La Covid 19 impone nuevas normas que se atraviesan, literalmente, desde el primer minuto de vida. La maternidad del Iturraspe, como otras instituciones, debieron adaptarse a medidas de protección pero sin perder de vista el factor humano.
Parir en pandemia: el otro contacto estrecho
Jueves 10.9.2020
/
Última actualización 19:20
¿De qué manera impacta el nuevo coronavirus en el embarazo, el parto y el puerperio? ¿Es que realmente impacta de una manera distinta que sobre cualquier otra persona? En julio, el Ministerio de Salud de la Nación emitió un documento con recomendaciones para la atención de embarazadas y recién nacidos en contexto de pandemia (puede consultarse en la página web: msal.gob.ar). Allí señala que "el análisis individual de cada caso debe centrarse en garantizar el ejercicio del derecho a un parto respetado".
Milagros Cuenca es médica obstetra e integra el equipo de profesionales del Hospital Iturraspe. Desde ese lugar explica cómo fue adaptarse a esta nueva normalidad que involucra restricciones y cuidados pero sin perder de vista el valioso encuentro entre madre y recién nacido cuando esa maternidad es deseada.
- ¿Cómo tuvieron que adaptarse en contexto de pandemia en esta tarea de traer una vida al mundo?
- Fue un proceso complejo; la institución está garantizando el parto respetado y cuando nos atravesó la pandemia tuvimos que hacer transformaciones que involucraron mantener el acompañamiento en el trabajo de parto, en el parto y el puerperio inmediato, pero sumando los consejos y las recomendaciones del Comité de Crisis e Infecciones. Y fue laborioso.
- ¿Cuáles son esas recomendaciones?
- Son las que nos han aportado el Ministerio de Salud tanto de la provincia como de Nación que son el distanciamiento, el lavado de manos y el equipamiento según el nivel de complejidad del que estemos hablando, con la ropa y vestimenta de protección.
- ¿Cómo manejan ese equilibrio entre el contacto entre la madre y el recién nacido con el distanciamiento que impone el protocolo?
- Desde el punto de vista edilicio configuramos un circuito que establece cómo ingresa y cómo salen las pacientes. Tenemos un ingreso general para las madres que no tienen sospecha de Covid y otro para madres con probabilidad o confirmación de Covid. Y se ha tratado de respetar el momento del nacimiento del bebé, el contacto con la mamá y la lactancia.
- ¿Cuál es la situación más difícil que te tocó manejar desde el punto de vista profesional?
- Fundamentalmente, tratar de no dejar de mantener el lado humano en este proceso tan importante para toda la familia, más allá de las medidas preventivas.
Guillermo Di Salvatore Distanciamiento y cercanía. La importancia de combinar protección personal con el factor humano.
Distanciamiento y cercanía. La importancia de combinar protección personal con el factor humano.Foto: Guillermo Di Salvatore
- ¿Los padres pueden presenciar los partos en este contexto?
- Siempre que la madre lo elija, sí. A pesar del protocolo. Lo único que ha cambiado es que se redujeron las visitas. Se recomienda que no se mantengan visitas, más allá del padre o la persona que ella elija para que la acompañe.
- ¿Cómo impactan estos protocolos en lo personal, en cada uno de los profesionales?
- En el miedo a enfermar o enfermar a la familia. La responsabilidad que tiene todo el personal del hospital, tanto médico como de las otras categorías, profesionales y no profesionales, está presente. Ha sido muy laborioso manejarlo; contamos con un equipo interdisciplinario de salud mental que está trabajando fuertemente este proceso para que se pueda seguir trabajando con este mismo compromiso pero, a la vez, sosteniendo el lado humano que tienen todos en este hospital.
Flavio Raina Milagros Cuenca, médica obstetra.
Milagros Cuenca, médica obstetra.Foto: Guillermo Di Salvatore
El hecho de que se haya prolongado la llegada del pico nos ayudó mucho. Si bien ahora la situación está más complicada y sabemos que no empezamos todavía, esa demora fue muy buena.
La pandemia puso al personal de salud en un primer plano, en la primera línea de fuego, por usar una de las tantas metáforas bélicas a las que se apeló en estos meses.
La primera cuarentena y las sucesivas fases de aislamiento y distanciamiento permitieron capacitar al equipo de salud en la atención de una enfermedad nueva y desconcertante. Desde la utilización de equipos de protección personal hasta el manejo de respiradores; desde la elaboración de estadísticas y proyecciones hasta la salida al terreno para "buscar el virus".
Todo, mientras se contaban camas y se adaptaban espacios para una atención diferenciada.
Ahora que los aplausos de las 9 de la noche ya no se escuchan, el personal de salud sigue ahí, en la primera línea de fuego.
Desde El Litoral queremos estar cerca, para reconocer la enorme tarea que realizan y hacerla visible.