Estimulación temprana para pequeños con discapacidad
Preocupa a un grupo de padres la falta de sede para una escuela especial
Como carece de sede propia, la institución educativa Nº 2090 funcionaba en el Hospital de Niños. Pero por la pandemia se necesita ese espacio. El Ministerio de Educación gestiona un nuevo emplazamiento. Las familias reclaman mayor información porque temen perder estos espacios esenciales para los chicos.
Gentileza Escuela Especial de Estimulación Temprana Nº 2090 de la ciudad de Santa Fe.
La Escuela Especial de Estimulación Temprana Nº 2090 ha dejado de funcionar, como venía haciéndolo desde hace muchos años, en el Hospital de Niños Dr. Orlando Alassia de la ciudad de Santa Fe. La situación ha generado la preocupación de un grupo de padres y madres de pequeños que asistían a dicha institución, así como de instituciones relacionadas con la contención y la inclusión de las personas con discapacidad.
Entre estas últimas podemos citar a Cromosoma 21 Inclusivo Santo Tomé, una agrupación que lucha a favor de la promoción, la protección y el cumplimiento efectivo de los derechos de las personas con discapacidad. La entidad emitió recientemente un comunicado, por medio del cual "desea hacerle saber a la comunidad, a partir de la inquietud de un grupo de padres, la situación por la que atraviesa la Escuela Especial de Estimulación Temprana 2090".
Según lo explicado por Silvia Fernández, titular de Cromosoma 21, la Escuela Nº 2090 está trabajando actualmente "en tres instituciones que le prestan sus espacios físicos". Y estas condiciones se mantendrán, aclaró, hasta que el Ministerio de Educación de la provincia acondicione un lugar para la institución. "Ante la falta de información de parte los directivos del establecimiento y del propio ministerio", agregó, "los padres han sentido la necesidad de informar lo que está pasando, con la intención, además, de conseguir información oficial, a través de los carriles institucionales que corresponden".
"Como institución nos preocupa la poca claridad con que se ha manejado el tema, y comprendemos el temor de los padres, a la pérdida de estos espacios de construcción de ciudadanía que son esenciales, para las familias y los niños en su proceso de inclusión", amplió Fernández. "A pesar de estar en situación de pandemia y que consideramos fundamental priorizar a la salud, no podemos dejar de considerar desafortunada la decisión de no dar explicaciones oficialmente, ya que el acceso a la información relevante, es fundamental en toda comunidad y es un derecho de todos los ciudadanos, no un capricho", añadió.
Hace unos días, el director del hospital Osvaldo González Carrillo explicó a El Litoral las dificultades de espacios que hay en el efector, ya que en la actualidad tienen casi todas las camas ocupadas: "Tanto en cuidados mínimos como en terapia estamos casi al 90% por distintos virus como el sincitial respiratorio y el adenovirus. Por eso estamos gestionando nuevas camas de cuidados mínimos, que nos permitiría poder tener el espacio para ubicar a los pacientes que tengan necesidad de terapia intensiva", afirmó.
Se sienten excluidos
Cromosoma 21 mostró su preocupación en cuanto a que "en treinta y cinco años que tiene en funcionamiento la escuela, nunca se pensó en darle un edificio propio, así como tampoco se buscó la ayuda comunitaria, actuando como dueños de la institución, y dejando por fuera de las posibles soluciones a toda la comunidad santafesina".
"Apostamos a que toda la movida que están realizando los padres, a quienes decidimos acompañar, sea para bien y consigamos una pronta solución al problema edilicio", añadió Fernández. Por otro lado, remarcó que es necesario "que el ministerio deje de excluir a las comunidades educativas, que son una parte fundamental del sistema educativo", y empiece a gestionar de cara a las necesidades de las mismas, "no en base a principios burocráticos carentes de sentido".
En forma paralela a los conceptos de la referente de Cromosoma 21, también brindó su testimonio Natalia Cabaña, mamá de Valentino, un pequeño con Síndrome de Down que desde los cuatro meses acude a la Escuela Nº 2090. El viernes 23 de abril, Natalia concurrió al establecimiento educativo junto a su hijito y observó que algunos de los objetos de trabajo de los chicos estaban afuera de las aulas.
Natalia pensó que podrían estar desinfectando, o de limpieza profunda por la pandemia, pero cuando Valentino salió del aula con la docente que lo tenía a su cargo, esta le informó que a partir de la semana siguiente no se iba a trabajar de la misma manera, ya que debían dejar el lugar físico que estaban ocupando.
Como muchas madres, Natalia creía que la escuela pertenecía al hospital de niños. Para sacarse las dudas, empezó a indagar por Internet y allí se enteró que no, que el espacio físico en realidad era cedido por el nosocomio, pero que ahora tenían que desalojarlo, porque el efector de salud lo necesita. Quedaron en informarle a la semana siguiente, para aclararle cómo sería la continuidad de las actividades. Allí empezó a notar que su reclamo por mayor información y sus dudas en torno a esta situación eran compartidos por otros padres.
Natalia insiste en la importancia de la escuela, tanto para el bienestar de Valentino como para ella misma, porque allí todas las madres pueden aprender diariamente a luchar por las cosas que sus pequeños necesitan, desde una terapia y un trámite (cómo y dónde hacerlos), hasta la copa de leche en algunos casos.
Por eso mismo, Natalia no puede creer que "la escuela tenga 34 años y aún no cuente con un espacio físico propio". "Es increíble que carezca de una sede de su propiedad, provista con las comodidades que ellos requieren", dijo. También destacó lo importante que significa contar con un lugar así, no solo por el aprendizaje y el hecho de poder llevar a los chicos a la escuela, sino por toda la contención y el acompañamiento integral que allí se brinda (con psicólogos, médicos y demás). "Es muy triste que estemos pasando por esto", redondeó.
En busca de una sede
Desde el Ministerio de Educación informaron a El Litoral que se encuentran gestionando el nuevo emplazamiento para la escuela especial 2090. El último viernes, la directora provincial y la supervisora de Educación Especial, Analía Bella y Zulma Borgetto, junto a la delegada de la región IV, Mónica Henny, visitaron la posible nueva sede para la institución: la Casa Habitación de la escuela primaria 136 Gregoria Pérez de Denis.
El establecimiento, ubicado en 1º de Mayo 6801, es un ámbito que pertenece a Educación, por lo que "su estructura edilicia puede ser intervenida para el mejor funcionamiento de la escuela especial 2090, teniendo en cuenta que tendrá un ámbito estable y acorde a sus necesidades, con la convicción de que nunca se pensó dividirla y mucho menos cerrarla", según explicaron desde la cartera por medio de un comunicado de prensa.
De la dirección
El Litoral se puso en contacto con Patricia Berrone, directora de la Escuela Especial Nº 2090, quien confirmó que iban a empezar a realizar una serie de reuniones informativas para los padres que asisten a la institución. "Tenemos un lugar en otra escuela, que nos recibió maravillosamente, hasta tanto se ponga en condiciones la nueva sede", comentó Berrone sobre este tema. En los próximos días, aclaró, será enviado un comunicado de prensa, avalado por el equipo de trabajo que la acompaña, en el que brindarán mayor información al respecto.
La experiencia de "Franchu"
Gentileza Franchu durante su graduación, en febrero de 2021.
"Franchu" durante su graduación, en febrero de 2021. Foto: Gentileza
Carolina Risso Patrón y Héctor Leeuw son los padres de Francesca, "una bendición de 4 años", como ellos mismos definen a su pequeña hija, a la que llaman "Franchu". Francesca, que tiene Síndrome de Down, egresó de la Escuela Especial Nº 2090 en febrero de este año. Asistió al establecimiento desde que tenía un mes y medio de edad hasta diciembre del año pasado, por lo que gran parte de su vida la paso allí.
"Durante todo ese tiempo, Franchu fue protagonista de grandes logros, gracias a esa maravillosa institución y a todas las docentes que con profesionalismo, vocación y afecto aportaron su granito de arena, con su acompañamiento, su contención y un amor gigante hacia ella", describió Carolina a este medio. Pero no es solamente con nuestra hija, aclaró, sino "con todos y cada uno de los niños que asisten". "A todos se los estimula, se los educa y se los prepara en búsqueda de una mejor calidad de vida, dentro de las posibilidades de cada uno", resaltó la mamá de "Franchu".
Carolina también destacó que a la escuela asisten cerca de setenta pequeños con distintas capacidades y que "a todos se los trata por igual, sin importar el extracto social del que provengan". "Aquí hago especial hincapié, porque hay muchas familias carenciadas que la única oportunidad que tienen de darle una estimulación acorde a las posibilidades del niño es llevándolos a ese colegio", expresó.
"Muchas familias no tienen obra social ni recursos para asistir a las distintas terapias que un pequeño puede necesitar, entonces la institución, a partir de sus docentes, proporciona todo lo que necesitan", explicó Carolina después. "Los padres vemos con profunda tristeza como el colegio pasó a tener sus minutos contados en el lugar que ocupaba, porque el hospital necesita el espacio debido a la pandemia que estamos padeciendo", manifestó afligida.
"Este es el único espacio de contención y socialización para las familias de chicos con distintas discapacidades, por eso la situación es grave y muy triste. Necesitamos la ayuda y el apoyo de la sociedad santafesina, para que estos chiquitos, que tienen el corazón más grande que se puedan imaginar, tengan un lugar propio dónde los estimulen, eduquen, contengan y preparen para una verdadera inclusión", concluyó Carolina.