adelante esa firma.
Un testimonio: Macarena Cabrera se desempeña en la supervisión de recolección, un área donde la gran mayoría de los compañeros son varones. "Este es un desafío día a día, pero la verdad es que se va llevando bastante bien, me siento cómoda, estoy acostumbrada a trabajar con hombres, hasta el momento los compañeros lo aceptan bastante bien, aunque ya había una supervisora mujer, así que era sumarme nada más".
"La experiencia surge a raíz de una iniciativa de la empresa", declaró María Soledad Artigas, directora ejecutiva de Mujeres y Disidencias municipal. "Desde el gobierno local celebramos que también los privados trabajen para promover los derechos de las mujeres", indicó.