Cómo se prepara la ciudad de Santa Fe para la llegada del fenómeno El Niño
Se estima un aumento de las precipitaciones para el último trimestre del año y la crecida de ríos para el año próximo. ¿Cómo está infraestructura hídrica? ¿Qué se hizo en los últimos años?
Cómo se prepara la ciudad de Santa Fe para la llegada del fenómeno El Niño
Desagües entubados y a cielo abierto, canales, reservorios, defensas y estaciones de bombeo. Toda esa infraestructura se pone a prueba en cada lluvia en Santa Fe, una ciudad de llanura, con muy escasa pendiente y rodeada de dos ríos, que obliga a colectar y conducir el agua a través de ese complejo sistema para evitar anegamientos de las áreas pobladas.
Su mantenimiento es costoso. Se lleva un buen porcentaje del presupuesto municipal y, como no todo está construido, requiere de inversiones potentes para ampliar la red. Y, además, es permanente. No importa si impera La Niña, hay sequía y no cae ni una gota durante meses. El mantenimiento y los desagües que faltan hay que hacerlos igual.
Silvina Serra es la secretaria de Infraestructura y Asuntos Hídricos de la Municipalidad de Santa Fe. La semana pasada participó de una conferencia que organizó la Nación en la que se informó cómo se está monitoreando el fenómeno El Niño (aún en fase neutra) y cómo va a influir en la República Argentina. Estuvieron los ministerios nacionales de Seguridad, Defensa, Ambiente y Desarrollo Sostenible; la Dirección de Gestión de Riesgo; la Secretaría de Cambio Climático y el Servicio Meteorológico Nacional.
"Un promedio de los modelos de pronóstico, y aún con mucha incertidumbre, estarían arrojando la posibilidad de un Niño en el límite entre moderado y fuerte", contó sobre el escenario que se avecina.
¿Cómo se traduciría eso a esta zona? "Las precipitaciones aún son bajas, no hay indicios de que lleguen a ser ni mayores ni menores en el próximo mes; y sí se esperan lluvias mayores a las normales para el último trimestre del año. ¿Cuánto más? Es incierto", explicó.
Las alertas se encienden en una ciudad como Santa Fe porque el cambio climático viene generando lluvias concentradas de altas intensidades, cuando antes eran más distribuidas. No hay evidencia de un aumento de los montos precipitados: cae la misma cantidad de agua, pero en mucho menos tiempo. Y eso demora el escurrimiento.
Con este escenario, "creemos que vamos a tener aumento de las precipitaciones a fin de año, pero la crecida del río va a ser posterior, aunque no sabemos si va a ser importante. O sea, tenemos tiempo para prepararnos", aseguró la funcionaria.
Preparativos
Serra explicó que este tipo de eventos no se pueden trabajar de un día para el otro, por eso "nosotros venimos trabajando durante todo el año en base a una planificación que armamos después de la lluvia que tuvimos a los dos días de asumir, el 14 y 15 de diciembre de 2019, cuando cayeron 280 milímetros en 18 horas".
Esa lluvia extraordinaria, de recurrencia superior a los 100 años, dejó algo positivo: sirvió al equipo para entender qué pasaba en la ciudad, en qué estado estaba y cuáles eran los puntos críticos, para empezar a armar diagnósticos en base a los anegamientos que se produjeron.
Marcaron en el mapa los puntos de anegamientos frecuentes: en rojo, los que están en la zona de la ciudad que tiene alta infraestructura pero es escasa o vieja, donde se decidió hacer desobstrucciones con mayor frecuencia, aunque también podrían hacerse obras complementarias; y en lila, las zonas donde aún faltaban obras que es donde se avanzó con el plan de obras hídricas (líneas azules). La prioridad fue terminar el desagüe Espora, y luego siguieron los otros.
"Hoy podemos decir que avanzamos en 30 mil metros nuevos de entubados y saneados unos 3 mil hectáreas de ciudad. Cada punto crítico que teníamos marcado, tiene una obra", muestra Serra con el mapa en la mano. La mayoría de las soluciones llegaron al noroeste de la ciudad, pero también al sur (Centenario) y al este (Central Guadalupe y Colastiné Norte). "Hoy la ciudad está mucho más preparada que cuando llegamos para una lluvia fuerte", concluye.
Las obras se hicieron con financiamiento nacional y otras por administración, después de capacitar al personal municipal. ¿Y el gobierno provincial qué aporte hizo? "Hicimos 4 obras que ya estaban adjudicadas en la gestión anterior y con los fondos destinados: Centenario, Villa Hipódromo, Acería y Pompeya. Con esta gestión hicimos 1° de Mayo y nada más. Nuestro mayor financiador fue el Estado Nacional", declaró Serra.
Silvina Serra, secretaria de Infraestructura y Asuntos Hídricos de la Municipalidad de Santa Fe: "Nosotros venimos trabajando durante todo el año en base a una planificación que armamos después de la lluvia que tuvimos a los dos días de asumir, el 14 y 15 de diciembre de 2019, cuando cayeron 280 milímetros en 18 horas".
La tecnología como aliada
A la par se incorporó tecnología. Con apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo, Santa Fe fue la primera ciudad en Latinoamérica en contar con el sistema HydroBID Flood que diseñó el organismo. La herramienta permite modelar el sistema hídrico completo y muestra cómo funciona la ciudad en su totalidad ante eventos climáticos de distinta magnitud.
"Se le corre una lluvia, se define la recurrencia y el modelo te muestra dónde queda el agua acumulada", resume la especialista. La información basada en esta tecnología es clave para tomar decisiones en base a la evidencia: "Así fue que decidimos priorizar Camino Viejo; ahí desaguan 800 hectáreas de la ciudad de 7.500 que tiene en total. Faltaba una obra y cuando los recursos son finitos se elige en función de la que genera mayor impacto sobre la ciudad". Más información sobre esta herramienta aquí
Hasta aquí se explicó todo lo que tiene que ver con el drenaje dentro de la ciudad. Pero, ¿a dónde va el agua que colectan los desagües?
De los barrios el agua entra al sistema de drenaje, vuelca hacia el Este (Sistema del río Paraná) o hacia el Oeste (Salado) y va hacia canales de importantes dimensiones que conectan con los reservorios y las estaciones de bombeo. De allí, al río; por gravedad o por bombeo. Y esto también requiere mantenimiento.
Para poder hacer la limpieza de esos canales se incorporó una máquina de brazo largo. Y para tener información en tiempo real de los reservorios y de las estaciones de bombeo se colocaron sensores.
Antes fue necesario hacer un relevamiento minucioso, que incluyó mucho trabajo de campo, para obtener registros y saber cómo se comporta cada reservorio respecto a la estación de bombeo. "Empezamos a hacer mediciones, hicimos ensayos de bombeo, llenábamos los reservorios, prendíamos las bombas y medíamos. Construimos así el sistema de Gestión Avanzada, que comprende la modelación, el monitoreo y la base de datos, toda información que tiene también el personal de planta. Nosotros nos vamos y queda todo", aseguró la ingeniera hídrica.
La incorporación de tecnología -sensores y sistemas de modelación- permite el monitoreo permanente para adelantarse a posibles problemas o resolverlos en menor tiempo.
"Cuando empieza a llover, si hay una bomba que entra en falla o está apagada, lo vemos desde la computadora. Estas acciones nos dan capacidad para planificar. En riesgo hídrico nunca podés hablar de certidumbre, el riesgo siempre existe porque nunca sabés qué lluvia puede ocurrir. Lo que se hace es todo lo que se puede para mitigar: limpieza, desobstrucción, obras nuevas, monitoreo, mediciones y conocer el sistema. Y es lo que hicimos y seguimos haciendo", concluyó la funcionaria.