De 70 internas, más de 20 están presas por causas vinculadas al abuso sexual de menores
La Unidad Penitenciaria N°4 es una de las dos cárceles para mujeres que tiene la provincia. Allí, residen y conviven procesadas y condenadas por diferentes hechos en 7 pabellones. Dos de ellas viven con sus hijos menores de 4 años.
DOBLE REJAS. La cárcel de mujeres de la capital provincial tiene siete pabellones. El de la foto es uno de los más numerosos. Para poder ingresar allí hay que atravesar dos puertas de rejas, que están todo el tiempo custodiadas por personal del servicio penitenciario. Entre ambas puertas hay un sector denominado resguardo. Crédito: Flavio Raina.
Las razones que pueden llevar a una persona a la cárcel son de las más variadas. Robo, homicidio, tráfico de drogas… Como también lo son las condenas. Pero ahí adentro no hay distinción. Todas son mujeres en prisión, mujeres privadas de su libertad por un delito que cometieron y la justicia consideró como tal.
En la capital provincial santafesina, en el sur de la ciudad sobre calle San Jerónimo al 1170, se encuentra la Unidad Penitenciaria de Mujeres N°4. Allí, actualmente hay 70 mujeres: están las procesadas, es decir que son presuntas culpables de un delito como autoras, cómplices o encubridoras y aguardan un juicio y posterior sentencia; y las condenadas, quienes ya fueron sometidas a un proceso judicial y se encuentran cumpliendo condena. La capacidad de la cárcel está completa.
Las edades varían entre los 18 y 65 años, pero en su mayoría la población carcelaria ronda entre los 25 y 40 años.
Las internas del Penal N°4 están privadas de su libertad por diferentes causas. Algunas por delitos federales vinculados al tráfico de drogas. Otras por homicidio. Otras por robo. Y otras, que son la mayoría -se estima el 30 % de la población carcelaria: 21 de 70-, por haber abusado, apañado, encubierto o facilitado abusos sexuales a sus propios hijos o menores de edad.
"Cuando alguien entra a prisión, no se anda ventilando el motivo. Pero el resto se termina enterando porque algún familiar le avisó o por algún medio de comunicación, ya que hay algunos pabellones que tienen televisión y en el comedor hay uno de uso común", cuenta la subdirectora del penal, Analía Luesma. Y agrega: "Los hechos de violencia suscitados en la cárcel de mujeres son en un índice menor y de menor relevancia que en las cárceles de hombres. Las características de la estructura edilicia de esta Unidad permite otra forma de convivencia. Pero sí es verdad que ven con otros ojos a quienes llegan por abusos a menores de edad y ante cualquier problema es lo primero que les recuerdan".
Según la óptica de varios especialistas, generalmente son historias de vida que se repiten. Cuando una madre fue víctima de abusos, no logra ver con claridad que eso está mal, que es condenable… y entonces "naturaliza" el abuso contra lo que más aprecia: su propio hijo o hija.
La subdirectora del penal explica que según lo que establece la ley, las internas deben ser divididas en pabellones diferenciados entre procesadas y condenadas. Pero eso, en la práctica, no funcionó porque produjo problemas de convivencia. Entonces, se las aloja teniendo en cuenta otro aspecto que contempla la ley: el grado de progresividad, o de adaptabilidad al sistema carcelario, dicho de otra forma. Eso genera que haya cambios permanentemente, casi a diario.
En la cárcel de mujeres de Santa Fe hay siete pabellones: dos de régimen común, que son los más numerosos; uno exclusivo de embarazadas y madres, donde actualmente hay dos mujeres -las dos están cursando un embarazo de entre 4 y 5 meses y una de ellas además tiene a su hijo menor de 1 año y 5 meses viviendo allí-; otro de autodisciplina, ocupado únicamente por mujeres que ya tienen salidas transitorias; un pabellón denominado Fase 2, donde las internas aguardan el pase al de autodisciplina; uno de resguardo que es ocupado por internas que no pueden convivir con la población penal por conflictos que surgen permanentemente -en este pabellón también se aloja una madre con su hijo de dos meses-; y el séptimo, el policial, habitado por internas que anteriormente pertenecían a fuerzas de seguridad.
Con respecto a las madres que residen junto a sus hijos, la Ley establece que los niños pueden residir con ellas en prisión hasta los 4 años. Cumplida esa edad quedan a cargo de un familiar o bien son institucionalizados.
Peculios por trabajar
La cocina del penal está a cargo del Servicio Penitenciario. Hay un menú semanal ya establecido y son las propias internas las que cocinan. Es uno de los espacios laborales que hay dentro del penal, entre otros.
"Hay internas con destino laboral, donde se les asigna una o varias tareas a cambio de recibir un peculio. Lo mismo si estudian o realizan talleres", cuenta Cintia Vaschetto, Jefa de Correccional.
"Hay 6 categorías. La 1 es la más alta, que son alrededor de 2.800 pesos por mes. Lo usan para hacer compras en cantina o si prefieren lo ahorran y luego se les gira a la persona que ellas quieren. Es importante aclarar que no manejan dinero. Se les va descontando de una planilla lo que gastan. Ahora bien, si desean mandarle el dinero a un familiar, ahí sí es dinero físico. Cuantas más actividades realicen, más peculios obtienen. Es una forma de estimularlas", agrega.
Otros de los trabajos que pueden realizar, y percibir un peculio, es el barrido y limpieza de espacios compartidos como el comedor, la biblioteca, las aulas donde se dictan clases. También el lavado de ropa del exterior.
21 de 70 internas
En la Unidad Correccional N°4 de Santa Fe se estima que el 30 % de la población carcelaria cometió el delito de abuso sexual contra un menor de edad, agravados por el vínculo en varios casos, o bien lo apañó, encubrió o facilitó.
Perpetua que no es perpetua
En Argentina el Código Penal prevé la prisión perpetua, aunque en realidad no es en sí una perpetuidad, ya que el condenado puede salir en libertad condicional si cumple con ciertos requisitos.
Para quienes cumplen perpetua, la ley permite libertad condicional luego de 15 años de cumplimiento efectivo. En cambio, quienes cumplen condenas por menos años, pueden acceder a un libertad condicional al cumplir las dos terceras partes de la condena.
En la cárcel de mujeres de Santa Fe, hay tres internas que cumplen prisión perpetua.
Con respecto a las salidas transitorias, hay cinco internas que las disponen bajo diferentes modalidades y dos que están esperando una respuesta del juzgado.
"Generalmente a mitad de condena y si tienen buena conducta, pueden acceder a salidas transitorias. Si todo va bien luego obtienen una libertad condicional o asistida o el vencimiento de pena", refirió Analía Luesma. Y aclaró: "Esto no es así para las internas con prisión perpetua, que recién pueden salir cumplidos los 15 años, o con condena por abuso a niños. Estas últimas no acceden a esos beneficios".
Para 70 mujeres, la vida transcurre entre las rejas del penal. Una mujer sentada al sol, sola, con los brazos en los bolsillos mirando como se seca la ropa tendida que lavaron en su pabellón. Grupitos de mujeres sentadas en el patio en común tomando mate, conversando de algún tema que les resulte interesante o no pero que les haga pasar el tiempo. Seis jóvenes jugando al vóley. Una madre cambiando un pañal. Mujeres haciendo manualidades mientras miran televisión en el comedor o haciendo tareas para recibir una ganancia a fin de mes. Guardiacárceles observando todo, todo el tiempo. Así es una jornada en el Penal de Mujeres, donde los días parecen tener más de 24 horas y el calendario más de 365 días.
Actualmente, en la Unidad Correccional N° 4 hay dos internas embarazadas que cursan una gestación de 4 y 5 meses respectivamente. Una de ellas, además, vive en la prisión con su pequeño hijo de un año y cinco meses. Ambas mujeres están alojadas en el pabellón de madres. Además hay otra interna que vive con un bebé de dos meses. Por conflictos en el pabellón de madres, fue trasladada al pabellón de resguardo.
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