Domingo 3.1.2021
/Última actualización 17:00
El martes 1° de diciembre marcó el comienzo de la temporada de verano en la ciudad. Dos semanas después de lo habitual (siempre se abre el 15 de noviembre), debido a que hubo que "acomodar" algunas cosas para poder empezar a recibir a la gente en las playas y paradores, teniendo en cuenta la situación de pandemia.
Más allá del arranque formal, los guardavidas iniciaron sus tareas con anticipación, para tratar de llegar de la mejor manera y poder brindar un servicio acorde.
No obstante, la realidad es bastante distinta a la que se esperaba y el último fin de semana, fue una muestra clara de ello: gente por todos lados sin respetar el distanciamiento ni los círculos demarcatorios, consumo excesivo de alcohol y hasta una pelea entre bandas. Todo eso, sobre la arena. Y en el agua, barcos y lanchas unidas formando "plataformas" que terminaban siendo pistas de baile.
En el medio de todo ese descontrol, se encuentran los guardavidas, quienes terminan muchas veces ocupándose de otras cosas, menos de estar atentos al agua.
Rocío Serra es una de las encargadas de los trabajadores en la Playa Este. "Empezó la temporada el 15 de noviembre de una manera distinta. Hace casi un mes y medio que estamos trabajando. Es diferente solo porque hay una pandemia, pero en la práctica es como siempre, porque con este calor la gente se acerca cada vez más a la playa y la verdad es que no cumplen con nuestras indicaciones de no entrar al agua y se meten igual. Se hace imposible frenarlos".
"Concurren en masividad, hay mucho alcohol y muchas cosas circulan acá. El distanciamiento es nulo. Pero además, en esta temporada nos encontramos con que el municipio, al no estar habilitada para bañarse el agua, no nos permite habilitar el boyado. Eso nos dificulta bastante el trabajo porque no podemos identificar las profundidades en el suelo. Donde uno puede estar haciendo pie, al lado puede haber un pozo y estar ahogándose un niño. De hecho, en la punta de la playa, tuvimos en tres días, cuatro rescates", explicó la guardavida.
Otro guardavida que dialogó con El Litoral fue Claudio Klepchyzk. "Tuvimos una gran afluencia de público durante este fin de semana largo, por ende los factores de riesgo se multiplicaron de una manera exponencial. Al no tener una delimitación física dentro de lo que es el espejo de agua, genera muchas dificultades para los colegas, desarrollar sus actividades de la mejor manera, al margen de la predisposición que uno tenga".
El plantel de Costanera Este consta en total con 14 guardavidas, divididos en dos turnos (mañana y tarde). Justamente a la tarde, donde hay más gente, son 9.
Al llegar a la playa, se pudo observar muchos de los círculos demarcatorios vacíos, y gente al lado tomando sol. "Los profesores están trabajando en el distanciamiento, pero la gente no hace caso. Igualmente, es mucha la cantidad de gente y los círculos no darían abasto, por una cuestión de espacio físico", aseguró Serra y agregó que "la gente ocupa toda la costa, no tenemos un sector delimitado. Están desde el Puente Colgante, abajo mismo tirándose al agua, hasta la punta donde llega la playa de paseo. Todo ese es nuestro territorio, en el cual estamos trabajando y tratando de prevenir el ahogamiento. Si bien sabemos que hay una pandemia, lo que nosotros evitamos y para lo que estamos es para que no se ahogue nadie. Y realmente sentimos que no se colabora con nuestra actividad, nos sentimos desamparados en ese sentido"
"La ausencia de seguridad oficial, produce una problemática que se desborda. Entonces distraemos nuestra actividad del agua para tratar, dentro de lo que está a nuestro alcance, de salvar determinadas situaciones que se producen", completó Klepchyzk.
Manuel Fabatía Los bidones amarillos atados con alambres. Las boyas improvisadas, hechas con recursos propios por los guardavidas.Los bidones amarillos atados con alambres. Las boyas improvisadas, hechas con recursos propios por los guardavidas. Foto: Manuel Fabatía
Dos bidones amarillos atados con alambre, y una bolsa de arpillera con arena para generar contrapeso. Eso estaban armando los propios guardavidas para armar una especie de boyado. ¿Por qué no hay uno normal? "Al no estar habilitados los lugares como balnearios, nos dicen que sería contradictorio ponerlo. Por eso es que tratamos de armar una especie de límite físico para que los guardavidas tengan una referencia en relación a determinadas profundidades para tener un mejor control sobre la gente. Esto lo venimos planteando desde hace un tiempo largo, pero lamentablemente los idas y vueltas de la política hacen que no tengamos respuesta", dijo Klepchyzk.
Sobre el final de la entrevista, ambos protagonistas dejaron sus respectivos mensajes.
"Le pedimos a la Municipalidad que vuelva a hacer público para que la gente se sepa que el agua de la laguna está contaminada, que tiene bacterias y puede causarle enfermedades, sobre todo a los niños que entran, toman y tragan el agua. Y que la gente sepa que cuando viene a la playa, debe mantener todas las normas de distanciamiento y protocolo y respetar las indicaciones de los guardavidas. Los grandes no colaboran y nosotros estamos, fundamentalmente, para cuidar a los más chicos" (Serra).
"Invitamos a los funcionarios de turno a concurrir a los balnearios en los lugares y días claves, para que corroboren que nuestras palabras no son azarosas ni infundadas. Sería muy importante que el funcionario vea y viva en carne propia para tratar de estudiar y planificar en consecuencia. El distanciamiento social es algo que necesitamos todos. Los guardavidas estamos expuestos permanentemente al contagio y es una situación que tenemos que tratar de eliminar" (Klepchyzk).
Al ser consultado por El Litoral sobre estas situaciones de descontrol en la Playa Este, el intendente Emilio Jatón dijo: "Son lugares públicos y a veces resulta difícil. Hay un acuerdo con los concesionarios de los paradores, también con los profesores de Educación Física que trabajan allí y lo propio ocurre con los guardavidas. Es muy complicado decirle a la gente que no vaya a un lugar público, y más aún hacer que cumplan con los protocolos. Lo hacemos, pero a veces tenemos nuestros límites también".