Al menos seis personas son las que usurparon la histórica casa de Sor Josefa Díaz y Clucellas, ubicada en la esquina de La Rioja y San Luis, una vivienda emblemática de la ciudad de Santa Fe que está abandonada, a la espera de una puesta en valor.
Los intrusos contaron cómo accedieron a la vivienda que es Monumento histórico y está abandonada. “Los de Desarrollo Social nos traen comida y nos hicieron los documentos”, contó uno de los habitantes. Una historia increíble.
Al menos seis personas son las que usurparon la histórica casa de Sor Josefa Díaz y Clucellas, ubicada en la esquina de La Rioja y San Luis, una vivienda emblemática de la ciudad de Santa Fe que está abandonada, a la espera de una puesta en valor.
“Hace nueve meses que vivimos en esta casa”, dijo con soltura Darío, uno de los limpia vidrios que obtiene algunos recursos para subsistir en el semáforo ubicado en San Luis y avenida Alem, a solo 100 metros de “su” casa. Junto a Darío habitan la casa su compañera y dos parejas más (hay una mujer embarazada). Todos ingresaron “cuando vinieron a colocar estos cartelones publicitarios”, contó el sujeto. “Cuando se fueron dejaron el portón sin candado y nos metimos”, agregó.
Detrás de los cartelones que muestran los rostro sonrientes de los precandidatos a legisladores que se postulan para las próximas elecciones del 12 de septiembre está abandonada la antigua casa de Sor Josefa Díaz y Clucellas, una de las viviendas más antiguas de la ciudad, ubicada en una esquina privilegiada, y hoy usurpada por ocupas.
“Acá viene la gente de Desarrollo Social, de Niñez, nos traen abrigos, tenemos colchones y nos llevaron al Registro (Civil) a donde nos hicieron los documentos”, detalló Darío, parado en la esquina de la casa, con el escurridor que utiliza para limpiar los parabrisas en una mano y un balde con agua en la otra.
“Ahí adentro hay unos durmientes de quebracho que están lindos”, dijo el ocupante sin que le pregunten. Bajo ese techo histórico colocaron colchones para habitar la antigua casa que tantas veces los sucesivos gobiernos municipales y provinciales prometieron restaurar y nunca lo hicieron.
Además de su ubicación frente al Palomar y de cara al antiguo Puerto, en esa vivienda residió Sor Josefa Díaz y Clucellas (Santa Fe, 13 de abril de 1852 - Villa del Rosario, 24 de septiembre de 1917 —65 años—). Pepa, para los suyos, fue considerada la primera pintora con firma del continente latinoamericano —pese a que paradójicamente no firmó muchas de sus obras—.
La antigua casa familiar era modesta, del suburbio, de la periferia de la ciudad. Y junto al resto conformaba un entorno urbano de la época en que la sociedad decidió entrar en la modernidad. Pasaron los años, pasó la modernidad y la arquitectura toda evolucionó. Así, cobró su valor histórico. Pero desde hace décadas, el paso del tiempo la viene degradando y no fue restaurada ni mantenida para su preservación.
Fue en 2018 cuando el gobierno provincial (gestión del FPCyS) decidió rescindir el comodato que tenía con la Municipalidad de Santa Fe (gestión Cambiemos) para poner en valor la antigua vivienda declarada Monumento Histórico Santafesino. En septiembre de ese año tomó posesión del inmueble y colocó el vallado de chapas sobre la vereda. Parecía que finalmente la restauración iba a comenzar.
Pero pasó el tiempo, cambiaron los gobiernos y nadie hizo nada. La casa de Sor Josefa se siguió cayendo a pedazos. Hace unos meses atrás colocaron otros cartelones publicitarios sobre las chapas que habían ubicado al frente de la vivienda. Allí se ven hoy los rostros de los precandidatos en plena campaña política. Y detrás, la casa fue usurpada, es habitada por ocupas, y sigue en estado de abandono, con el consecuente riesgo de que se desmorone y provoque una tragedia.