De la Redacción de El Litoral
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En la medianoche del 24 y del 31, la impresión fue que hubo menos explosiones que en años anteriores.
Y esta sensación fue corroborada por los comerciantes locales, quienes aseguran que hubo menos ventas de la tradicional pirotecnia estruendosa en favor de los efectos luminosos que no hacen tanto ruido. Todos coinciden en que hay una mayor toma de conciencia en torno a los riesgos de la pirotecnia y su efecto perjudicial en los animales.
“Se vendió, pero no tanto como otros años: hubo menos ventas de la pirotecnia de alto impacto y más de show de luces, que producen los efectos de los fuegos artificiales que se usan en los eventos. Creo que esto responde a la concientización de la gente en defensa de los animales”, comentó Augusto Cortopassi, del tradicional negocio que lleva el apellido familiar.
Esta opinión fue compartida por Leonardo Ambroggio, de Cotillón Fiesta. “El movimiento fue similar al del año pasado, pero se venden más efectos luminosos que los que hacen ruido. Esto está fomentado porque a mucha gente le molesta el estruendo, por los animales y porque el efecto de luces es más lindo”. En este sentido, reconoció que a la hora de recomendar un producto, los comerciantes se inclinan por estos artefactos menos estruendosos, ya que son más redituables económicamente, pero también porque son más seguros.
Cortopassi coincidió con que la tendencia es adquirir más los productos que generan un show de luces. “Son más caros porque son más sofisticados, pero también son más seguros. Tarde o temprano, estos efectos lumínicos van a reemplazar a la cañita voladora”.
Además de la toma de conciencia, el factor económico es clave a la hora de comprar. “La venta de pirotecnia ya viene bajando desde el año pasado. Por un lado, está el tema de la concientización, en el cual nosotros como comerciantes tenemos una responsabilidad. Por eso le enseñamos a los clientes cómo usar los productos y no le vendemos a menores. Pero también está la falta de dinero. Cada vez se hace más difícil llegar a fin de mes y la gente se mide con los gastos. Por ejemplo: los fuegos artificiales arrancan en los 200 pesos y no todos pueden disponer para ese gasto”, detalló Marcela Damato de Cotillón Fiesta.
¿Prohibirla?
En el Concejo, desde hace dos años, aguarda ser tratado un proyecto de ordenanza -de Ignacio Martínez Kerz (PJ)- para declarar a Santa Fe “territorio libre de pirotecnia”.
Consultados sobre esta iniciativa, algunos comerciantes mostraron su reticencia. “No se nos hizo ninguna consulta a nosotros, que somos los principales implicados. En la ciudad hay por lo menos 30 locales que viven de la venta de pirotecnia. Si se prohibiera, eso nos afectaría muchísimo”, señaló Leonardo Ambroggio.
Por su parte, Damato cuestionó: “Es un error creer que la venta de pirotecnia es sólo durante las fiestas porque se trabaja todo el año. Además, si tenemos que prohibir todo lo que haga daño, entonces se debería prohibir la venta de motos porque son las principales involucradas en los accidentes de tránsito.
No estamos de acuerdo con la prohibición desde el gobierno, sino con una toma de conciencia por parte de la gente”. En este marco, la comerciante se quejó por la falta de controles municipales.
“Personalmente, hice varias denuncias por venta callejera e ilegal de pirotecnia, pero no sacaron esos puestos. Es impresionante la cantidad de puestos que hay en los barrios de la ciudad, sin ningún tipo de control”.
En tanto, desde Cortopassi no criticaron el proyecto de ordenanza. “Llegado el caso, si no vendiera pirotecnia, en definitiva me estarían haciendo un favor porque cuando uno vende estos productos, está vendiendo algo de peligro. Por más que uno le explique al cliente cómo se debe utilizar, después siempre existe el riesgo de que no se los use con conciencia ni tomando todas las precauciones necesarias”.
Heridos
15 niños heridos por pirotecnia fueron atendidos en el hospital O. Alassia durante las últimas fiestas.
Para Año Nuevo, ingresaron siete menores, de los cuales cinco recibieron tratamiento ambulatorio y dos necesitaron ser internados. “Uno de ellos tenía un derrame en el globo ocular y una niña de 7 años tuvo que ser intervenida por una herida en el cuero cabelludo producida por el estallido de una bomba de estruendo. Lo alarmante es que en todos los casos se trataron de niños de entre 2 y 12 años, con un promedio de entre 4 y 6 años. Esto hace evidente una ausencia de responsabilidad por parte de los adultos”, señaló la doctora Susana Mauviel, de la Dirección de Atención Pediátrica del hospital.