Reporte de daños del Parque Garay: un lago
lleno de basura, faltan luces y hay arrebatos
Al pulmón verde de barrio Roma le falta mantenimiento. En el lago artificial hay sectores llenos de botellas, pájaros muertos y hasta neumáticos. Se ven muchas luminarias inactivas. Los vecinos dejan de ir luego de que baja el sol, por los robos.
Puede verse basura de todo tipo a lo largo del lago artificial. Pablo Aguirre
Cientos y cientos de metros cuadrados verdes, cruzados por calles internas; pérgolas, sector de canchas de bochas, piletones predilectos para refrescarse en los veranos furibundos; un lago artificial que “viborea” por entre los árboles con sus puentecitos; caranchos flotando sostenidos en el aire desde las alturas y con sus alas desplegadas; fuentes y estatuas, un polideportivo siempre lleno de pibes jugando al fútbol, el centro de educación vial, una parroquia ahí cerca…
Otrora cementerio y “casa de pólvora” en la década del ‘40, no es difícil romantizar la belleza y la historia del Parque Juan de Garay, clavado en el corazón del barrio Roma. Ocurre que la realidad no se romantiza. Es o no es. Y por estos días, el emblemático “pulmón verde” de la ciudad se desluce por su falta de mantenimiento. Un equipo de El Litoral relevó su estado actual y la situación es poco alentadora. Lo que más impacta es el lago artificial, porque en muchos sectores abunda de basura.
La enumeración es larga. Hay áreas llenas de botellas plásticas y de vidrio, pájaros muertos en estado de descomposición, restos vegetales (ramas, troncos, hojas de palmeras) y hasta dos neumáticos viejos; cartones de tetra brick, pañales, ladrillos y otros escombros, latas de gaseosa y de cerveza -etcétera-, registró este diario. Más allá, las canchas de fútbol y de tenis.
Todo indica que esa basura es tirada por los propios vecinos: aquí hay un problema de respeto ciudadano respecto de los espacios públicos. Por otro lado, en una parte de la pared que contiene el agua del lago existe una rotura importante. En algunas áreas el césped está cortado, pero en otras no. Y las bajadas de esas paredes son peligrosas -sobre todo para los chicos-, porque hay hundimientos en la tierra, en la bajada al lago.
El Litoral contó al menos una decena de luminarias rotas, esto es, fuera de servicio. La gente del barrio advierte que por la escasa iluminación se generan arrebatos y robos aislados, y sólo pasean por el espacio público siempre y cuando haya luz solar: después de la hora 19, los vecinos se “guardan” en sus casas.
Alejandra vive en el barrio Roma y es habitual paseante del parque. “Ya de nochecita no venimos, porque esto se convierte en un lugar peligroso. No hay tanta iluminación. Nos conviene más este horario vespertino con luz solar, porque hay mucha gente haciendo deportes y otros vecinos jugando a las bochas. Es la mejor hora, porque te da seguridad. Cuando baja el sol, ya no vengo. Muchos otros conocidos de mi cuadra hacen lo mismo que yo”, dice.
Sí es cierto que hay situaciones de inseguridad, con robos y arrebatos aislados, dijo la ciudadana. “Pero esto cambia en el verano, porque hay muchas familias que vienen a disfrutar de los piletones y se quedan… Por otro lado, creo que debería educarse a la ciudadanía para que se lleve sus residuos, y no deje todo sucio en el parque. Es una cuestión de responsabilidad ciudadana. Fijate cómo está el lago; el olor es nauseabundo. Es una pena...”, opinó.
Una de las tantas luminarias fuera de servicio. Pablo Aguirre
“Que se haga la luz, por favor”
Hace 30 años que Juan Carlos es vecino de Roma. Su visión de la realidad actual del parque es un poco más dura: “Sinceramente estamos cansados de que esto sea una boca de lobo. La posta policial funciona, se ven las camionetas de la GSI... Pero el predio es tan grande que hay gente pendiente de cometer un robo o un arrebato. Pedimos que pongan más luces, por favor”, requirió.
Y Miguel, otro habitual paseante del Parque Juan de Garay, se manifestó en la misma línea: “Mirá para arriba y decime si hay alguna luminaria operativa. Apenas algunas de las calles internas, no las de los espacios de césped del parque. La falta de luz da lugar a los ladrones. Baja el sol y aquí no queda ningún vecino”, asegura.
Los vecinos aprovechan sólo los horarios vespertinos con luz solar para disfrutar del pulmón verde de barrio Roma. Pablo Aguirre
El diario constató que la posta policial funciona las 24 horas al día, con cuatro efectivos en turnos rotativos. “El trabajo es por rotación, dos y dos, las 24 horas del día, con dos jefes de guardia en el destacamento. También hacemos patrullaje por el parque. No estamos registrando actos de vandalismo, ni de arrebatos; sin embargo, creo que es cierto que faltan luminarias”, consideró a El Litoral un oficial de policía que solicitó reserva de nombre.
“Además, hay patrullaje preventivo de camionetas y de un cuatriciclo de la Guardia de Seguridad Institucional (GSI)”, aseguró el mismo efectivo consultado. Pero evidentemente, si se consideran los relatos de los usuarios habituales de espacio público, la escasez de luz genera “puntos ciegos ideales” para que actúen los delincuentes.
Respecto del funcionamiento de la posta policial, “la gente conocida me dice que los oficiales patrullan, y ante una eventual situación sospechosa se acercan respetuosamente para preguntar qué ocurre, y ponerse a disposición. También vemos cada tanto al cuatriciclo de la GSI”, apuntó Alejandra. Un familiar que la acompañaba agregó: “Falta más patrullaje”.
La posta policial está activa las 24 horas del día. Trabajan cuatro efectivos en turnos rotativos. Pablo Aguirre
Así las cosas, el tradicional lugar hoy se encuentra en una encrucijada: la escasa responsabilidad de muchos de sus visitantes en no cuidar el espacio público -dejando sus residuos por cualquier lugar, incluso tirándolos en el lago-, y la falta de mantenimiento por parte del municipio. Como último dato, los piletones están vacíos, no fueron acondicionados aún y se acerca la temporada estival.
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