“A partir de la 00 hora de mañana deberán someterse al aislamiento social preventivo y obligatorio. A partir de ese momento nadie puede moverse de su residencia, todos tienen que quedarse en su casa. Es hora de que comprendamos que estamos cuidando la salud de los argentinos.”
Esas fueron las exactas palabras que usó el presidente Alberto Fernández que en la noche del 18 de marzo de 2020 comunicó al país el inicio del confinamiento. Edificios públicos, espectáculos, bares, escuelas y comercios bajaron sus persianas. Solo un puñado de trabajadores podían salir de sus casas, transformando así las típicas postales de lugares emblemáticos de la capital santafesina.
Muchos comercios debieron cerrar sus persianas luego del confinamiento y la prolongada cuarentena estricta.
La peatonal santafesina se silenció por completo. Pocos ciudadanos caminaron sus calles.
El fútbol se suspendió y con él, los estadios se vaciaron.
La costanera no presentó durante muchos fines de semana su tradicional movimiento "dominguero".
La terminal de ómnibus, totalmente vacía.
El fútbol se suspendió y con él, los estadios se vaciaron.
Los hospitales de toda la provincia modificaron su atención en las guardias. Llegaron los barbijos, el distanciamiento y los turnos espaciados.