Lía Masjoan
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Lleva años deshabitado y esperando una restauración. Se hicieron proyectos, se estudiaron sus fallas, se armaron pliegos, se firmaron convenios. Y sigue de pie, cada vez más derruido en una zona en pleno auge y transformación. Ahora, el edificio del Correo Argentino, ubicado en 27 de Febrero entre Mendoza y Cortada Falucho, tiene un nuevo proyecto de restauración y de uso.
El gobierno de la provincia se lo envió el 30 de enero de este año a la Agencia de Administración de Bienes del Estado, de quien depende. Fue luego de una reunión que el propio gobernador Antonio Bonfatti mantuvo con el jefe de Gabinete de Ministros, Jorge Capitanich, en diciembre de 2013, en la cual se asumió el compromiso de agilizar las gestiones para la cesión del inmueble. Pero esto todavía no sucedió y el proyecto duerme en las oficinas nacionales.
Así lo confirmó a El Litoral Guillermo Rabazzi, subsecretario de Coordinación Técnica Administrativa del Ministerio de Justicia de la Provincia y quien lleva adelante las gestiones. Reconoció que desde ese momento no obtuvo “ninguna respuesta”, lo que impidió cualquier avance.
El funcionario dio detalles de las obras necesarias para su refuncionalización, las que a valores de enero de este año, totalizan una inversión de $ 31.826.200. La idea es que el gobierno provincial financie los trabajos a cambio de utilizar las instalaciones por una cantidad de años a convenir, que en una primera solicitud se estimó en 50 años, pero que todavía no se acordó.
Proyecto
El proyecto incluye arreglar desde el tercer al séptimo piso y el inmueble ubicado en calle Rivadavia, entre Mendoza y Primera Junta, conocido como la casa del personal jerárquico. Además, se propone restaurar la fachada, incluyendo la limpieza, la reposición de revestimientos y la recuperación de las aberturas, hoy totalmente oxidadas. Y poner en valor los espacios comunes del edificio, como las persianas exteriores, los ingresos y los ascensores. El plazo de obra se estimó en cuatro años.
El objetivo del gobierno provincial es trasladar allí las oficinas del Ministerio Público de la Acusación -que hoy funciona en la ex sede de Naranpol, en 1º de Mayo y Primera Junta-, del Servicio Público de la Defensa -que está en La Rioja entre San Jerónimo y San Martín- y del Centro de Documentación Rápida -en San Martín al 3000-, para ahorrar en el gasto de alquiler de los inmuebles donde hoy están funcionando esas oficinas.
Entre los puntos fuertes de la propiedad, la provincia destaca su ubicación, en un sector estratégico de la ciudad, a 100 metros del centro financiero y comercial; una salida directa a través de la avenida 27 de Febrero a la Ruta Provincial 168, que une Santa Fe con Paraná y a la autopista que la une con Rosario, y un fácil acceso a la red de transporte de pasajeros municipal, lo que constituye un potencial excelente para la instalación allí de oficinas de atención al público, como pretende.
Antecedentes
El primero en mostrar interés por este edificio fue el municipio de Santa Fe, quien en noviembre de 2008 firmó un convenio con el Correo Argentino para realizar un proyecto de restauración. Con un estudio minucioso sobre las patologías que presenta la construcción, elaborado por la UNL, la intención era repararlo para trasladar allí las escuelas del Liceo Municipal. Pero ante las dilaciones, finalmente se abandonaron las pretensiones y algunas de las escuelas comenzaron a funcionar en la estación Belgrano y las otras pretenden trasladarse al Molino Marconetti, una vez restaurado.
En 2012, el gobierno de la provincia manifestó su interés por restaurar el edificio a través de una nota firmada por el propio gobernador, que derivó en la firma de un convenio con el municipio y el Correo Argentino para adaptar el proyecto que ya había elaborado el gobierno local.
A seis años del primer intento, nada de esto se concretó. Y ahora se espera una resolución del gobierno nacional para finalmente recuperarlo y dotarlo de nueva actividad.
Falencias
Humedad, grietas y aberturas oxidadas son los principales problemas que presenta la construcción, según el relevamiento que hizo hace varios años la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la UNL.
En el exterior, hay dos elementos que han sufrido procesos de oxidación y corrosión, según este estudio: las carpinterías de chapa plegada que constituyen la totalidad de las aberturas y las chapas acanaladas utilizadas como cerramiento en el basamento de las aberturas de la fachada este. Las inclemencias climáticas y la falta de mantenimiento fueron la clave para que esto sucediera.
La humedad se produce por el ingreso de agua de lluvia desde cubiertas y paramentos verticales en las zonas superiores, como consecuencia de la inexistencia o falta de desagües pluviales, así como la falta o pérdida de capacidad aislante de los materiales de terminación exterior.
Prácticamente, las mismas falencias relevadas en el exterior se observaron muros adentro. La presencia de humedad en cielorrasos y paredes se produce prácticamente en todos los pisos y tiene origen en la filtración de agua proveniente de cañerías de servicios sanitarios o calderas. Esto ha generado desprendimientos de las terminaciones de yeso y revoques y, en sectores cercanos a aberturas, se han oxidado marcos y chapas.