Miércoles 14.4.2021
/Última actualización 17:05
La historia vuelve a repetirse al igual que en 2005, cuando llegó la orden de cerrar el convento Santo Domingo de la ciudad de Santa Fe. En aquel momento, la congregación había fundamentado que no había un número suficiente de dominicos en el país y que había una necesidad de una reestructuración a nivel nacional. Dieciséis años después se reflota esta intención que dejaría a los fieles sin un lugar emblemático.
"Este pedido es el más formal. Tiene un mandato escrito, significa que sacaron un decreto interno de los dominicos que les permite legalmente cerrar. Antes lo que enviaban eran expresiones ´tenemos la voluntad de hacerlo`, pero ahora lo escribieron y el pedido es más fuerte", comentó Dalmiro Saux, laico de dominico, en una entrevista con El Litoral. Al mismo tiempo agregó que las actas llegaron a la curia general en Roma (Italia) al superior de los dominicos, "desde allá lo avalaron, con observaciones". El mismo futuro que la congregación santafesina correría la de La Rioja.
Entre los motivos del pedido de cierre, de un lugar considerado Monumento Histórico Nacional, Saux cuestionó: "No se explicitan los motivos, no han venido a reunir a los fieles dominicos a explicarnos las causas". Al ser consultado si sospechaba que el fundamento sea similar al del 2005 cuando se buscaba una reestructuración por falta de frailes dominicos, dijo que "eso es lo que aducen, pero nosotros decimos que es un argumento forzado. En realidad en la Argentina hay cerca de 80 frailes y hay cuatro conventos, llamados así legalmente porque tienen el número de frailes necesarios, que son el de Buenos Aires, Córdoba, Tucumán y Mendoza. Santa Fe tiene dos, que no solucionarían el problema en otro lado, no les cambia nada y acá son indispensable para que se mantenga como está".
Una de las consecuencias que generaría la clausura del lugar es que los fieles de la región se quedarían sin un espacio único de esta zona del país. "Esta voluntad de cierre genera un empobrecimiento a la ciudad, a la provincia y a la región porque es el único convento del noreste argentino con presencia dominica de frailes", indicó Saux.
El convento santafesino tiene actualmente una intensa actividad religiosa. Se brindan dos misas diarias y los domingos hay tres turnos. "Asiste mucha gente, muchos van a confesarse, hay cursos que dan los frailes y algunos laicos. Tiene mucha vida el lugar y realmente no entendemos el motivo de cerrarlo", lamentó y criticó: "No se puede borrar con un decreto 500 años de historia, no pasa en el mundo eso".
Proponen cerrar el convento Santo Domingo
Una historia testimonial y material invaluable
"Este convento tiene una riqueza histórica, cultural y de presencia en una región muy fuerte. Los dominicos son fundacionales, vinieron al poco tiempo de Juan de Garay. Tuvieron la primera escuela, participaron en los cabildeos de la Constitución; por este convento pasó Belgrano; hay medallones pintados por Juan Cingolani (restaurador de la Capilla Sixtina) y otras obras de arte muy valiosas", enumeró el laico de dominico.
Extraoficialmente, según comentó Saux, la idea es que la congregación de dominicos ceda el mando al Arzobispado con un comodato. "Si el Arzobispado acepta o no, no tengo idea. Puede quedar cerrado también y se convertiría un lugar histórico, cultural y religioso, en una ´cáscara vacía` . Además, la construcción es muy antigua y abandonarla sería destruirla seriamente", advirtió.
Rasgos históricos y arquitectónicos del templo
Entre los años 1600 y 1604 llegaron a Santa Fe la Vieja (Cayastá) los primeros frailes de la orden de Santo Domingo. En 1670 se inició la construcción del convento Santo Domingo, que está ubicado en la intersección de las calles 9 de Julio y 3 de Febrero.
Las celdas del histórico convento albergaron a Manuel Belgrano cuando en 1810 pasó por Santa Fe, camino al Paraguay. También el templo es custodio de los restos de la primera patricia argentina: Gregoria Pérez de Denis -quien donó sus bienes a Belgrano para financiar "la causa americana"-, y los de otros vecinos ilustres de la ciudad.
El inventario de 200 obras del Patrimonio Arquitectónico de Santa Fe se sostiene que entre 1906 y 1912 se concretó la reconstrucción de las distintas alas que conforman el claustro principal (único sector del convento que hoy se conserva), definido por las celdas y salas de uso comunitario y por sus galerías de arcos rebajados.
El templo consta de una nave única cubierta por una bóveda de cañón corrido interrumpida en el crucero para dar lugar al elevado tambor de la cúpula; la ornamentación, que ritma el espacio con una serie de columnas adosadas y de arcos de medio punto, se complementa con los medallones pintados al fresco. El exterior, con sus esbeltas torres y su cúpula, se destaca por su escala y lenguaje clasicista en el contexto homogéneo del barrio Sur.
La fachada, al igual que el espacio interior, se organiza según rigurosos cánones académicos y constituye uno de los más acabados ejemplos de arquitectura religiosa finisecular en Santa Fe; la preceptiva consiste en la articulación de un orden monumental con otro de escala humana y que sirve de estructura a cada uno de los elementos arquitectónicos aplicados al espacio.