La falta de viviendas no es un problema nuevo, pero evidentemente comenzó a hacer eclosión. Mientras se cumplen tres meses de la toma de dos barrios en construcción en la ciudad de Santa Fe, durante el fin de semana cerca de 300 familias usurparon terrenos en Reconquista. La situación es delicada. Y el gobierno lo sabe.
La gestión de Antonio Bonfatti protagoniza una carrera contra el tiempo y frente a una coyuntura apremiante. Si bien el gobierno viene entregando viviendas sociales en la medida de sus posibilidades, la necesidad de casas se multiplica en cada una de las principales ciudades de la provincia.
Durante la última década, los fondos nacionales para planes habitacionales llegaron a Santa Fe con cuentagotas. Pero existe otro dato que complica la situación: las arcas del Estado atraviesan un período de escasez evidente. De hecho, la obra pública provincial se encuentra virtualmente paralizada.
En la ciudad capital las autoridades negocian con organizaciones sociales una salida consensuada a la situación planteada en los barrios Santa Rita II y Las Delicias. Mientras tanto, la Sala 4 de la Cámara de Apelaciones en lo Penal lleva más de dos meses sin expedirse sobre la denuncia presentada por el gobierno.
Cuando el país gozó de la abundancia de recursos, la política de construcción de viviendas no fue prioritaria. Ahora, las expectativas están puestas en el Plan Procrear.
Si bien este plan puede brindar alguna respuesta en el mediano plazo, la crisis actual resulta acuciante.
La gestión Bonfatti insiste en que la construcción de viviendas es prioridad. Para levantar nuevos barrios se necesitan recursos. Pero en estos momentos, dinero es lo que falta.
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