Sábado 11.7.2020
/Última actualización 7:35
Narela es la primera mujer trans en ingresar al Instituto de Seguridad Pública de la Provincia de Santa Fe (Isep). Tiene 26 años y desde 2018 intenta transformar su sueño de ser policía en una realidad. En marzo, se enteró de que estaba un paso más cerca de cumplirlo tras pasar las etapas previas y quedar seleccionada para el ciclo lectivo 2020.
Si bien la cuarentena causada por la pandemia del Covid-19 frustró el inicio del cursado tal cual estaba previsto, esto tan solo representó un obstáculo más para Narela, que lleva toda una vida esperando portar el uniforme de la fuerza. “Ya desde chiquita cuando iba a la escuela y me preguntaban qué quería ser, les decía ‘policía’. Siempre los vi como un ejemplo” comparte.
Se presentó en varias oportunidades, quedando a medio camino. Primero porque “no pasó” el examen psicológico y después porque sucedió lo mismo con el físico. Fue entonces que, incentivada por una conocida, se contactó con los abogados José De Iriondo y Antonella Dorato Gassmann, que la ayudaron a transitar la vía administrativa y conseguir la respuesta que tanto necesitaba: por qué le fue mal. “Yo siempre dije que si me tienen que decir que no, lo iba a aceptar, pero con un justificativo”.
“Me dijeron que era porque tengo pie plano, pero yo no lo tengo. Me mandaron a un traumatólogo a hacerme los estudios y -ahí- me dijeron que mi pie está perfecto”. Después de esto “presenté esos estudios y pasé a la segunda etapa: intelectual y físico. Tuve que estudiar y prepararme. El último fue el examen médico completo, un chequeo general, y pasé”, dice con orgullo. Ya solo quedaba esperar a que publicaran el listado con los nombres de quienes quedaron seleccionados, el cual “dio a conocer el 18 de marzo porque el 23 teníamos que ingresar a estudiar”
“Ella estaba durmiendo la siesta y yo fui y la levanté y le di la noticia” contó Keyla, amiga “de la vida” y vecina en barrio Barranquitas de Narela, y que al igual que ella cambió su nombre y su aspecto para que el espejo reflejara la forma en que ella siempre se percibió. “Pudo lograr ingresar, va a ser la primera chica trans en Santa Fe en ingresar y después ejercer el trabajo de policía. Que lo haga por ella, por mí, por las compañeras que después de ella van a poder ingresar”. La de Keyla es una historia similar, junto a su amiga se acompañaron y apoyaron para no perder las esperanzas de pasar las etapas y quedar seleccionadas en el Instituto de Seguridad Pública.
Orgullosa, Keyla dice que cuando le dijo a su amiga que pasó “las dos nos pusimos a llorar de la emoción”. “No voy a negar, por un momento pensé que era discriminación lo que estaban haciendo, porque no pasábamos. Pero después cuando mi amiga Narela fue pasando de etapas borré rotundamente ese pensamiento”. Y aunque ella aún no logró su objetivo, esta experiencia renovó sus ganas de seguir intentando.
“Siempre dije que más allá que lo hacemos porque a nosotras nos gusta, hay tantas compañeras y compañeros trans que nunca pensaron ingresar a la policía, o capaz sí pero tenían ese miedo, ese prejuicio, de que por quienes somos no nos iban a aceptar. Nosotras íbamos con miedo sinceramente, por el tema de cómo nos iban a tratar, pero fue excelente”. Keyla destacó el ambiente de total respeto en el Isep, desde los cadetes hasta los médicos y profesores con quienes tuvieron trato.
Ella “me acompañó en todos los sentidos, apoyándome, dándome fuerzas, si me faltaba algo me ayudaba. Fue lindo” agrega Narela.
Cuando no está trabajando como peluquera o dando clases, Narela juega al fútbol. “Creo que soy una de las primeras chicas trans acá en Santa Fe en jugar al fútbol, y estuve en varios clubes.
En el deporte, como tantos otros aspectos de la vida, tuvo que romper ciertos estereotipos y vencer prejuicios: “Ahora ya casi todos me conocen y quieren que juegue con ellos, pero cuando empezás es un camino difícil. Yo siempre digo que yo no le falto el respeto a nadie”.
Antes de que se dictara la cuarentena “fui a un club y había otra chica trans, y me puse re contenta, porque no había visto otra”, si en cambio el fútbol la acercó a “otras realidades con las que no tenía contacto”, a conocer personas que forman parte del colectivo LGBTIQ+. “Después del partido nos ponemos a tomar mates, hablamos, hacemos nuevos lazos. Encontré otra diversidad que yo no conocía. Está muy bueno, creo que abre más la mente. Me encanta escuchar sus historias de vida”.
En cuanto al cursado en el Isep, “voy a tratar de llevarlo como todos mis compañeros ahí adentro. Sé que va a ser distinto, para los profesores, para los cadetes y para mí”, admite. “Me han preguntado ahí adentro, personas que iban a la par mío, qué baño voy a usar. Pero creo que eso se hablará, paso a paso, y obviamente va a ser un poquito complicado pero creo que no voy a tener mucho problema”. Sobre todo porque “para el Isep soy una mujer más, una señora, porque ahí todos se tratan de ‘señora y señor’. -Además- recibí siempre muchísimo respeto de los cadetes, profesores, médicos. Yo tenía muchísimo miedo, pero me hacen sentir bien, cómoda”.
Sobre el futuro, “ojalá Dios quiera que sea bueno”, expresa con alegría, “mi meta es tener mi trabajo, mi casa, mi familia, creo que son las metas básicas de toda persona”.
“Creo que no soy distinta a las demás chicas trans”, comenta Narela, aunque “con Keyla tenemos la suerte de tener una familia que nos apoye, haber podido seguir estudiando y que nos dejen hacer lo que queramos”.
Acompañamiento de la Subsecretaría de Bienestar y Género
Al transitar las diferentes etapas para entrar al Instituto de Seguridad Pública (Isep), Narela se enfrentó a un sistema pensado desde el binarismo que está preparado para recibir a personas cisgénero, lo que la llevó a vivir situaciones por lo menos controversiales. Por ejemplo, “me pidieron un test de embarazo dos veces” y además “en el pre médico te preguntan el ciclo menstrual, y nosotras no sabemos qué poner”, entre otras.
Natacha Uala, de la Subsecretaría de Bienestar y Género en la Policía, señaló que la creación de este espacio responde a la necesidad de “llevar adelante desde el Ministerio de Seguridad en la institución policial, la inclusión de la perspectiva de género”, con el foco puesto “en el trabajo por la igualdad de género en la policía, en todos los tramos de la carrera desde el inicio y también en el desarrollo profesional de las mujeres y de las personas lgbt”.
“En ese sentido, los casos de Narela y Keyla cuando llegaron ya estaban en un proceso. Las acompañamos desde la Subsecretaría, y seguimos acompañando, para garantizar que en todas las instancias puedan participar en condiciones de igualdad, sin ningún tipo de discriminación por razón de su identidad de género, y además iniciando un proceso de acompañamiento de largo aliento justamente para que se den las transformaciones más estructurales que son necesarias para garantizar un tránsito institucional en condiciones de igualdad”.
Para Uala “más allá de los casos particulares lo importante es iniciar esos procesos de transformación más estructurales y culturales y un fuerte trabajo con todos los integrantes de la policía para que de alguna manera la institución también refleje todas las transformaciones que más en general se están dando en la sociedad y en otras instituciones, y particularmente en el estado con interpelación de los movimientos sociales que demandan la igualdad de género en todos los ámbitos”
“Siempre fui detrás de mi sueño, de ser esa persona uniformada que me encontraba a veces, que veía ayudando y actuando. Siempre decía que por ser una chica trans no iba a poder llegar, pero hace tres años que sigo intentando ingresar. Sigo intentando ir detrás de mis sueños” dice Keyla convencida.
“Cuanto más diversos son los cuerpos policiales, o en general las instituciones que brindan servicios a la sociedad, también el trato hacia la comunidad y la relación con esta es mejor, en el sentido de que puede haber más empatía e identificación de ambos lados. Creo que esos son cambios que vamos a ir asistiendo, también porque la sociedad está cambiando y la policía, como una institución que viene más atrás en relación a otras, también tiene que ir transformándose. Primero, porque hay marcos legales que hay que respetar, y además porque ya las propias generaciones que van formando parte de la institución lo demandan, por eso van apareciendo estos casos”.
La idea es acompañar a todo el curso de Narela, a los instructores y a la institución en el proceso de transformación, a partir de este caso y en general para generar ámbitos más amigables y respetuosos de los derechos humanos en el trabajo. De hecho, una de las cuestiones que se solicitó desde el propio Isep fue la realización de capacitaciones a los docentes.
Además, Natacha Uala destacó que “hay cuestiones que para los próximos ingresos hay que revisar, los formularios, los requerimientos, para que sean respetuosos de la diversidad. Y después hay cuestiones, como en todos los ámbitos que están pensados desde el binarismo, que hay que repensar: alojamiento, la privacidad en los baños”. No solo para el caso concreto sino en general, ya que “para todos y todas va a ser positivo”.