Lunes 11.3.2019
/Última actualización 9:55
Faltan minutos para el ocaso. El micro de la empresa Helvecia con 54 pasajeros a bordo acelera por la Ruta 1 hacia el norte. Sólo diez son santafesinos que viajan hacia la costa. El resto, en su mayoría son vecinos de Santa Rosa de Calchines, también hay de Helvecia, San Javier y Cayastá. Vuelven a sus pagos después de una semana de trabajo o estudio en la capital. Los esperan sus seres queridos. El colectivo atraviesa la localidad de Arroyo Leyes y va a cruzar el puente hacia Los Zapallos. De pronto, lo inesperado. ¿Un desperfecto? El gigante cargado de gente cae al río. Hay 14 metros de profundidad. El reloj se clava en la espesura líquida y marrón: 18.40, viernes 20 de noviembre, 1970.
A metros del puente, un pescador observa la escena y rema a bordo de su canoa hasta el micro que se hunde. De los 55 ocupantes sólo seis logran escapar por las ventanillas y serán rescatados por Joaquín Escobar. Queda en la historia. Su apodo: “Tata”, el héroe del río.
De aquellos seis sobrevivientes de la tragedia de Arroyo Leyes que marcó para siempre la historia santafesina hoy sólo viven tres.
Unos 45 años más tarde, Gustavo Farabollini toma el mismo servicio hacia la costa. Paga el boleto en la Terminal capitalina, atraviesa la Ruta 1, el puente sobre el Leyes y esta vez llega a destino. La pesquisa del escritor santafesino es casi un tormento. Busca su mayor inmersión posible en la vivencia de aquellos pasajeros. Escribe una crónica literaria de no ficción. El libro se llamará “El puente de las ánimas”. Hay algo de exorcismo en esa obra. Es que en casa de su abuela materna cuando niño devoró este relato publicado en El Litoral, al que la revista “Así” le dedicó una edición completa de 34 páginas. Esas fotografías se le grabaron para siempre.
Los pescadores y vecinos de la orilla del arroyo Leyes aseguran que en las noches se escuchan gritos desde el río. Otros se arriesgan a decir que ven siluetas de gente y que las noches de luna llena se ilumina el chasis desde el fondo. Pese a que es sabido que el micro fue rescatado al día siguiente de la tragedia nadie se anima a negar el mito. A un año de cumplirse medio siglo de la caída, la historia late. Farabollini rescata entre cientos de imágenes la de una niña arrojada por la ventanilla por su madre, que luego se persigna y desaparece.
La pequeña de un año y un mes flota en el río gracias al pañal de goma. El “Tata” rema y la rescata. Entre los testimonios recogidos durante los dos años de investigación el autor logra hallarla y le da voz en su relato. No fue fácil porque Alicia ya no es Palavecino sino Poncelas Donati, el de los familiares que la adoptaron, y reside en Buenos Aires. Así recopila también la versión del resto de los sobrevivientes, la de los familiares de las víctimas y la de los testigos.
Archivo El Litoral Documento. La publicación histórica de El Litoral del sábado 21 de noviembre de 1970, al día siguiente de la tragedia.Documento. La publicación histórica de El Litoral del sábado 21 de noviembre de 1970, al día siguiente de la tragedia.Foto: Archivo El Litoral
“Cuando indagué, fueron apareciendo historias mágicas que al ser tan racional me descolocaron un poco”, reconoce Farabollini. Previo al libro, el autor publicó una crónica (“El héroe del río”) que rescata al “Tata” y fue distinguida como finalista del Concurso Federal de Relatos en 2015. “Después de esa publicación me contactó gente que me contó que iba a tomar el ómnibus y no lo hizo —dice—. Una señora, por ejemplo, llegó tarde a la Terminal, tomó un taxi para alcanzarlo, bajó la barrera de bulevar y Vélez Sarsfield, y lo perdió”, cuenta. “Un senador de San Javier vio el coche lleno y se bajó, entonces el chofer subió a un muchacho que viajaba a ver a su novia”, recuerda.
Todas esas historias junto a otras recopiladas fueron incluidas en el relato del libro.
Se espera que la presentación de “El puente de las ánimas” sea muy emotiva. Será el viernes 22 de marzo, a las 20, en el salón de UPCN Santa Fe, de Rivadavia y Tucumán. Allí estarán el autor, acompañado por su círculo literario, entre otros. Pero también estarán los tres sobrevivientes de la tragedia que siguen vivos (los otros tres fallecieron) y demás actores que aportaron su testimonio como piezas fundamentales para poder armar el rompecabezas que este relato.
En un guiño literario a Rodolfo Walsh, Farabollini reconoce que utilizó algunos recursos narrativos su estilo de no ficción. “Indagué cómo fue aquel 20 de noviembre de 1970 en la vida de cada uno de los sobrevivientes y lo reconstruí, luego hice en solitario el mismo viaje que ellos, tomando nota de cada detalle, y finalmente me aproximé a lo que pudieron haber sido sus sensaciones”. El escritor revela sobre el momento del hundimiento del colectivo que tomó los datos duros de lo que ocurrió, mientras que “donde lo que se conoce dejó huecos, entró la literatura, y me permití imaginar qué vivieron los protagonistas”.
—En tu viaje, ¿cuál fue la sensación al atravesar el puente?
—Sus estilo abovedado a tanta distancia del río da miedo. Las barandas bajas rotas en el mismo lugar del accidente, aunque debe haber sido a consecuencia de otro posterior, es una imagen muy fuerte.
“El puente de las ánimas” es una no ficción con aliento de novela, una historia llena de matices, de personajes particulares, del paisaje del litoral a veces apacible, manso como agua de arroyo. Un libro que rescata la dimensión humana en una tragedia que marcará para siempre la memoria de nuestra región” Selva Almada, escritora (prologa el libro)
“Hice en solitario el mismo viaje que ellos, tomando nota de cada detalle, y finalmente me aproximé a lo que pudieron haber sido sus sensaciones”
Mauricio GarínGustavo Farabollini nació en Santa Fe. Es profesor de Historia y Doctor en Educación. Sus trabajos fueron distinguidos en concursos nacionales e internacionales, como el Centro Latinoamericano de Administración para el Desarrollo, la Unión Personal Civil de la Nación, la Sociedad de Escritores de la Argentina, el Ministerio de Cultura de la Nación, y otros. Sus crónicas y relatos fueron publicados en revistas como Anfibia, La Ventana y Análisis; en antologías y diarios del país. Escribió dos novelas, inéditas. Coordina talleres de narrativa en Santa Fe, San José del Rincón —donde vive— y otros pueblos de la costa santafesina.