Ingenieros y operarios de la Dirección Provincial de Vialidad (DPV) inspeccionaron este miércoles por la mañana el estado del Puente Colgante, símbolo de la ciudad de Santa Fe, y verificaron la existencia de algunas cuestiones a reparar.
Ingenieros de Vialidad Provincial verificaron el estado estructural del viaducto. Hay tensores con filamentos cortados, un rigidizador inferior que cuelga sin bulones y agujeros en la cobertura de las pilas. Sin embargo, “no hay ningún inconveniente”, dijo el administrador de la Dirección Provincial de Vialidad, Pablo Seghezzo.
Ingenieros y operarios de la Dirección Provincial de Vialidad (DPV) inspeccionaron este miércoles por la mañana el estado del Puente Colgante, símbolo de la ciudad de Santa Fe, y verificaron la existencia de algunas cuestiones a reparar.
Para realizar dichas tareas de rutina debió interrumpirse el tránsito vehicular sobre el viaducto durante la mañana, entres las 8 y las 14 horas. Sólo pudieron circular peatones y ciclistas mientras los operarios en camionetas y grúas de Vialidad revisaban cada parte del gigante de hierro y cemento.
“La semana pasada inspeccionamos todo el estado de las lozas y la parte de abajo del puente, junto a la Prefectura”, dijo el administrador de la Dirección Provincial de Vialidad (DPV), Pablo Seghezzo, parado junto a las letras corpóreas de la ciudad, en la cabecera oeste del puente, sobre la Costanera santafesina.
“El puente tiene 100 rigidizadores para que no se mueva los días de viento, ya que es un puente colgante. Detectamos que 99 estaban bien colocados y encontramos que a uno le faltaba los bulones, así que debemos colocarlos, seguramente lo haremos la semana que viene”, explicó el funcionario, y dijo luego que “no será necesario volver a cortar el tránsito, porque lo que hay que hacer es por abajo”. Luego explicó que “el mantenimiento del puente es fundamental, si uno chequea el estado y va reparando lo que ve, los costos de mantenimiento son mucho menores”.
Más adelante, el titular de Vialidad mencionó que “el resto de la loza está perfecta, sin ningún tipo de rajaduras, así que lo que analizamos hasta ahora, todo 10 puntos, no hay ningún inconveniente”.
“Ahora estamos verificando el resto de la estructura y el cablerío”, explicó Seghezzo, en relación a las tareas llevadas a cabo este miércoles. “Seguramente la semana que viene tendremos la información sobre lo que arrojen estos otros estudios”, anticipó.
-Algunos tensores de acero galvanizado están deshilachados, con filamentos cortados -apuntó El Litoral.
-Bueno, eso es justamente lo que tenemos que estudiar ahora -admitió Seghezzo.
-¿Cómo se reparan?
-Habrá que ver el grado de avería que tienen y decidir si hay que cambiarlos.
-También se observa a simple vista que las estructuras de cemento que recubren las pilas del puente tienen agujeros, ¿los van a reparar?
-Lo vamos a analizar y veremos cómo lo repararemos, obviamente.
El Puente Colgante fue inaugurado en el año 1928, se cayó en 1983 y lo reconstruyeron en 2002. El 8 de junio pasado cumplió 96 años. Lleva el nombre del "Ingeniero Marcial Candioti" -era el director de Obras Sanitarias de la Nación cuando se aprobó el proyecto-, es Monumento Histórico Nacional y símbolo de la ciudad fundada por Juan de Garay. Se trata de una preciosa obra de ingeniería. Una antigua estructura de hierro que tras desmoronarse fue levantada nuevamente en hierro y cemento, y está sostenida por tensores desde dos grandes antenas.
La construcción del viaducto original se inició en 1924, impulsada por el ingeniero Antonio Paitoví. Los trabajos de construcción de los pilares de soporte estuvieron a cargo del ingeniero Alberto Monís, mientras que la estructura metálica fue adjudicada a una sociedad francesa de empresas, compuesta por la Societé des Chantiers et Ateliers y la M. G. Leinekugel le Cocq, ambas con base de operaciones en Gironda, Francia.
La construcción del puente se realizó en dos tramos. Las bases estuvieron a cargo de Obras Sanitarias de la Nación, mientras que, en 1925, se terminaron los anclajes y se trajo por agua la estructura metálica desde Cherburgo, para su posterior emplazamiento sobre los pilares ya armados.
Las pruebas de resistencia de cargas del puente se habían iniciado el 28 de abril de 1928, bajo la atenta mirada del ingeniero León Germain, representante de la constructora francesa, junto a los especialistas y autoridades locales. Tras casi dos meses las autoridades consiguieron las habilitaciones y finalmente el 8 de junio de 1928 lo inauguraron, sin actos públicos ni fanfarria; detalle que se repetiría en su reinauguración, el 7 de septiembre de 2002.
Luego de 55 años de vida, el puente se cayó por la fuerza del río durante una creciente del Paraná -la Setúbal es un afluente- en 1983. Permaneció inutilizado casi dos décadas.
El puente cuelga sostenido por tensores de acero desde dos antenas de 30 metros. Son 22,7 kilómetros de cables galvanizados. Cada cable está debidamente calculado para que trabaje su estructura y sostenga la calzada. Por el desgaste provocado por el paso del tiempo los cables fueron reemplazados en 1967, tras la inundación del año anterior. Las cámaras de anclaje de los tensores ubicadas en ambas costas tienen desde los pórticos de ingreso hacia tierra adentro 50 metros de largo y 13 de profundidad.
La fuerza del agua le jugó una mala pasada en el '83, cuando arrasó con la antena este y tiró el puente abajo.
El nuevo puente conserva algunas piezas con valor histórico de la antigua estructura. Conjugar esas antiguas piezas junto a las nuevas fue un gran desafío para los ingenieros que lo levantaron. Lo más llamativo es que el viejo puente tenía calzada con estructura de hierro y maderas abulonadas, entre las que se podía ver por debajo el río. En cambio la nueva estructura reemplazada en este siglo es de hormigón. Son veinte tramos de loza (de 15 metros de largo cada una) cuyo peso total suma 1.600 toneladas.
Además, el tramo oeste conserva la antigua barandilla que pudo ser rescatada y reutilizada, al igual que la antena, las que le otorgan su sello francés. En cambio, la nueva antena (este) que reemplaza a la original fue construida en la ciudad de Esperanza en seis módulos soldados (sin remaches) y pesa 80 toneladas, a diferencia de la oeste (original) que pesa 110 toneladas.
Cada antena divide al puente en tres tramos asimétricos. El tramo oeste mide 75 metros, desde la orilla hasta la antena. El tramo central -entre las antenas- mide 150 metros. Y el este, 70,4 metros. ¿Por qué la diferencia entre los tramos este y oeste? Porque la nueva antena este fue levantada unos metros más cerca de la orilla que la predecesora que se cayó. El corrimiento fue necesario para poder fundar el pilote subterráneo, a 50 metros de profundidad bajo el lecho del río.
Otro detalle que diferencia al puente nuevo del original es la altura del tablero. Para facilitar la navegación, el actual es 1,5 metros más alto que el anterior. Y los caños de agua que pasan por debajo del tablero no cumplen ninguna función, mientras que los del antiguo puente traían el agua a la planta potabilizadora de barrio Candioti Sur desde el río Colastiné (ahora ese agua se transporta por los caños bajo el puente Oroño), porque el Colgante original era también un puente – acueducto que reemplazó a dos anteriores y más precarios.
En cuanto a la iluminación, antes el puente tenía farolas y desde el año 2017 cuenta con 320 artefactos lumínicos inteligentes que despliegan distintos colores que cambian durante la noche.
Cabe recordar, por último, que en abril pasado fue detenido un hombre cuando se robó parte del cableado y sistema de iluminación del puente. Fueron 40 metros de cableado y tapas protectoras de conexiones eléctricas.
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