Usted y su familia se preparan para celebrar la Navidad y el Año Nuevo. En medio de los preparativos y las compras de último momento, va a un kiosco -o una despensa chiquita de su barrio, por caso- y ve una góndola con pirotecnia. Esa góndola “desde el vamos” es ilegal: por ordenanza, en Santa Fe está prohibida la tenencia, producción, almacenamiento y venta minorista y mayorista de cohetería estruendosa.
Se queda mirando los “rompeportones”, bombas de estruendo y fuegos de artificio. Y de repente piensa: “Cuando tire estos cohetes, los chicos van a disfrutar, y los abuelos se van a reír de las mascotas corriendo histéricas por el patio. Seré la envidia de la cuadra”. Finalmente, compra la pirotecnia. Usted no se imagina el error que termina de cometer.
La pirotecnia puede tener severas consecuencias en la audición y, sobre todo, en la salud física y psíquica de varios grupos poblacionales: personas con espectro autista, con discapacidades, adultos mayores, bebés y niños.
También, a veteranos de la Guerra de Malvinas y, para completar el cuadro, a las mascotas de compañía (perros, gatos) e incluso a los animales de la fauna urbana, como los pájaros.
Advertencia con fundamentos
Bajo el lema “Lo que a vos te divierte, a mí me lastima”, la Red “Sin Pirotecnia es Mejor” de la provincia de Santa Fe -conformada por instituciones preocupadas y ocupadas en temas como el autismo, las discapacidades, proteccionismo de animales y del ambiente-, advirtió sobre las serias consecuencias de utilizar pirotecnia estruendosa.
También desde la entidad recordaron la vigencia de la Ordenanza Nº 12.429 sancionada en 2017, que declaró a la ciudad de Santa Fe como territorio libre de pirotecnia (ver más abajo, Alcances de la norma).
“La pirotecnia genera un ruido de alta intensidad e impulsivo, en términos técnicos. Esto significa que desarrolla todo su potencial en un lapso tan corto que no da tiempo a que el oído active su mecanismo natural de defensa”, explicó en diálogo con El Litoral Gabriel Piedrabuena, referente de la Red.
No hay ser humano de ninguna condición que esté protegido de la agresión sonora que provoca el estallido de la cohetería. “Es así que se producen distintos traumatismos acústicos que no se ven, pero que dañan las células auditivas. Y cada célula auditiva dañada es información sonora que las personas dejamos de recibir”, añadió.
¡Basta de bombardeo!
“Nuestra sociedad está conformada por un número mayoritario de personas que ya no quieren ser bombardeadas ni aturdidas durante las celebraciones. La gente prefiere disfrutar de la compañía de sus seres queridos sin tener que andar escondiendo ni consolando a nadie”, puso en contexto.
Los niños de hasta los 14 años que están expuestos a la pirotecnia “suelen sufrir daños permanentes, debido a que sus sistemas neurológicos, oculares y auditivos, todavía se encuentran en desarrollo”, agregó Piedrabuena.
Los adultos mayores también padecen el ruido de los cohetes. Crédito: Archivo El Litoral
Existen personas con espectro autista que son extremadamente sensibles a estímulos del ambiente. En este sentido, respecto del ruido y en el caso de la pirotecnia, ésta puede provocar (a quienes tienen autismo) “distintas crisis o convulsiones en algunos casos, además de otras reacciones negativas que las pueden llevar a autolesionarse”, explicó el referente de la Red.
Ocurre que las personas con espectro autista tienen la capacidad auditiva muy incrementada y perciben los estruendos de los cohetes como “una verdadera catástrofe”, con dolores muy intensos que los dañan y los lastiman mucho.
“Y respecto de los veteranos de Malvinas, los estruendos les hacen revivir las mismas emociones que sufrieron durante la guerra. Tiroteos, bombas, aviones, compañeros fallecidos... Es la tragedia emocional en su máximo esplendor”, subrayó el referente de la Red.
Mascotas y animales
A propósito de cómo cuidar a los animales de compañía -perros y gatos- de la pirotecnia, en la medida de lo posible hay que permitirles que ellos elijan el lugar donde permanecer, manteniendo puertas y ventanas cerradas.
En caso contrario, se recomienda encerrarlos en un espacio donde a través de música y un ventilador (para mantener aireado el ambiente), se puedan atenuar los ruidos del exterior. “No hay que sedarlos, dado que la sedación no impide que sigan escuchando los estruendos y se agrava el cuadro, porque a partir de ese momento ya no pueden manejar su cuerpo”, recomendó Piedrabuena.
Si se producen estruendos por cohetería, se recomienda no sedar a los animales de compañía. Esto agrava el padecimiento, porque al estar sedados, ya no pueden manejar su cuerpo y sufren por dentro. Crédito: Archivo El Litoral
En el caso de los animales de la fauna urbana -perros, gatos, caballos, aves en general-, a los estruendos “los sufren con taquicardias, paros cardíacos, jadeo, temblores, falta de aire, náuseas, aturdimiento, pérdida del control y miedo a morir. Es tal la desesperación en el caso de los perros, gatos y caballos que tienden a escapar de manera descontrolada”, explicó.
Las aves no resisten...
Y en el caso de las aves dentro de la fauna urbana, sus pequeños corazones no suelen resistir a los estruendos. “Cuando el estallido de la pirotecnia las sorprende en pleno vuelo, se aturden y desorientan a tal punto que suelen estrellarse contra las paredes y ventanas de casas y edificios. La desorientación que sufren suele dejarlas sin capacidad para retornar a sus nidos, donde están esperando sus pichones”, explicó Piedrabuena, que es proteccionista animal.
Con la pirotecnia padecen niños con autismo, adultos mayores, personas ciegas, bebés, enfermos, familias con integrantes con distintas discapacidades, excombatientes de Malvinas. También los perros, los gatos, los caballos y las aves.
“A todo este conjunto hay sumarle la invasión y el despojo del espacio público a manos de quienes se divierten de esta manera tan violenta. Queremos ser claros con esto: el dolor y el sufrimiento no son divertidos”, concluyó el referente de la Red.
Alcances de la norma
La Ordenanza Nº 12.429 sancionada por el Concejo Municipal el 12 de octubre de 2017, declaró a la ciudad de Santa Fe “territorio libre de pirotecnia”. En su artículo 2, prohíbe en todo el ámbito del ejido municipal “la tenencia, fabricación, manipulación, circulación, transporte, comercialización, depósito y expendio al público mayorista o minorista y uso particular de todo elemento de pirotecnia o cohetería”.
La norma define como artificio pirotécnico o de cohetería a aquel destinado a “producir combustión o explosión, efectos visibles mecánicos o audibles, estando incluidos todos aquellos que se enciendan o accionen mediante el uso de mecha, combustión o fricción”.
Excepciones
Sólo hay dos excepciones: el uso de “fuegos artificiales visuales” por parte de particulares e instituciones públicas o privadas (en tanto se trate de la organización y realización de espectáculos), previa autorización del Ejecutivo o aplicación competente designada por éste; y de las Fuerzas Armadas y de Seguridad y a sus integrantes “en el ejercicio de sus funciones específicas”.
Se imponen severas sanciones a quienes incurran en la contravención de la tenencia, fabricación, manipulación, circulación, transporte, comercialización, depósito y expendio al público mayorista o minorista y uso particular, de todo elemento de pirotecnia o cohetería”.